Candidatos a rector de la U. Nal. renunciarían si se comprueba clientelismo en sus campañas

En el último foro para elegir rector de la universidad pública más grande del país antes de la consulta universitaria, los candidatos hablaron sobre corrupción en la institución, descentralización de la administración y cómo buscar más recursos para el centro educativo.

Redacción educación
12 de marzo de 2018 - 08:46 p. m.
Estos son los candidatos para liderar la universidad pública más grande del país. / El Espectador
Estos son los candidatos para liderar la universidad pública más grande del país. / El Espectador

Un día después de que los colombianos eligieran en las urnas a sus representantes para el Congreso de la República, se realizó el último foro antes de que la comunidad académica de la Universidad Nacional, elija a su preferido para ocupar la rectoría de la institución educativa más grande del país. (Estos son los perfiles y las propuestas de los candidatos a rector de la Universidad Nacional)

Los nueve candidatos respondieron ocho preguntas en este, el último de los 25 foros, debates y encuentros públicos que han tenido que enfrentar en la carrera por el máximo cargo de la Universidad Nacional. Una de las preguntas que más aplausos levantó a la escasa audiencia, fue sobre si renunciarían si se comprueba que en medio de la campaña para ser elegidos ofrecieron cargos o beneficios a profesores o estudiantes a cambio de su apoyo.

Declaro públicamente que no tengo padrinos ni mentores y que nuestro programa ha sido planteado por un grupo de profesores sin aspiraciones burocráticas”, dijo Dolly Montoya, una de las candidatas. Edna Bonilla dijo que “no se puede dejar que las prácticas politiqueras del país se infiltren a la Universidad Nacional”.

Jorge Iván Bula, Fabián Sanabria, Juan Manuel Tejeiro, Carlos Alberto Agudelo, John Willian Branch, Jorge H. Cárdenas y Fred Gustavo Manrique, los otros siete candidatos, también anunciaron su disposición a renunciar en caso de que se les comprobara alguna actuación corrupta. 

Pero además de abordar este tema, los candidatos respondieron preguntas sobre las potencialidades de las llamadas “sedes de frontera”, que incluye la sede Leticia, Arauca, Tumaco, San Andrés y que, para el final del periodo del próximo rector, deberá incluir a la sede de La Paz, en el Cesar.

Si bien todos destacaron la necesidad de que cada una de estas sedes tenga una vocación en línea con las necesidades las regiones donde se encuentran, hubo unas cuantas propuestas puntuales para llevar a cabo esta misión. 

Dolly Montoya, por ejemplo, propuso mejorar la planta física y de profesores para la sede Tumaco, un punto central para investigaciones en resolución de conflictos y comunidades étnicas. 

Branch propuso no solo mejorar la planta física, sino la capacidad tecnologica de las mismas.  Fabio Sanabria, antropólogo, propuso cambiar la visión que se tiene de estas sedes. “Hay que empezar a verlas como estaciones culturales de pensamiento colombiano”, dijo.

Por su parte, Carlos Alberto Agudelo, médico graduado de la Universidad, señaló que hay vacíos importantes en la gestión de las mismas. “No hay estudios de mercado actualizados, entonces no sabemos cual debe ser la perspectiva de programas nuevos para ofrecer en estas sedes. Es indispensable hacer estudios para determinar qué necesita cada región en formación de pregrado y posgrado”, explicó. Para ellos, propuso la creación de un Consejo inter-sedes que haga seguimiento a estas cuestiones. 

Un punto que generó debate fue la propuesta que en ocasiones anteriores hizo la docente Edna Bonilla sobre el cobro de una contribución a la universidad, vía declaración de renta, a los egresados.

Bonilla defendió su propuesta como una forma alternativa de recaudar recursos para la universidad, y enfatizó de que se trataría de una contribución, más no un impuesto. “La idea es que los egresados que paguen impuesto de renta aporten un 5% sobre el valor de ese impuesto de renta para la Unal”. De acuerdo con Bonilla, las asociaciones de egresados y los empresarios estarían de acuerdo con la medida.

