Desde el próximo año, los historiales de cada alumno de primaria y secundaria en Singapur serán distintos. Sus registros, que dependían de calificaciones, no los pondrá en una posición más baja o alta que sus otros compañeros de curso. Esta iniciativa, ordenada por el ministro de Educación, busca enseñarle a los estudiantes que "aprender no es una competencia". (Vea: El colegio gratuito que educa a miles de jóvenes de bajos recursos en Bogotá)
La idea del jefe de cartera, Ong Ye Kung, es que la única información que consignen los maestros sean datos generales sobre cada niño. Esto es: cuáles fueron sus clares y el nivel medio que mostró en ellas, sus marcas mínimas y máximas, si aprobó o reprobó al final del año.
Asímismo, registrarán las calificaciones mediales y totales en las materias que vio y sus niveles establecidos mundialmente en lenguajes como inglés. Sin embargo, la mayor función de esos historiales es permitir que cada alumno se centre en su proceso de aprendizaje y evitar sus preocupaciones al compararse con otros.
De manera que la información importante, al final, trate sobre sus discusiones y tareas. De ahí que los maestros estén migrando a nuevas formas de enseñar y de medir esos aprendizajes a través de "descriptores cualitativos", así lo anunció el portal del Citi Newsroom, una estación de radio africana.
La medida también aplica para los estudiantes más grandes. En el caso de ellos, sus calificaciones serán redondeadas a números enteros. El hecho de quitar los decimales hará que el objetivo no este concentrado en el puntaje académico que saquen sino en sus avances individuales.