Un Nobel alrededor del crecimiento económico y el cambio climático

Los aportes al estudio sobre relaciones entre economía y degradación ambiental, por un lado, y el desarrollo de nuevas tecnologías, por otro, fueron reconocidos.

Diego Guevara*
08 de octubre de 2018 - 09:59 p. m.
Pixabay
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La academia sueca ha decido otorgar el Premio Nobel en Economía 2018 a los profesores norteamericanos Paul Romer y William Nordhaus. Romer recibió el galardón por sus trabajos sobre crecimiento económico y cambio tecnológico, y Nordhaus, por sus contribuciones originales a la valoración económica del cambio climático en una perspectiva macroeconómica.

Los nombres de Romer y Nordhaus son familiares para la gran mayoría de estudiantes de economía; el primero de ellos es popular en los cursos avanzados de macroeconomía, donde los modelos de Romer son ampliamente estudiados entre las diferentes aproximaciones al crecimiento económico. Por otra parte, el nombre de Nordhaus aparece en muchas carátulas de libros de texto básicos de principios de economía y macroeconomía por su coautoría con el famoso economista norteamericano Paul Samuelson, pionero de los libros de texto para la economía neoclásica.

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Para tratar de entender en términos coloquiales por qué, vale la pena subrayar que la macroeconomía es el estudio de la economía en su conjunto. Para esta tarea los economistas recurren a modelos, que no son más que versiones simplificadas de la realidad para resaltar asuntos importantes. Uno de los puntos clave de la macroeconomía es el estudio del crecimiento económico, entendiendo este como el cambio porcentual del PIB real (producción de bienes y servicios evaluados a precios de un año de referencia o año base).

El modelo básico de crecimiento, desarrollado por Robert Solow en los años 50 del siglo XX, trata de explicar el aumento en la producción de bienes y servicios a partir de la mano de obra, un nivel de capital fijo y una tecnología dada, donde la forma de aumentar el PIB se hace mejorando los niveles de capital período a período, con una parte de ahorro que es invertida en aumentar el número de bienes de capital (máquinas, plantas etc.) y, así, con la producción.

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La gran contribución de Romer se da en su trabajo de 1990, donde resalta el rol del cambio tecnológico endógeno en el crecimiento. En otras palabras, como en el modelo de Solow la tecnología era exógena, es decir, “dada”, Romer logra formalizar la manera de explicar el crecimiento mediante la introducción de nuevas ideas y avances tecnológicos. Su principal argumento es que los efectos cascada de las economías basadas en conocimiento llevarán a un desarrollo económico que fomentará más innovación e inversión en capital humano.

Claramente los desarrollos de Romer marcan un punto de ruptura en la macroeconomía. No obstante, desde las escuelas teóricas críticas se subraya que el modelo de Romer se ha construido desde los mismos bloques tradicionales de la vieja teoría con supuestos poco realistas de un mundo elegante teóricamente, pero imaginario e ideal. De ahí que, en el caso de Romer, sea un Premio Nobel que transita entre la vieja macroeconomía y la nueva. Incluso el mismo Romer en un artículo de 2016 (The trouble with macroeconomics) reconoce que el tratamiento de la identificación en los modelos macroeconómicos actuales no es más creíble que en los modelos de la primera generación, con el agravante de que ahora son más opacos.

En el caso de William Nordhaus, se valoran sus contribuciones sobre el crecimiento económico sostenible para el largo plazo —entre sus ideas se insiste en impuestos a las emisiones de carbono— y sus trabajos sobre crecimiento verde y cambio climático. A pesar de que sus modelos se mantienen dentro de los estándares de la corriente principal de economía, sus trabajos sobre contabilidad verde tratan de subrayar las relaciones entre la degradación ambiental y el crecimiento económico, una idea que cada vez toma más fuerza, y hoy incluso organismos como el DNP en Colombia desarrollan modelos macroeconómicos con un enfoque verde y tomando en cuenta el cambio climático.

En conclusión el Nobel premia ideas muy valiosas y relevantes, pero que a la luz del desarrollo metodológico en la macroeconomía siguen estando en constante discusión.

*Profesor de Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Colombia.
@diegoguevaro

Por Diego Guevara*

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