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Ruta para el mercado de la moda

La Asociación Textil de Portugal, con industriales europeos, identificó las cinco tendencias de la realidad mundial que condicionarán la industria textil en los próximos cinco años. La cultura y la geopolítica son los aspectos claves.

María Alejandra Medina Cartagena / Medelín
30 de julio de 2015 - 03:24 a. m.
Paulo Vaz es el director general de la Asociación Textil y de Vestuario de Portugal (ATP). / Alejandra Medina
Paulo Vaz es el director general de la Asociación Textil y de Vestuario de Portugal (ATP). / Alejandra Medina

Paulo Vaz es el director general de la Asociación Textil y de Vestuario de Portugal (ATP), que reúne a más de 500 empresas. Estuvo en Colombiamoda 2015 presentando las tendencias del mercado que él y su equipo identificaron el año pasado, nutridos de un estudio hecho desde 2011 con industriales españoles e italianos. En entrevista con este diario, explicó cómo las pautas que demarcaron le pondrán condiciones al negocio de la moda, por lo menos, de ahora a 2020 (ver recuadro).

Europa negocia actualmente un acuerdo comercial con Estados Unidos. “Hablamos de crear una región de comercio libre en el que de un lado tenemos un mercado de 300 millones de consumidores ricos y, al otro lado, uno de 500 millones de consumidores ricos”, dice Vaz. Pero, mientras la economía más grande del mundo mantiene su distancia con China, Europa no deja de ser “coherente con su política de apertura de Occidente a Oriente”.

China sigue siendo un líder empresarial pero, por costos que se elevan localmente en ese país, está llevando su producción a otros países. Al tiempo, el éxito del crudo de esquisto ha hecho a Estados Unidos prácticamente autosuficiente en materia energética, a la vez que los países de Europa desarrollan energías alternativas que pueden hacer que toda la manufactura que tienen en Asia sea más barata en el viejo continente.

Sacar de Asia las fábricas que marcas de Estados Unidos y Europa tienen allí eliminaría muchos puestos de trabajo.

Sí y no. Diría que tenemos que mirar que la realidad política y económica es dinámica, en cambio permanente. Lo que ocurre hoy en China o India es que al tiempo que en esos países se desarrollan o se crean nuevas oportunidades, se están volviendo sociedades de consumo, eso abre oportunidades en la propia industria. Lo que ha sido en China una industria muy organizada para exportación, hoy es una industria más equilibrada, con una parte para exportar y otra para atender el mercado interno.

¿Las tendencias que ustedes identificaron deberían tenerlas en cuenta las industrias textiles de todo el mundo?

Sí, porque todas van a ser tocadas por eso. Las cuestiones demográficas no son un problema sólo de los países desarrollados, cada vez más hay países emergentes que se están planteando estas cuestiones, el envejecimiento de la población y la disminución de la natalidad. De una manera transversal, en cualquier parte del mundo tenemos que ver el negocio de la misma forma.

Muchas marcas de lujo son europeas o de Estados Unidos, mientras que la producción china está más relacionada con el bajo costo. ¿En el negocio de la moda las regiones deben tener un papel asignado en la producción y no salirse de ahí?

Europa se está convirtiendo en una industria orientada a la proximidad del consumidor, de alta calidad y lujo. Hace propuestas cada vez más interesantes a nivel de productos técnicos. El deporte ha sido uno de los grandes motores del incremento de la integración de tecnología en lo que era el textil convencional. En la moda más fast-fashion, de bajo costo y democratizada, sí son muy importantes los países de Asia. En América Latina podemos encontrar las dos. Hay segmentos de consumo que son muy parecidos con lo que encontramos en Europa y Estados Unidos, así que también hay que tener una respuesta de proximidad. Pero al tiempo hay que crear empleos, seguir trayendo y ofreciendo una gama de productos de costo más bajo para la población que está subiendo en la pirámide social.

¿Ve algo que diferencie a Colombia como potencia textil del resto de América Latina?

No es casualidad que la feria de moda más importante de la región sea en Colombia (Colombiamoda). Han logrado hacer acuerdos importantes con Europa y Estados Unidos. Tener un mercado libre para comprar e importar va a garantizar competencia interna fuerte y exigente. Además, hay empresas en Colombia de referencia internacional, como Leonisa. Funciona como faro para otras empresas que dicen: “Si ellos lo han logrado, nosotros también podemos”. El sistema moda está mejor organizado que en otros países. Y la localización en el Caribe y el Pacífico y la influencia en Centro y Norteamérica. Esos son los mercados evidentes que Colombia tiene que trabajar en el futuro.

Tendencias mundiales que definirán el negocio de la moda

Geopolítica

La globalización no se detiene. Los países de Asia siguen creciendo y China ha dejado de ser el epicentro de producción. El posible acuerdo comercial entre Europa y Estados Unidos se perfila como ruta hacia la recuperación del liderazgo político en el mundo.

Demografía

Cada vez más, los países evidencian y se preocupan por el aumento de la población mayor y la reducción en la natalidad. Incluso es tema de discusión en economías emergentes. Eso para la industria de la moda es un reto. Hay que atender nuevas necesidades y cumplir más funciones además de vestir.

Tecnología

Además de que el comercio electrónico es un canal cada vez más importante para el negocio, la tecnología en textiles técnicos o inteligentes abre oportunidades de negocio para la industria en sectores como la medicina, construcción, movilidad, agricultura, etc.

Valores

Esta es una sociedad que está cada vez más preocupada por la sostenibilidad. Respetar el planeta es cada vez menos algo alternativo o asunto de los activistas y cada vez más algo obligado en la visión de las empresas.

Competitividad

Los países desarrollados pueden pensar en devolver los centros de producción que se habían instalado en naciones como las de Asia. La autosuficiencia energética y las fuentes alternativas de energía que tienen ahora países europeos y en Estados Unidos pueden traducirse en una reducción de costos significativa.
 

Por María Alejandra Medina Cartagena / Medelín

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