Protestas en Colombia, ¿parte de un movimiento mundial?

En varios países latinoamericanos y europeos están convocando acciones de lucha en contra de la violencia, los bajos sueldos y los recortes en los presupuestos para educación.

Natasha Pentin
31 de octubre de 2018 - 08:32 p. m.
Estudiantes en Colombia vuelven a las calles para exigir más presupuesto para educación.  / El Espectador
Estudiantes en Colombia vuelven a las calles para exigir más presupuesto para educación. / El Espectador

Este miércoles, 31 de octubre, los estudiantes volvieron a marchar. Con máscaras y disfraces se tomaron las calles de Cali, Barranquilla, Medellín y Bogotá, con la misma petición: aumentar el presupuesto para la educación pública. 

Es la tercera vez, en un mes, que los estudiantes marchan, aunque ya hay una mesa de negociación con el gobierno de Iván Duque. Las peticiones son las mismas: quieren que el gobierno nacional aumente el presupuesto para universidades públicas a $4.5 billones puesto que no tienen presupuesto ni para terminar el semestre actual.

María Houghton, Egresada de la Universidad Nacional (UN), le dijo a El Espectador que: “Estos planes del gobierno que quieren aplicar en contra de la educación vienen impuestos por el imperialismo y otras organizaciones que quieren convertir la educación en un negocio”.

Y agregó que este tipo de marchas por la educación ya se han presentado en países como Chile, Argentina y Brasil. 

La importancia de manifestantes jóvenes

Chile, Nicaragua y Francia han visto cómo las protestas estudiantiles han contagiado a otros sectores del país para salir también a las calles. 

Durante las protestas en Nicaragua en abril 2018, los manifestantes estudiantiles lucharon contra las reformas de presidente Daniel Ortega en cuanto a los regímenes de seguridad social y reducciones de pensiones.

Ver más: 4,5 billones para educación, la meta de los estudiantes

Jessenia Valeska Valle Duarte, de la Universidad Centroamericana en Managua, declaró: “Solicitamos que no nos abandone la gente de Nicaragua. Su lucha es nuestra lucha. Vamos a seguir hacer exigencias hasta que se cumplan”.

Después, el 7 de septiembre de 2018, casi 90% de negocios participaron en una huelga nacional para exigir la liberación de prisioneros políticos. La huelga costó a Nicaragua sobre 20-25 millones de dólares cada día.

En Chile, en julio de 2018, una nueva generación de estudiantes activistas marchó para denunciar educación con fines de lucro, deudas estudiantiles, discriminación sexual y acoso sexual dentro las universidades.

Valentina Gatica Gómez, presidente de federación de estudiantes en Universidad Austral de Chile, declaró: “Mujeres en cada parte del país están tomando nota porque las acciones apuntan a algo más grande que solo un movimiento estudiantil. Nuestro movimiento tiene la capacidad alcanzar todos los sectores de sociedad”.

De hecho, la historia se repetía porque otra vez el movimiento estudiantil se unió con sindicalistas y empleadores de sector público. Esta vez para oponer las reformas de presidente Emmanuel Macron en cuanto al sistema de admisión en universidades, que limitarían la libertad de elección.

Colombia seguirá marchando

El Espectador habló con Juan Rubio Aguja, Cristhian Polo Acosta y Diego A. Martínez Castro, embajadores de la UN en Bogotá. Advirtieron que algo similar podría ocurrir en Colombia si el gobierno no ofrecer mayor presupuesto a las universidades, pues dicen, que muchos se unirían a sus peticiones. 

Las tácticas que usan los manifestantes hoy son diferentes a las que se usaban hace años. De los bloqueos se pasó a los trinos en Twitter, en donde comparten videos de violencia contra las manifestantes para provocar una reacción global y para sumar el número de personas que asiste las protestas.

Ver más: Réquiem por las universidades públicas

En Nicaragua se hizo viral el hashtag #SOSNicaragua, en donde mostraron cómo el gobierno de Daniel Ortega los reprimía con violencia. 

Juan Felipe Guevara, de la Universidad Nacional y participante de UNEES, dice que la idea es evitar las confrontaciones con la policía. “Hay estudiantes que piensan que rayar el Transmilenio es una forma de expresión. Hay otros que van por detrás limpiándolo”, recordó, al insistir que la idea es que todo sea pacífico.

¿Las protestas pueden lograr su objetivo?

Algunas manifestaciones han logrado algunos cambios. A finales de agosto, en Argentina los sindicatos docentes, trabajadores universitarios y estudiantes se movilizaron en Buenos Aires para reclamar un aumento salarial y mayor presupuesto para la educación superior pública.

Ver más: Siete propuestas de las universidades estatales para lograr sostenibilidad

El lunes 27 de agosto, el gobierno de Mauricio Macri ofreció un incremento del 21% y el adelanto a septiembre de la cuota programada para noviembre. Esa propuesta fue rechazada por los gremios docentes, pues querían 30%, por eso optaron por profundizar las medidas de protesta.

Laura Camila Franco, egresada de la UN, habló con El Espectador. Explicó que ya Duque ofrecido $1 billón para la educación pública hace unas semanas. Sin embargo, los estudiantes no van a parar sus marchas hasta que reciban lo que están exigiendo.

En mayo, el presidente de Chile Sebastián Piñera anunció el lanzamiento de la "Agenda Mujer", una serie de medidas para alcanzar igualdad entre las mujeres y los hombres en materia de salud, protocolos de acoso en educación, matrimonio, y derechos sociales en general. Alguna gente cree que no ayudará la situación.

En Chile, hace siete años, una situación similar paralizó universidades y forzó a Piñera a despedir a su ministro de educación y cambiar el sistema educativo. Parece que es un ciclo que repite en muchos países.

Por Natasha Pentin

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