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Whisky, ron y aguardiente, las bebidas más “chiveadas”

En lo corrido de este mes, las autoridades han incautado más de 6 mil botellas que iban a ser utilizadas para envasar licor adulterado.

Redacción Economía
17 de diciembre de 2015 - 03:46 a. m.

Hace cuatro años, la reconocida firma consultora Euromonitor comenzó una investigación sobre el alcohol ilegal en América Latina. El trabajo empezó como una iniciativa de las industrias legales interesadas en tomar decisiones para combatir este fenómeno. Fue así como el proyecto llegó al escritorio de Lourdes Chavarría, gerente de Euromonitor, quien coordinó el estudio en Brasil, Ecuador, Perú, El Salvador, Honduras y Colombia. El Espectador habló con ella sobre los pormenores de la investigación en la que, dentro de otras cosas, asegura que en Colombia una de cada cuatro botellas es ilegal y que la industria que las fabrica es de las más sofisticadas de la región.

Después de cuatro años de investigación, ¿cuál es el panorama del alcohol ilegal en Colombia?

A nivel regional, alrededor del 25% de las ventas de bebidas alcohólicas que se consumen en la región son ilegales. En Colombia, hemos estimado que una de cada cuatro botellas es ilegal, es decir, el 24,8% de las bebidas alcohólicas que se consumen en el país son ilícitas, ya sea por adulteración del contenido, por la falsificación de las botellas o por productos de contrabando.

¿Cuál es el sector más afectado?

Esta situación lo que muestra es que se trata de un problema sanitario. Las bebidas artesanales se fabrican sin ningún control, no hay cuidado en los materiales que se utilizan y cuando se destilan no se controlan los niveles de alcohol del producto final. Entonces se convierte en un riesgo para la salud del consumidor. En Colombia, por ejemplo, el problema está enfocado en la adulteración y en el contrabando. Pero no hay que olvidar que esto ocasiona una evasión fiscal muy elevada.

¿Cuánto dinero se está perdiendo por no pagar impuestos?

Asciende a US$423 millones al año. Esta cifra no incluye el monto que están dejando de ganar las empresas que sí cumplen con los requisitos legales y hacen su trabajo honrado. En ese sentido, hablamos de un detrimento de casi US$1.400 millones. Es importante tener en cuenta que el índice más alto lo tiene Colombia, pues el 65% de las pérdidas a nivel regional provienen de este país. Si la incidencia de este problema en la salud no es lo suficientemente importante para el Gobierno, sí deberían serlo estas cifras tan elevadas de dinero que están dejando de recibir.

¿Por qué asegura que el riesgo más peligroso es el sanitario?

Porque estamos hablando que una de cada cuatro botellas es ilegal. El riesgo es muy alto. El otro tema allí es el alcohol no apto para el consumo humano, es decir, el de farmacia mezclado con sabores que tiene una incidencia alta en personas indigentes o de muy bajos recursos, que llega a un 10% de consumo. Entonces, si se suma ese 10% al resto del alcohol ilegal, adulterado y de contrabando, estamos hablando de más del 60% de las bebidas, un riesgo de salud pública.

Si una de cada cuatro botellas es ilegal, ¿dónde podrían conseguirse sin peligro alguno?

Si va a un Sanandresito seguro estarán. También se pueden encontrar en locales formales, tiendas independientes o de barrio, o hasta en una licorera. Sin embargo, hay muchas tiendas que tienen un sentido de responsabilidad mayor y sólo compran al proveedor autorizado legalmente. Pero definitivamente la presencia del alcohol ilegal está más presente en zonas rurales o en ciudades alejadas de las grandes capitales.

Pero entonces el riesgo de comprar una botella ilegal es muy grande. ¿El precio podría ser un diferenciador?

El precio es una de las variables que nosotros identificamos como claves para que el consumidor pueda identificar una bebida original de una bebida adulterada. A nivel de Latinoamérica, la diferencia de precios es de más o menos un 20%. Pero en el caso de Colombia, la diferencia de es mucho menor, más o menos del 18%.

