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Un juego que no es de niños

Luego de una investigación abierta en diciembre, la SIC multó con casi $3.700 millones a empresas como Almacenes Éxito y Pepe Ganga por comercializar juguetes que ponían en riesgo la salud de los niños.

María Alejandra Medina C.
13 de noviembre de 2014 - 02:47 a. m.
Cerca del 10% de los cuerpos extraños que llegan a la garganta de los niños son pilas.  / 123rf
Cerca del 10% de los cuerpos extraños que llegan a la garganta de los niños son pilas. / 123rf

Cuando los padres le compran un juguete a su hijo o hija, lo hacen con la intención de que se divierta y lo disfrute. El panorama cambia cuando por la falta de precaución, o por falencias de la muñeca o el carrito, el juego termina en complicaciones que llevan a los pequeños a las salas de urgencias.

Los problemas más comunes se presentan por el contacto de los menores con las baterías de los juguetes, las cuales pueden ser ingeridas y causar asfixia por obstrucción, perforaciones esofágicas, quemaduras por componentes corrosivos o envenenamiento por agentes tóxicos, como el litio.

Entonces es necesario que se incorpore en los juguetes un mecanismo que dificulte al máximo el acceso de los niños a las pilas y a las cavidades donde éstas se alojan. Por esa razón, en marzo de 2013, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) prohibió a todos los agentes del mercado producir, distribuir y comercializar productos que no tengan un sistema seguro en el lugar de las baterías.

Por haber incumplido con la prohibición, luego de investigar y escuchar a las partes la SIC multó a 12 empresas con montos que suman casi $3.770 millones. Se trata de Panamericana, Colsubsidio, Importodo, Ripley, Olímpica, Almacenes Éxito, Continente S.A., Los Tres Elefantes, Alkosto, Jumbo, Falabella y Pepe Ganga.

Mónica Ramírez, asesora de la Delegatura de Protección al Consumidor de la SIC, aseguró que las referencias con falencias que se encontraron en esos establecimientos “no son ni la mitad de las que se manejan”. Entre los productos que incumplían, la mayoría eran carros a control remoto. Sin embargo, “si esos juguetes hoy están en el mercado es porque deben estar cumpliendo”.

La SIC insistió en que no bastaba con que la etiqueta informara que el niño podría tener fácil acceso a las baterías, sino que la prohibición era para la comercialización de productos sin un mecanismo de seguridad. Ante un juguete que no lo tuviera, los productores, distribuidores o vendedores podrían intervenir y agregarlo. “La idea no era que perdieran todo lo adquirido”, dijo Ramírez.

Aunque en Colombia no hay cifras oficiales consolidadas, de acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), entre 1997 y 2012, más de 40.000 niños menores de 13 años fueron tratados en salas de urgencia por afecciones relacionadas con la ingestión de pilas.

Un estudio de caso presentado por una estudiante de medicina de la Universidad del Valle y un profesor de la Universidad del Norte dio cuenta de que, de 250 casos de niños con cuerpos extraños en el esófago, 56% fueron por huesos de pescado o aves; 20% fueron productos de carne; 14%, por prótesis dentarias, y 10% fueron varios, como monedas y baterías.

Martha Dávila, gerente de Imaginarium Colombia, recomienda a los padres que a la hora de comprar un juguete se fijen en que esté fabricado “de forma que cualquier ingestión, inhalación, contacto con la piel, ojos o mucosas no presente ningún riesgo para su salud”.

“No queremos llamar la atención sobre las referencias porque éstas ya no deben estar en el mercado si tienen la falencia”, añadió Ramírez. “El llamado es para que los padres y consumidores en general revisen los juguetes que van a comprar en esta temporada y vean que cumplen con los mecanismos de seguridad”.

 

 

mmedina@elespectador.com

@alejandra_mdn

Por María Alejandra Medina C.

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