Si bien Fabio Sanabria simpatizó con la propuesta, el resto se mostró mucho más escéptico e incluso, hubo quienes reiteraron su rechazo de la idea de forma tajante.

Jorge Iván Bula, por ejemplo, destacó que en el país de origen de la medida, Australia, el desempleo de los egresados es del 3%, mientras que en Colombia asciende al 14%. “Aquí, el 44% de los universitarios trabajan por cuenta propia o con ingresos poco significativos. De hecho, solo el  6% podría aportar. La base contributiva sería bastante pequeña”, dijo.

“No estoy de acuerdo en poner más impuestos, y menos a nuestro egresados. Ellos ya pagan suficiente por sus créditos para ponerlos a pagar más”, dijo Tejeiro, quien añadió que si se iba a cobrar un impuesto adicional para financiar la educación superior en el país, debe ser para todos los colombianos, no sólo para los egresados, pues “la educación es un bien público, es de todos y para todos”.

Por su parte, Brach y Montoya destacaron la importancia de darle a los egresados el papel que merecen dentro de la institución. “Ellos pueden ser nuestro puente para recaudar otro tipo de recursos y generar alianzas”, dijo Branch, quien consolidó buena parte de su carrera en la sede de la Unal en Medellín. 

Cárdenas y Manrique se opusieron a la propuesta por desnaturalizar el fin de la educación como bien público, pero apoyaron una reelaboración de la misma, en forma de donaciones. Incluso Manrique dijo que estaría dispuesto a implementarla siempre y cuando, “por cada peso que aporte un egresado, el gobierno ponga otros dos pesos”

Otra pregunta que levantó ampolla fue sobre los beneficios de tener a alguien que actualmente no trabaje en la Universidad Nacional a la cabeza de la institución. Ocho de los nueve postulados se mostraron incómodos, pues, para ellos, era evidente que mostraba cierto favoritisimo hacia Jorge Hernando Cárdenas Santamaría, el único de los candidatos que no trabaja, ni ha trabajado, al interior de la Unal.

“Nosotros somos diferentes a las universidades privadas, que tiene otro tipo de objetivos. Nuestra cultura institucional es la construcción de un proyecto de nación, merecemos un rector que haya construido y demostrado que puede hacer cambios y transformar en esta comunidad académica”, dijo Dolly Montoya. Bula apoyó esta postura, diciendo que solo alguien con un entendimiento de las complejidades y de la diversidad al interior de la Universidad podrá dar soluciones que se ajusten a la misma.

Por su parte, Sanabria se mostró un tono un poco más conciliador, al recordar una metáfora matemática que ha plagado su campaña: la cinta de Moebius, en donde ambos lados de una cinta son la misma. “Afuera es adentro y adentro es afuera”, dijo, pero añadió: “lo que molestaría es que sintiésemos que hubo un rector impuesto porque no fuimos capaces de imponer a uno nosotros”.

Por su parte, Cárdenas Santamaría respondió a la pregunta diciendo que estaba “infinitamente agradecido” con la comunidad universitaria por dejarlo participar en este proceso, y recordó que la universidad “no debe ser endogámica, sino que debe ser abierta a la sociedad. Tomar el riesgo de abrirse a alguien de otras universidades del país hace honor al nombre de la Unal que se precia de ser diversa”.

En lo que se corcharon los candidatos fue en demostrar cómo habían lidiado con los problemas administrativos que afecta algunos procesos universitarios desde los múltiples cargos de esta naturaleza que han ejercido. Todos se dedicaron a hacer un recuento de su experiencia, pero se escucharon pocas soluciones a problemas de excesivo papeleo o el movimiento lento que afecta a la maquinaria administrativa de la Unal.

Por Redacción educación

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