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Otros mitos de antenas móviles

Los operadores móviles tienen sus ojos puestos en la legislación que se debe articular para regular la distancia entre las antenas que forman parte de sus redes.

David Mayorga
24 de abril de 2013 - 10:00 p. m.

A la par de la subasta de 4G, los operadores móviles en Colombia tienen sus ojos puestos en la legislación que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), por orden de la Corte Constitucional, debe articular para regular la distancia entre las antenas que forman parte de sus redes, con el fin de preservar la salud de los colombianos.

De hecho, fue uno de los temas centrales en el Congreso que GSMA, organismo que reúne a los principales operadores del mundo y la región, inauguró ayer en Bogotá. Su posición es clara: a la hora de regular, no hay que dejarse llevar por los múltiples reportes de dudosa procedencia que se encuentran en internet.

Este debate tiene sus orígenes en los años 90, especialmente en Suecia, país que inició las primeras investigaciones después de que sus ciudadanos alegaran problemas como la hipersensitividad (como alteraciones químicas o fisiológicas en sus organismos), alegando ser producto de la cercanía a las antenas móviles. Sin embargo, organismos como el Instituto de Ingenieros Electrónicos y Eléctricos, de Nueva York, han realizado más de 40 estudios con una población superior a las 500 personas, sin encontrar una correlación científica.

“Hay un componente psicológico. Este problema nunca existió ni con las antenas de radio ni de televisión, que son más potentes”, asegura Paolo Vecchia, expresidente de la Comisión Internacional sobre Protección frente a Radiaciones No Ionizantes.

Otro ángulo del debate es su impacto económico sobre la operación y las inversiones de la industria móvil. Decisiones similares a las adoptadas en Francia a principios de la década pasada, creando zonas de exclusión para las antenas alrededor de escuelas o hospitales, fueron reservadas por los mismos comités legislativos, que pidieron adoptarlas. Una historia que los operadores buscan no repetir en Colombia.

“Hemos realizado estudios en los que encontramos que, si se designan zonas de exclusión de 500 metros para la instalación de antenas, habría que quitar cerca del 50% de las instaladas en grandes áreas urbanas. Y en una más densamente poblada, como en el centro de Bogotá, habría que retirar el 90%. Si eso sucede, el servicio se suspende”, comenta Jack Rowley, director de Investigación y Sostenibilidad de GSMA.

El Ministerio de las TIC apenas inicia sus estudios para emitir la normativa al respecto.

dmayorga@elespectador.com

 

Por David Mayorga

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