¿Por qué?

Porque aquí el principal problema es la adulteración, y los cerebros detrás de ese negocio tienen como propósito que la gente compre una bebida ilegal adulterada pensando que es original y lo logran jugando con el precio. En Colombia se vende con un precio muy similar al original y al consumidor le queda muy difícil identificar la ilegalidad.

¿Cuáles son las bebidas más manipuladas en Colombia?

Las bebidas espirituosas, es decir, wiskys, ron y aguardiente.

Una de las maneras más sencillas y exitosas de adulterar el alcohol es por medio del etanol. En términos de regulación de esta sustancia, ¿cómo está Colombia?

En el caso de Colombia, como las bebidas que más se adulteran son el aguardiente y el ron, hablamos del uso del etanol. En este caso se trata de una sustancia potable, o sea apta para el consumo humano, pero que su acceso es libre. Cualquier persona puede comprarlo y este es el problema más grave, pues no existe ninguna regulación. Estas reglas permiten hacer una trazabilidad para saber cómo se mueve el etanol: quién lo compra, para qué y qué hace con los productos que crea. En el país no existe una normativa que te permita este seguimiento. La comercialización del etanol es libre y no hay registros de cuánto se está comprando ni para qué.

¿De dónde viene el etanol que se utiliza en Colombia?

Desde hace dos años la producción nacional disminuyó muchísimo y el contrabando, especialmente proveniente de Ecuador, se incrementó. Esto ha hecho todavía más difícil el control sobre la sustancia. Pero más allá de controlarlo, aquí lo esencial es saber quién lo está comprando y cuál es su uso.

¿Qué se puede hacer para frenar el uso ilegal del etanol?

Hemos hecho un estudio de la cadena de aprovisionamiento del etanol, y uno de los puntos que hemos identificado que permitiría disminuir el acceso al mercado ilegal es lo que llamamos el “proceso de desnaturalización”, que consiste en agregar un componente al alcohol que permite modificar su sabor o su olor para que no sea apto en una bebida alcohólica. En América Latina este mecanismo sólo existe en Panamá y en Chile, en donde cualquier alcohol de farmacia puede ser modificado para que no se puede usar en bebidas.

En comparación con los otros países, ¿cómo calificaría la industria del alcohol ilegal de Colombia?

Es difícil hacer un ranquin en el nivel de especialización de la industria. Pero en el caso de Colombia, la calidad de los empaques, las etiquetas y de la bebida adulterada son mejores que en el resto de los países. Vale la pena resaltar que el mercado de adulteración colombiano es muy avanzado. En países como Perú identificamos que sus procesos son más artesanal, pues se notan errores en las etiquetas y los empaques.

¿Podría darnos un ejemplo puntual de cómo se hace este proceso?

Lo voy a explicar en términos de moda. Es como replicar una cartera de lujo, y la que se quiere vender tiene que ha cerse igualita a la original. Para ello, el nivel de especialización tiene que ser muy alto, pues los colores, las telas y los diseños deben ser perfectos. Si alguien en la región quisiera tener una cartera así, tendría que ir a Colombia. Allí trabajan con estándares muy altos en las etiquetas y en los envases. Es más, existe un mercado de botellas de vidrio de cualquier marca y esto les ahorra mucho trabajo a los adulteradores, ya que no tienen que hacerlas ellos.

¿Cuáles son las recomendaciones?

Desde Euromonitor hablamos de cuatro. Primera, tiene que haber un trabajo en conjunto con las autoridades e instituciones relacionadas con el tema: Policía, la oficina de recaudación de impuestos y las empresas privadas, pues todos están siendo afectados. Segunda, se debe revisar el marco legal existente para establecer qué es contrabando en el país y cuáles son las penas. Si esto no está claro y los castigos son leves, es muy complicado erradicar el problema. La tercera es el control del etanol, no sólo aplicando la desnaturalización del alcohol residual, sino también la aplicación de un registro de los compradores y su uso. La cuarta es que se continúe con las campañas de educación para concientizar al consumidor.

Por Redacción Economía

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