Seis confeccionistas se unieron para lanzar al mercado Creo, una línea de tapabocas de uso médico.
Foto: Cortesía
La moda, al igual que toda la experiencia humana y el resto de la economía, se topó con la cuarentena de frente. Con los comercios cerrados, la gente en casa y la pérdida del poder adquisitivo, las posibilidades de vender productos se redujeron drásticamente.
Sin embargo, cumpliendo con la naturaleza del sector textil y confecciones de reconstruirse para adaptarse a las adversidades se abrieron dos posibilidades: las ventas en línea y la producción de prendas de protección.
Por Lucety Carreño Rojas
Comunicadora social de Uninpahu, vinculada a El Espectador desde 2016. Periodista de moda y negocios. Directora de El Hilo, el formato audiovisual de moda de EE.@LucetyClcarreno@elespectador.com
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