Adiós a René Préval, recordado como el padre de la estabilidad política de Haití

Los restos del expresidente, agrónomo de formación, fueron enterrados al borde de un lago en un centro agrícola en honor a su vínculo con el mundo rural.

Amelie Barón - AFP
12 de marzo de 2017 - 01:28 a. m.
Al día de hoy es el único dirigente de la historia de Haití que terminó sus dos mandatos, en el plazo impuesto por la Constitución, sin sufrir un golpe de Estado o exiliarse. / AFP
Al día de hoy es el único dirigente de la historia de Haití que terminó sus dos mandatos, en el plazo impuesto por la Constitución, sin sufrir un golpe de Estado o exiliarse. / AFP

El expresidente de Haití René Préval, fallecido el 3 de marzo a los 74 años, fue enterrado este sábado luego de un funeral de Estado en Puerto Príncipe, en el que se lo recordó como el hombre que promovió el consenso político en este inestable país.

Luego del funeral, una masa de gente acompañó bajo lluvia el cortejo fúnebre hacia Marmelade, 200 km al norte de la capital de Haití, el pueblo natal de su padre y en el que Préval pasó toda su infancia.

Los restos del expresidente, agrónomo de formación, fueron enterrados al borde de un lago en un centro agrícola en honor a su vínculo con el mundo rural.

Al día de hoy es el único dirigente de la historia de Haití que terminó sus dos mandatos, en el plazo impuesto por la Constitución, sin sufrir un golpe de Estado o exiliarse. Sus  gobiernos fueron de 1996 a 2001 y de 2006 a 2011.

La estabilidad que logró ha sido el aspecto más recordado por las personalidades políticas nacionales e internacionales desde el anuncio de su fallecimiento, el viernes de la semana pasada por un accidente cardiovascular.

"A lo largo de sus dos mandatos, René Préval supo mantener el equilibrio en la vida política haitiana", afirmó durante el funeral el presidente Jovenel Moise, en el poder desde hace solo un mes.

"Es un hombre sin el que es imposible imaginarse la historia de estos últimos treinta años", subrayó el jefe del Estado.

Varios miembros de la oposición y algunos ciudadanos abandonaron la ceremonia cuando Moise comenzó a mencionar temas de su campaña electoral, tras homenajear el legado del expresidente.

La ausencia de Aristide

A diferencia del carismático líder Jean-Bertrand Aristide, el expresidente Préval destacó por su gran discreción.

Fue nombrado primer ministro cuando Aristide  llegó a la presidencia de Haití en 1991 y lo sucedió en el puesto en 1996.

Pero Préval comenzó a distanciarse de Aristide a inicios de los años 2000, algo que los más fieles partidarios de su antecesor no le perdonaron. La ausencia de Aristide llamó la atención en el funeral de Estado.

Las tribunas decoradas con la bandera nacional acogieron a familiares y colaboradores cercanos del exgobernante, así como parlamentarios y representantes de la comunidad internacional.

Sentados a pleno sol frente a la zona en la que estaba expuesto el féretro de Préval, los invitados siguieron la ceremonia llevando sombreros de paja típicos del mundo rural, al que el expresidente estaba muy unido.

Imprescindible

La hija más joven de Préval, Patricia, recordó con emoción la voluntad de su padre de que el país saliera de la miseria.

"Me decía que no hacía política, porque la política no le interesaba: la política sólo era un medio para poder traer desarrollo", explicó.

"Mi padre era como un árbol que encarna una bonita historia, una historia de amor, de vivir juntos, de contar los unos con los otros y de aprender a compartir", señaló la joven.

Nacido el 17 de enero de 1943, hijo de un exministro, Préval tuvo que exiliarse con su familia en 1963. En la década de 1970 trabajó como camarero en restaurantes de Estados Unidos y diez años más tarde regresó a su país para abrir una panadería.

Tras la caída de la dictadura de los Duvalier, en 1986, militó en organizaciones populares, donde conoció a Jean-Bertrand Aristide.

A pesar de la estabilidad política que llevó al país, no pudo contener la crisis económica que atravesó Haití durante su segundo mandato, agravada por el terrible sismo del 12 de enero de 2010, que mató a 220.000 personas.

Aunque mantuvo un perfil bajo los últimos años de su vida, fue una figura imprescindible de la política haitiana, a la que siempre se le consultaron cuestiones.

Por Amelie Barón - AFP

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