Bosnia, un callejón sin salida para los refugiados en ruta a Europa central

Un alto porcentaje de los migrantes que llegan a Europa desde el este están bloqueados en Bosnia. La meta es llegar a los países más poderosos de la Unión Europea, sin embargo, los fuertes controles de Croacia los han obligado a buscar rutas alternativas.

EFE
17 de noviembre de 2019 - 06:47 p. m.
Varios inmigrantes, en su mayoría hombres afganos, duermen desde hace semanas a la intemperie en la ciudad bosnia de Tuzla. / EFE
Varios inmigrantes, en su mayoría hombres afganos, duermen desde hace semanas a la intemperie en la ciudad bosnia de Tuzla. / EFE

Incapaces de cruzar hacia Croacia en su camino a Europa Occidental, miles de refugiados están bloqueados en Bosnia, con muchos de ellos intentando desandar el camino y salir del país para intentar una ruta alternativa a través de Rumanía o Hungría.

Uno de los escenarios de ese bloqueo es la ciudad de Tuzla, a unos 120 kilómetros al norte de Sarajevo. Aquí, cientos de inmigrantes, en su mayoría hombres afganos, pasan desde hace varias semanas las noches a la intemperie con la única ayuda de grupos de voluntarios.

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Algunos llevan hasta dos meses en la ciudad. Desde aquí confían en poder pasar a la vecina Croacia, entrando así en la Unión Europea (UE), y seguir luego su viaje hacia países más ricos del club comunitario.

Pero ante las medidas cada vez más represivas de la policía fronteriza de Croacia, país que aspira a entrar pronto en la zona Schengen de libre circulación europea, muchos migrantes intentan ahora volver a Serbia para buscar una ruta alternativa, vía Rumanía o incluso Hungría, pese a sus duras políticas migratorias.

En Tuzla, a menos de 100 kilómetros de la frontera serbia, cientos de ellos duermen en el suelo mojado por la lluvia, aglomerados sobre cartones y mantas, a lo largo de la pared del edificio de la estación central.

La única asistencia que reciben es de voluntarios locales, no de las autoridades. "¿Lo tienen todo? ¿Todo bien? ¿Todo bien?", pregunta un vecino de avanzada edad que se ha acercado a traer paquetes con ayuda. Tres inmigrantes gesticulan y gritan algo incomprensible que termina con "¡Ok!¡Ok!", una palabra que sirve de único comodín de comunicación entre ellos y su benefactor. El anciano bosnio se aleja en su coche mientras los migrantes abren cuidadosamente los paquetes para ver qué contienen.

Los habitantes de uno de los países más pobres de Europa, que sufrieron hace un cuarto de siglo lo que significa huir como refugiado de la guerra civil, las persecuciones y la miseria, tratan así de aliviar diariamente las dificultades que afrontan esos migrantes en su ruta hacia Occidente cruzando los Balcanes.

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"Así es todos los días. Los vecinos de Tuzla alimentan a estos inmigrantes, no tienen otra ayuda", explica a Efe Muamera Dzebic, coordinadora de la organización humanitaria Emmaus. Dzebic reparte té caliente y otros activistas de su ONG ofrecen agua, utensilios higiénicos y proveen asistencia sanitaria básica.

Bosnia lleva afrontando desde hace dos años la entrada de miles de migrantes que tratan de cruzar el país por una ruta de los Balcanes por la que en 2015 transitaron cientos de miles de refugiados y migrantes, y que fue taponada a principios de 2016 a iniciativa de Austria, uno de los países que más acogió. La situación es cada vez más grave, con la llegada del invierno y una creciente afluencia de inmigrantes.

Para ellos, Tuzla es solo un punto de descanso antes de avanzar otros 60 kilómetros, hasta Bihac, en el extremo oeste de Bosnia-Herzegovina, cerca de la frontera con Croacia.

 

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Pero desde hace varios días, los activistas humanitarios observan que numerosos inmigrantes vuelven a Tuzla desde Bihac, con el objetivo de regresar a Serbia, tras comprobar los férreos, y a veces violentos, controles de la Policía fronteriza croata. "Llegan desde Bihac y quieren regresar a Serbia. Esto se ha convertido ahora en una ruta en dos direcciones", cuentan a Efe activistas del Danish Refugee Council.

El cambio se debe también a que la situación humanitaria se está agravando en la zona de Bihac, donde se estima que se concentran unos 7.000 inmigrantes, en la mayoría de los casos sin las mínimas condiciones higiénicas y de alojamiento.

La situación humanitaria es especialmente grave en el campo de Vucjak, un antiguo vertedero de basura rodeado de campos de minas y sin agua corriente ni electricidad, improvisado en la frontera con Croacia por las autoridades de Bihac para aliviar la situación ya insostenible en la ciudad.

Naciones Unidas ha calificado de "inhumanas" las condiciones en Vucjak y ha advertido de un posible agravamiento de la crisis humanitaria, mientras que la Unión Europea ha pedido el cierre urgente del campo, donde aún se aglomeran casi mil personas.

Las autoridades bosnias no han acordado aún dónde podrían instalarse otros centros más adecuados, mientras que la Organización Internacional de Migraciones alerta de que los inmigrantes podrían morir de frío y hambre con la llegada del invierno. 

Por EFE

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