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"El país es pionero en convivencia escolar"

Para el investigador de la Universidad los Andes, sólo si padres de familia, maestros e instituciones trabajan juntos se podrá controlar la intimidación y la violencia escolar.

Redacción Vivir
09 de noviembre de 2013 - 09:00 p. m.
Enrique Chaux es investigador y profesor de la Universidad de los Andes. / Archivo particular
Enrique Chaux es investigador y profesor de la Universidad de los Andes. / Archivo particular

Hace dos meses, el 11 de septiembre, el presidente Juan Manuel Santos reglamentó la Ley 1620 de 2013, de Convivencia Escolar. La norma busca promover la convivencia pacífica al exigirles a los colegios el desarrollo de acciones de prevención, promoción y atención que permitan contrarestar el problema de la violencia.

Enrique Chaux, doctor en educación y profesor asociado a la Facultad de Psicología de la Universidad de los Andes, analiza los alcances de la nueva normatividad. Para el académico, se trata de un avance ejemplar en la región, pero enfatiza la importancia de diferenciar las situaciones que afectan la convivencia escolar y el reto de implementar esta estrategia en todo el país.

¿Cuál es el origen de los problemas de convivencia escolar en Colombia?

Vienen desde hace mucho tiempo. Todos podemos recordar situaciones de cuando fuimos estudiantes, de compañeros a quienes excluían o maltrataban constantemente, lo que llamamos acoso o intimidación escolar. Son problemas graves que antes no se tomaban en cuenta y ahora sabemos que debemos actuar.

¿Por qué ahora sí importan?

En los últimos 10 o 15 años han surgido investigaciones que muestran que quienes son víctimas de agresión de manera repetida y sistemática tienen una mayor probabilidad de sufrir depresión, ansiedad, problemas de rendimiento académico y desórdenes alimenticios.

¿Hasta qué punto la agresión escolar refleja los problemas de cada sociedad?

Hay que distinguir entre acoso escolar, que son burlas e insultos que ocurren en todo el mundo, y la violencia escolar, que se da en países con problemas de crimen organizado, como Colombia, Honduras, Salvador, Guatemala, Venezuela y Brasil. Esto ocurre en pocos colegios del país, pero va en aumento. Según varios análisis estadísticos que hemos hecho, el problema está creciendo de la mano de un aumento en la venta y el consumo de drogas ilegales.

¿Cuánto ha avanzado Colombia en soluciones?

Dentro de poco el Ministerio de Educación Nacional (MEN) lanzará lineamientos con recomendaciones a los colegios sobre cómo aplicar la Ley de Convivencia Escolar, pero Colombia es pionera en el tema desde 1994, cuando el MEN publicó los estándares nacionales de competencias ciudadanas.

¿Es factible implementar una misma ley para todo el territorio?

Sí, porque la ley establece que cada colegio debe desarrollar sus propios proyectos de promoción de la convivencia pacífica y sus protocolos de cómo manejar los casos de violencia escolar.

¿Cuánto coinciden lo que plantea la ley y lo que se ha hecho en otros países?

En comparación con lo que he visto en otros lugares, la ley colombiana es mucho más completa y viable. Lo que hacen otras normativas que se han desarrollado en Europa es castigar económicamente a los padres de los niños agresores. Aquí habría sanciones, pero solamente si el colegio no define sus proyectos o no los cumple. Tiene una gran ventaja: hay un énfasis fuerte en la coordinación institucional que no tienen otras legislaciones.

¿Cómo llevar el ignorado manual de convivencia a la realidad?

Se necesita tiempo para practicar las competencias a través de actividades prácticas, no teóricas ni de discurso. Hay que llevar a la clase situaciones similares a las que ellos viven.

¿La ley promueve eso?

Creo que para que los proyectos que exige la ley sean exitosos tienen que promover una respuesta grupal a la agresión. Es importante que sea la misma presión de grupo la que diga “no se puede tratar mal a alguien, aquí no se va a permitir”, y no los adultos.

¿Y cuando el ejemplo de intimidación escolar viene de los adultos?

Tiene que ser un trabajo coordinado. Me preocupa cuando la escuela dice que es responsabilidad de la familia y viceversa, y ninguno asume la responsabilidad. Los colegios pueden darles a los padres estrategias para un manejo constructivo de la disciplina desde la casa, especialmente en los primeros años de estudio, que es cuando más se involucran.

¿Cómo percibe la manera en que se asume el acoso escolar en Colombia?

Creo que el país ha avanzado mucho. Hace unos 10 años el tema no se consideraba importante, algunos incluso llegaron a decir que esta intimidación podía servir para la formación del carácter, pero las evidencias académicas y científicas han demostrado que eso es un gran error.

¿Es correcto hablar de matoneo?

No me gusta mucho porque tiene la connotación de matón. Prefiero llamarlo intimidación escolar.

¿Qué esfuerzos faltan por parte del Gobierno?

Es necesario que los gobiernos locales, a través de las secretarías de educación departamentales y municipales, hagan un gran esfuerzo por la formación de los maestros, directivas y orientadores escolares. Además se requiere el apoyo de las facultades de educación para que los futuros docentes reciban estrategias concretas. Muchos de ellos se gradúan con un amplio conocimiento teórico, pero con pocas habilidades prácticas sobre cómo promover la convivencia.

¿Tiene que ver con la manera como se valora el trabajo del docente en el país?

Sí, es necesario que quienes deciden tomar el camino de la docencia lo hagan con la claridad de que no es una opción fácil, pero tiene un gran impacto para cambiar la vida de niños, adolescentes y comunidades enteras.

Por Redacción Vivir

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