Alejandro Toledo, el expresidente fugitivo

El peruano se convirtió en el primer exmandatario latinoamericano con una orden de detención preventiva por su implicación en el escándalo Odebrecht, que salpica a buena parte de la clase política de la región.

redacción internacional
11 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.
Alejandro Toledo, el expresidente fugitivo
Foto: AFP - MANDEL NGAN

¿Dónde está el expresidente peruano Alejandro Toledo? De acuerdo con las últimas fotos que publicó en su cuenta de Twitter, París es su escondite. Llegó a esta ciudad en medio de las investigaciones en su contra por corrupción y, según su abogado, sigue allí, esperando que la justicia peruana resuelva su “caso”. (Lea: Perú ofrece recompensa por capturar a expresidente, Alejandro Toledo)

Sobre Toledo, quien gobernó Perú entre 2001 y 2006, pende una orden judicial de captura internacional dictada el jueves, tras haber sido acusado de recibir US$20 millones a cambio de favorecer a la constructora Odebrecht con la concesión para construir la carretera interoceánica, que une Perú con Brasil.

Hoy el expresidente, acusado de los delitos de tráfico de influencias y lavado de activos, encabeza la lista de los más buscados y por información sobre su paradero se ofrecen US$30.000. La Interpol está tras su pasos en 190 países, según dijo el ministro del Interior, Carlos Basombrío. “Invocamos a Interpol Francia a actuar con la mayor celeridad posible ante alto riesgo de fuga en caso Toledo”, informó el Ministerio del Interior.

Toledo se convierte así en el primer expresidente (hay presidentes, ministros y otros exmandatarios en la lista también) acusado formalmente por la trama corrupta de Odebrecht, un megaescándalo de pago de sobornos que amenaza con arrasar con políticos de Colombia, Brasil, Perú, Argentina, México, Venezuela, República Dominicana, Ecuador y Panamá.

Lo que pensaba el “Cholo”

La constructora Odebrecht ya admitió que pagó en Perú US$29 millones para ganar contratos entre 2005 y 2014, período que comprende los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. El país ya tiene un expresidente preso, Alberto Fujimori (1990-2000), por corrupción y crímenes de lesa humanidad, y Toledo podría convertirse en el segundo en ir a parar tras las rejas por cuenta de la corrupción, el mal que hasta hace poco criticaba desde los escenarios que lo invitaban como conferencista.

“Para que exista corrupción hay un corrupto y un corruptor. Los dos merecen ser juzgados. Conmigo no había los niveles de corrupción de hoy día”, decía en abril de 2014. Unos años más atrás su discurso era: “Es necesario un pacto nacional contra la corrupción, una lacra que no deja crecer al Perú”.

Las ironías de la política, pues Alejandro Toledo ganó la Presidencia peruana en 2001 gracias a una férrea batalla que encabezó en contra de Alberto Fujimori y la corrupción. Este hombre, al que los peruanos llaman el Cholo, catapultó su carrera política a fines de los 90 con su historia de lucha. Siendo un peruano muy pobre, que trabajaba como lustrabotas, logró finalizar el colegio. Luego una beca lo llevó a estudiar economía en la Universidad de San Francisco. Y gracias a su talento con el fútbol, logró mantener su beca y terminar la universidad. Así también llegó a realizar un máster y un doctorado a la Universidad de Stanford, donde conoció a su mujer, Eliane Karp, también señalada de corrupta.

Y es que al parecer en Perú no quedará títere con cabeza. Las investigaciones señalan que Alan García recibió al hoy preso Marcelo Odebrecht en Palacio de Gobierno y se preció de su amistad con el patriarca del grupo, Norberto Odebrecht. Poco antes de dejar su mandato, García inauguró el monumento Cristo del Pacífico, que emula al Cristo de Corcovado de Río de Janeiro y que costó US$800.000, pero que fue financiado en su mayoría por Odebrecht. García dijo entonces que puso US$30.000 de sus ahorros.

Los investigadores encontraron que entonces la constructora se aprestaba a inaugurar la línea 1 del Metro de Lima, una obra por la que, hoy se sabe, pagó US$7 millones en sobornos para ganar la licitación.

Por su parte, Ollanta Humala (2011-2016) y su esposa, Nadine Heredia, son investigados por lavado de activos por dinero recibido para su campaña electoral, supuestamente del gobierno venezolano y desde Odebrecht en Brasil, según la fiscalía. Documentos de la Policía Federal brasileña concluyen que Humala recibió US$3 millones de la constructora.

Toledo, por su parte, además de Odebrecht, tiene otro proceso en su contra. Fue acusado formalmente de lavado de activos tras la compra de dos inmuebles a nombre de su suegra por US$4,5 millones con fondos presuntamente no declarados, a través de una empresa fantasma creada en Costa Rica bajo el nombre de Ecoteva. Tan pronto se destapó el escándalo, Toledo afirmó que la madre de su esposa tenía dinero a causa de las indemnizaciones que recibió como superviviente de la Segunda Guerra Mundial.

Pero los medios documentaron entonces que Fernenbug en Bruselas pertenecía a una modesta clase media y que las reparaciones que pudo haber recibido no le alcanzarían para esas inversiones. Toledo entonces cambió de versión y aseguró que un amigo le había prestado el dinero a su suegra para hacer negocios inmobiliarios en Lima. La investigación sigue mientras en Perú crece la indignación con una clase política corrupta. En las redes sociales aumentan las protestas, como la del escritor Gustavo Rodríguez, quien en su cuenta de Twitter aseguró: “Fujimori, Toledo, García, Humala... Hay serios indicios de que el término banda presidencial no se refiere a la tela”.

Por redacción internacional

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