"Pop-up", la moda como empresa itinerante

En tiempos de redes sociales, Vanessa Di Palma, creadora de Farasha, cuenta cómo su negocio de servicios a diseñadores emergentes prefiere el trato uno a uno con los clientes.

Lucety Carreño - @LucetyC - lcarreno@elespectador.com
05 de marzo de 2019 - 02:00 a. m.
En 2009, Vanessa Di Palma fundó Farasha, una empresa que apoya a diseñadores emergentes.  / Daniel Álvarez
En 2009, Vanessa Di Palma fundó Farasha, una empresa que apoya a diseñadores emergentes. / Daniel Álvarez

Vanessa Di Palma nació en Montevideo, Uruguay. Cuando tenía siete años se mudó con su familia a Estados Unidos, en busca del “sueño americano”. Creció en Nueva York, la capital de la moda, un tema que siempre le gustó, pero que nunca fue capaz de confesar ante sus padres porque sabía que no la iban a tomar en serio. Entonces decidió estudiar negocios y relaciones públicas. Tras graduarse creó, junto con una amiga chilena, una empresa de relaciones públicas, comunicaciones y anuncios enfocada en el mercado latino. Sin embargo, luego de seis años, no quiso seguir porque no era su pasión, pese a que le generaba muy buenos ingresos. (Le puede interesar: “La moda conversa con otras industrias”: Maite Cantero)

Di Palma dejó atrás la empresa y volvió a la universidad para hacer un máster en estudios de empresa y liderazgo. En 2009 hubo una recesión en EE. UU. y todas las boutiques estaban cerrando. No era el momento para crear un negocio de ropa, pero, aun así, lo hizo. Se las ingenió para ofrecer un concepto diferente: Farasha, una empresa que presta sus servicios a diseñadores emergentes mediante la creación de boutiques pop-up, es decir, temporales e itinerantes, en lugares específicos de Estados Unidos.

Estas tiendas se montan en espacios vacíos, festivales o tiendas. En términos de moda también son llamadas boutiques efímeras. El concepto se trata de espacios creados para que su vida comercial sea pasajera.

La fundadora de Farasha participó en la sexta edición del foro “Women Working for the World”, que se realizó en el club El Nogal, en Bogotá, un espacio para la reflexión sobre temas de género y desarrollo sostenible en el país. Di Palma dio una conferencia sobre moda, liderazgo y empoderamiento. Además, reforzó la idea de que la ropa sirve para impactar en las relaciones y en cómo nos perciben. Hablamos con ella sobre su modelo de negocio. (Le puede interesar: Exportaciones manufactureras crecen 11,8% en enero de 2019: Mincomercio)

¿Cuál fue la necesidad que dio origen a Farasha?

Consistía en trabajar específicamente con diseñadores emergentes de todo el mundo y apoyarlos mediante un pop-up, que son tiendas temporales. Busqué mercados de mujeres que querían cosas diferentes y tenían el capital para adquirirlo. Ahí vi una necesidad de mercado. Mi primer pop-up fue durante un festival en Los Ángeles, al que fue gente de Nueva York y otras ciudades del mundo en busca de moda de nicho. Busco a los diseñadores durante mis viajes, que realizo con frecuencia en compañía de mi esposo. Me gusta verme con los diseñadores, conocer la ropa, que me muestren cómo la hacen y tratar de darles una plataforma en Estados Unidos para que puedan vender.

¿Qué hace diferente a Farasha?

Con la globalización podemos comprar el mismo vestido de la marca Inditex en Bogotá, París o Nueva York. Todo es lo mismo. Por eso creo que hay mucha gente creativa, con mucha pasión, dispuesta a hacer crecer una compañía con diseños exclusivos.

¿Qué ofrece este concepto además de la ropa?

Durante 2010 y 2011, mi compañía creció y ofrecimos servicios como estilistas, producción de fotografía y videos personalizados, y relaciones públicas para marcas. Brindamos todos los servicios para ayudar a diseñadores y compañías que están tratando de tener más éxito.

¿De dónde son los diseños y a qué mercados busca llegar?

Son de todo el mundo. Me gusta ir a la Semana de la Moda de Nueva York, pero prefiero buscar a los diseñadores en lugares más pequeños. Antes de ir a un país también busco en internet a diseñadores independientes. Me encantaría hacer un pop-up en Suramérica, específicamente en Uruguay, donde nací, pero lo más difícil es importar y exportar. Los precios son muy elevados. Por ejemplo, pagamos US$200 por una chaqueta en Estados Unidos, y al traerla a Suramérica nos tocaría cobrar cuatro veces más. Eso no me hace sentir bien, porque quiero que los precios sean competitivos. Asimismo, en el futuro me gustaría hacer algo con Mercosur en Uruguay y Brasil.

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¿Qué tipo de diseño y ropa ofrece?

Ahora todo el mundo es muy casual. Todos se ponen vaqueros. Eso permite ofrecer precios más accesibles. Siempre estamos haciendo las boutiques en mercados específicos, porque sé que hay un mercado de mujeres que van a pagar un poquito más, porque entienden que es un diseñador emergente, que no siempre hace las cosas a mano, pero definitivamente no es fast fashion.

¿Cómo define su modelo de negocio?

Mi modelo de negocio es creativo y flexible. Tenemos una estrategia para ir a mercados en los que vamos a vender. A mí me sirvió el haber crecido en Nueva York, porque siempre te dicen que si haces un pop-up en Nueva York y funciona, lo puedes hacer en cualquier lugar del mundo. Los mercados que tienes que visitar para que las personas de la industria te respeten y puedas hacer más proyectos son Los Ángeles y Nueva York. Sin embargo, los mercados en los que haces más dinero son los pequeños, porque es un mercado de nicho, que tiene más dinero, que va a gastar un poco más.

¿Cómo utiliza las nuevas tecnologías para promocionar la empresa?

Contamos con una página web, pero honestamente no tenemos mucho éxito con eso, porque todos los diseñadores emergentes son diferentes, y las compradoras quieren tocar la ropa, se la quieren poner, la quieren probar. Ahora tengo más éxito trabajando con clientes uno a uno. Lo que ofrezco no es una de esas cosas que la compras en internet, es una compra más personalizada.

¿Cuáles son sus consejos para emprender?

Pienso que en la moda hay mucha gente que está tratando de ser algo que no es. En las redes sociales siempre ves cosas lindas, pero no son la realidad. Además, es importante encontrar mentores, personas que te guíen y te sean sinceros, así que las conexiones también son claves. Te voy a ser sincera, no tuve éxito desde el primer día. Los primeros dos o tres años fue muy duro, pero luego de mucho esfuerzo estoy viendo los resultados. Vas a necesitar dinero, así que es necesario buscar apoyo de inversionistas.

¿Cómo ve en un futuro a Farasha?

Por ahora solo estamos en Estados Unidos, pero me encantaría hacer algo en Suramérica o en Europa. Lo importante es hacer las cosas bien, manejarlo con estrategia, porque mi objetivo es hacer dinero. Esa es mi pasión, pero si va a ser una empresa, esta tiene que generar ingresos.

Por Lucety Carreño - @LucetyC - lcarreno@elespectador.com

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