¿Qué pasará con la economía si la pandemia empeora?

Desde la perspectiva externa, un incremento en la expansión del virus generaría cambios estructurales en el comportamiento de empresas y hogares e interrupciones en las cadenas de suministros, advierte el Gobierno.

Jorge Sáenz
21 de julio de 2020 - 02:00 a. m.
¿Qué pasará con la economía si la pandemia empeora?
Foto: Getty Images - dane_mark

En la medida en que se materialice una recesión económica más profunda en los meses que restan de 2020, como consecuencia de una mayor expansión del nuevo coronavirus, se daría una recuperación más lenta del aparato productivo el próximo año. Esta situación impactaría la expansión de la economía en el mediano plazo.

Una mayor duración y magnitud del choque podría, a todas luces, provocar extensiones de las medidas de aislamiento, afectando el desarrollo de la actividad productiva, las cifras de empleo, el dinamismo del consumo, la inversión y la solvencia financiera, señala un informe del Gobierno. “El escenario de recuperación y crecimiento económico en el mediano plazo está enmarcado dentro de un contexto de alta incertidumbre”, dice el documento.

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En caso de que la expansión del virus se dispare en Colombia, la contracción económica de 2020 podría llegar a -7,9 %, frente a -6,1 % en el escenario que supone un solo brote, en donde el consumo privado y la formación bruta de capital serían los componentes del PIB más afectados, precisa un trabajo de la OCDE, citado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo. “Rebrotes del COVID-19 que impliquen cuarentenas cada vez más estrictas nos moverán hacia el escenario más pesimista de - 7,9 %”, recalca Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.

En un escenario con un segundo brote, el crecimiento de la economía proyectado por la OCDE para 2021 sería de 2,8 % y ya no del 4,3 % estimado inicialmente. De esta forma, una mayor recesión generaría impactos negativos sobre la capacidad productiva instalada y haría más profundos los efectos sobre el empleo, impactando directamente el nivel potencial del producto y ralentizando el período de recuperación en el mediano plazo, advierte el trabajo del organismo internacional.

Para Mauricio Santamaría, presidente de ANIF, un segundo rebrote sería un golpe muy duro para la economía, el ingreso de los hogares, el desempleo y la pobreza. “Podría llevarnos a un escenario aún más negativo del que estamos, con un decrecimiento de la economía que podría superar el 7 % y tasas de desempleo mayores al 25 % si esos rebrotes no se manejan con prudencia”, advierte.

Las medidas implementadas por el Gobierno han buscado evitar la materialización de los riesgos para minimizar los impactos de la pandemia en el crecimiento económico del país. “Uno de los factores detrás de la recesión son los confinamientos”, reconoce Marcela Eslava, decana de economía de la Universidad de los Andes. “Entre más estricto y generalizado el confinamiento, mayor la afectación económica”, asegura.

Como otros destacados analistas de la academia, Eslava argumenta que “minimizar la profundidad de la crisis requiere mantener los confinamientos al nivel mínimo realmente indispensable, y en su lugar optar por estrategias que permiten convivir con el virus, como robustecer la capacidad del sistema de salud, hacer pruebas, rastreo de contactos y aislamiento efectivo de contagiados y sus contactos”.

Mejía coincide en que “cuarentenas generalizadas y estrictas ya no son una opción recomendable, a menos que haya una situación absolutamente inmanejable en el sistema de salud”. El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, insiste en que “la palabra clave es incertidumbre (…) nosotros no conocemos cuál va a hacer la evolución de la tragedia en salud pública y sus implicaciones económicas, pero estamos simulando que la economía va a funcionar así”.

Fedesarrollo, en cabeza de su director, coincide en que “es acertada la estrategia de cuarentenas localizadas para evitar los costos económicos asociados con las generalizadas, pero no descarto que se tenga que acudir a aislamientos más estrictos si la dinámica de contagio continúa empeorando. Creemos que el Gobierno debe complementar el PAEF (Programa de Apoyo al Empleo Formal) con un programa de subsidios a la creación de empleo formal, subsidiando la contribución a pensiones, cajas de compensación y ARL, equivalentes al 16,5 % del salario”.

Por su parte, el presidente de ANIF estima conveniente que “se podrían aplicar cuarentenas estrictas pero sectorizadas, que no son tan costosas para los hogares y el empleo. Es clave que los gobiernos locales entiendan esto y que se haga un esfuerzo adicional para terminar de instalar los ventiladores requeridos. También es clave que todos seamos disciplinados en cuanto al uso de tapabocas, evitar aglomeraciones y el aseo”.

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El ministro de Hacienda admitió que “en materia económica ya tocamos fondo”. Ahora se espera que comience la recuperación, en caso de no presentarse más piedras en el camino, como las que advierte Eslava: “Otro factor tras la afectación económica es el cambio de comportamiento de las personas que, para evitar contagiarse, llevan al mínimo muchas de las actividades en las que realizaban compras de bienes y servicios. La ocurrencia de un pico de contagio, especialmente uno que desborde al sistema de salud, lleva esos cambios al extremo y, por tanto, magnifica el daño económico. Por eso le conviene también a la economía que el nivel de contagio se mantenga en un rango que el sistema de salud pueda manejar”.

Acciones e ingresos del Gobierno

El Ministerio de Hacienda admite que, desde la perspectiva externa, un rebrote del virus generaría cambios estructurales en el comportamiento de empresas y hogares e interrupciones en las cadenas de suministros.

Esta situación afectaría el crecimiento de la economía colombiana a través de menores precios del petróleo y un freno del dinamismo de los socios comerciales del país. Para el ministro Carrasquilla, es preocupante el proteccionismo que se está registrando en economías importantes. “Desafortunadamente estamos viendo en algunas latitudes una actitud más proteccionista”, alertó.

Pese a estas circunstancias, el Gobierno considera que a partir de 2021 haya un incremento en el recaudo tributario derivado del proceso de modernización de la DIAN, debido, entre otros factores, a la plena implementación de la factura electrónica a partir de 2020.

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Pero se mantiene en firme la intención de llevar al Congreso una reforma fiscal. “Tenemos que tener una reforma fiscal que nos permita recuperar los dos puntos del PIB que nos quedarán de hueco por esta emergencia (pandemia)”, señala el viceministro general de Hacienda, Juan Alberto Londoño. Esa reforma tributaria se encaminará a expandir la base de las personas que tributan, poniendo más población a declarar renta y suavizar los tributos corporativos. Igualmente, se considera enfilar acciones hacia obtener mayores ingresos con los impuestos verdes.

El Ministerio de Hacienda proyecta “que los ingresos tributarios tengan una tendencia creciente entre 2021 y 2024, para posteriormente permanecer relativamente estables en niveles promedio de 14,5 % del PIB”.

El director de Fedesarrollo estima que para salir bien librados de los mayores costos por la pandemia se debe “acelerar la implementación de un plan de choque de infraestructura pública, con los $7 billones de regalías que están pendientes de aprobación. Y continuar profundizando los programas de apoyo a hogares pobres y vulnerables, ojalá aumentando los montos entregados a cada familia”.

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