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Así logró la Nacional ser una de las 100 universidades más ecológicas del mundo

El Sistema de Gestión Ambiental de esta institución ha puesto en marcha 10 programas para contribuir a la solución de las problemáticas ambientales que se presentan en los campus de sus sedes.

María Luna Mendoza
24 de enero de 2014 - 08:15 a. m.
Este es el Centro de Acopio de Posconsumo de la Universidad Nacional- Sede Bogotá.  /Agencia de Noticias UN/Unimedios
Este es el Centro de Acopio de Posconsumo de la Universidad Nacional- Sede Bogotá. /Agencia de Noticias UN/Unimedios
Foto: Andres Felipe Castano Jimenez

La construcción de un campus sostenible ha llegado a ocupar uno de los lugares más importantes de la agenda de la Universidad Nacional de Colombia. Diferentes estrategias e iniciativas de gestión de los recursos ambientales le permiten ubicarse entre las 100 universidad más sostenibles del mundo, según ‘UI Greenmetric’, el ranking que evalúa el impacto ambiental de las universidades. (Lea: La U. Nacional, entre las 100 universidades más “verdes” del mundo)

El Sistema de Gestión Ambiental de esta institución ha puesto en marcha 10 programas para contribuir a la solución de las problemáticas ambientales que se presentan en el campus y promover una cultura de respeto y cuidado del medio ambiente entre toda la comunidad universitaria.

“En todas las sedes de la Universidad Nacional existe una gran preocupación por mitigar los impactos ambientales generados por sus actividades y por poner en práctica iniciativas que representen un modelo a seguir por otras universidades del país y del mundo”, cuenta Oscar Suárez, gestor ambiental de la sede de Bogotá.

El programa de gestión integral del agua, por ejemplo, busca garantizar el uso eficiente de este recurso dentro del campus. Para ello se han implementado proyectos como el del aprovechamiento de las aguas lluvias a través del ‘sistema de captación de agua en techos’, el cuidadoso tratamiento de aguas residuales, el control y seguimiento permanente de la red de tuberías que distribuyen el líquido para evitar el desperdicio y la ejecución de campañas de sensibilización que han conducido a una importante disminución del consumo de este recurso hídrico.

Por su parte, el programa de contaminación atmosférica está destinado al control de la calidad del aire. Para ello, ha sido necesario identificar las actividades académicas que generan la emisión de gases efecto invernadero para implementar una serie de tecnologías que han permitido mitigar la cantidad de sustancias contaminantes emitidas por los equipos y los quehaceres de los estudiantes

Asimismo, existe una iniciativa para menguar la contaminación acústica, conservar la calidad auditiva y mejorar las condiciones en las que se llevan a cabo las actividades universitarias. En ese sentido, se han realizado estudios para establecer la cantidad del ruido y determinar las fuentes de donde proviene.

“Es de suma importancia valorar la contaminación auditiva dentro de los ambientes académicos y laborales para pensar en soluciones que permitan no solo generar un ambiente más sano, sino evitar enfermedades producidas por el exceso de ruido”, dice Sánchez.

Otros programas que han convertido a la Nacional en una de las universidades “más verdes” del planeta están relacionados con el uso eficiente de la energía, el manejo y preservación de los ecosistemas, arquitectura sostenible y, sobre todo, con largas jornada de educación, sensibilización y capacitación ambiental.

“Las Universidades, lugar donde se forman los futuros profesionales, deben responder a las problemáticas medioambientales con seriedad, creatividad y responsabilidad”, dice Suárez.

Y son esos valores los que, precisamente, han permitido desarrollar una de las iniciativas ambientales bandera de la institución: la gestión de residuos y el programa de postconsumo, cuya rigurosidad se evidencia en resultados sorprendentes. Tal como lo reseña ‘UNmedios’, en la sede de Bogotá se generan, semanalmente, alrededor de 22 toneladas de residuos. Tan solo el 10% de esta cantidad llega al relleno sanitario Doña Juana, lo demás se convierte en abono orgánico o material reciclable.

El Sistema de Gestión Ambiental cuenta con un sofisticado programa de tratamiento de residuos que son clasificados como no peligrosos (biodegradables, reciclables, ordinarios e inertes) y peligrosos (radioactivos, químicos o infecciosos) para recibir un tratamiento diferencial en lugares especializados como el Centro de Acopio de residuos sólidos, los hornos para la incineración de líquidos orgánicos o las máquinas moledoras que convierten decenas de toneladas de residuos en desechos biodegradables o en abono orgánico.

Para Oscar Suárez, la rigurosidad científica, investigativa y académica en la que se sustentan todos los sistemas y programas de gestión ambiental de la Universidad Nacional debería replicarse no solo en otras instituciones de educación superior, sino en políticas públicas de mayor escala que permitan un tratamiento integral de las problemáticas asociadas al medio ambiente.

 

Por María Luna Mendoza

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