Así se vive la peregrinación a La Meca en medio de la pandemia
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Debido a las restricciones por la COVID-19, los musulmanes que han realizado el hach este año son residentes en Arabia Saudí, el 30 % de ellos nacionales del país y el restante 70 % de otras nacionalidades.
Los fieles musulmanes iniciaron el viernes la "lapidación de Satán", uno de los últimos rituales de la gran peregrinación en Arabia Saudita que se vio drásticamente reducida este año para evitar cualquier propagación del COVID-19.
Durante la celebración, debido a la gran cantidad de personas, suelen presentarse varios accidentes. En 2015, casi 2.300 personas perdieron la vida en una estampida.
En 2019, 2,5 millones de peregrinos asistieron a La Meca para celebrar hach, uno de los cinco pilares del islam. En esta foto de archivo se observa a una gran multitud durante una de las ceremonias.
Pero la cifra de asistentes se vio ampliamente reducida este año. Las primeras versiones hablan de entre 1.000 y 10.000 asistentes.
Bajo un calor tórrido, los peregrinos llegados a Mina fueron estrechamente controlados por guías y policías que garantizaban que se respetaran las normas de distancia social.
Los peregrinos efectuaron un gesto simbólico que consiste en lanzar siete piedras en dirección de una de las estelas que representan a Satán.
El acto estuvo sometido a gran control, pues habitualmente impera el desorden en medio de una gran muchedumbre, lo que suele causar varios heridos por lanzamientos de piedras sin gran puntería.
Las autoridades proporcionaron piedras esterilizadas a los peregrinos. En el pasado, se recogían del mismo suelo.
Además de sacrificar un animal y comer su carne, este viernes los peregrinos también dieron otras siete vueltas alrededor de la "Kaaba" a modo de despedida para poner fin al hach.
La Kaaba es un edificio cúbico en el que está custodiada una piedra negra que los musulmanes consideran un pedazo del paraíso y está ubicado en el patio de la Gran Mezquita de La Meca, donde dieron comienzo a la peregrinación con otras siete vueltas.
Debido a las restricciones por la COVID-19, los musulmanes que han realizado el hach este año son residentes en Arabia Saudí, el 30 % de ellos nacionales del país y el restante 70 % de otras nacionalidades.
Los fieles musulmanes iniciaron el viernes la "lapidación de Satán", uno de los últimos rituales de la gran peregrinación en Arabia Saudita que se vio drásticamente reducida este año para evitar cualquier propagación del COVID-19.
Durante la celebración, debido a la gran cantidad de personas, suelen presentarse varios accidentes. En 2015, casi 2.300 personas perdieron la vida en una estampida.
En 2019, 2,5 millones de peregrinos asistieron a La Meca para celebrar hach, uno de los cinco pilares del islam. En esta foto de archivo se observa a una gran multitud durante una de las ceremonias.
Pero la cifra de asistentes se vio ampliamente reducida este año. Las primeras versiones hablan de entre 1.000 y 10.000 asistentes.
Bajo un calor tórrido, los peregrinos llegados a Mina fueron estrechamente controlados por guías y policías que garantizaban que se respetaran las normas de distancia social.
Los peregrinos efectuaron un gesto simbólico que consiste en lanzar siete piedras en dirección de una de las estelas que representan a Satán.
El acto estuvo sometido a gran control, pues habitualmente impera el desorden en medio de una gran muchedumbre, lo que suele causar varios heridos por lanzamientos de piedras sin gran puntería.
Las autoridades proporcionaron piedras esterilizadas a los peregrinos. En el pasado, se recogían del mismo suelo.
Además de sacrificar un animal y comer su carne, este viernes los peregrinos también dieron otras siete vueltas alrededor de la "Kaaba" a modo de despedida para poner fin al hach.
La Kaaba es un edificio cúbico en el que está custodiada una piedra negra que los musulmanes consideran un pedazo del paraíso y está ubicado en el patio de la Gran Mezquita de La Meca, donde dieron comienzo a la peregrinación con otras siete vueltas.
Debido a las restricciones por la COVID-19, los musulmanes que han realizado el hach este año son residentes en Arabia Saudí, el 30 % de ellos nacionales del país y el restante 70 % de otras nacionalidades.