Comenzó el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden

Tras meses de diatribas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su rival demócrata en la carrera por la Casa Blanca, Joe Biden, comienzan su primer cara a cara con los ánimos muy tensos. Esto es lo que podemos esperar de esta cita clave para las elecciones del 3 de noviembre.

30 de septiembre de 2020 - 01:04 a. m.
En Cleveland, Ohio, se hizo el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden para las elecciones 2020.
En Cleveland, Ohio, se hizo el primer debate entre Donald Trump y Joe Biden para las elecciones 2020.
Foto: Agencia AFP

¿Por qué el primer debate entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden es clave para el futuro de Estados Unidos? Existen varias razones: el país nunca había vivido una polarización igual, la pandemia de Covid-19 está cobrando cada día más víctimas, el país está sumido en una crisis económica, las protestas antirracistas no cesan en varias ciudades y, para rematar, se supo que el actual mandatario estadounidense no paga sus impuestos.

Ver más: El Espectador le explica: Todo lo que necesita saber del primer debate Trump-Biden

Con las encuestas en contra, Trump teme convertirse en el primer presidente en 25 años en no conseguir un segundo mandato, desde que el republicano George H. W. Bush perdió frente a Bill Clinton en 1992.

A 35 días de las elecciones y cuando muchos dan por descontado que el presidente Donald Trump podría perder la reelección, analistas advierten que aún no está dicha la última palabra y que todo puede pasar hasta el 3 de noviembre, cuando los estadounidenses irán a las urnas. Estos son los temas claves: impuestos, economía, pandemia, Corte Suprema y racismo.

El expresentador de “reality shows” ha participado en 14 debates políticos en su vida: 11 durante las primarias republicanas en 2015-2016 y tres contra quien fue finalmente su rival, Hillary Clinton. Pero Joe Biden lleva años en la política en Washington, participó en 11 debates entre junio de 2019 y marzo de 2020, el último de ellos contra el senador de izquierda Bernie Sanders, un oponente formidable.

Puntos fuertes y débiles

“Es como un combate en el ring. La misma cosa, un poquito menos físico, apenas”, dijo Trump días atrás, comparando el duelo del martes con un encuentro de Artes Marciales Mixtas (MMA).

¿Su punto fuerte? Su capacidad para imponer sus propias reglas. Como en el ejercicio del poder, Trump pretende en el debate liberarse de las tradiciones que se han ido arraigando en estos enfrentamientos desde el primero organizado hace 60 años, en Chicago, entre el demócrata John F. Kennedy y el republicano Richard Nixon.

Trump es “único”, comenta a la AFP Aaron Kall, profesor de la Universidad de Michigan y coautor del libro “Debating The Donald”. “No hay una receta para confrontarlo”. Así es, los ataques de Donald Trump son impredecibles. Antes del debate pidió una prueba antidrogas de Biden así como lo acusó de hacer trampa.

Ver más: Los golpes bajos de Donald Trump a Joe Biden antes del primer debate

Joe Biden llega, en cambio, en su mejor momento: liderando las encuestas, pero dicen, él mismo puede ser su peor enemigo. Su porte y su empatía con la gente siguen ahí. Pero a los 77 años, el viejo león de la política ya no tiene el aspecto que tenía en su apogeo como vicepresidente de Barack Obama.

De pie, sus piernas ahora parecen frágiles. Y su fino cabello blanco escasea. Algunos de sus partidarios temen que Biden, propenso a pifias y deslices, vacile ante los ataques de Trump, el mandatario de 74 años, de estilo más agresivo.

Es muy probable que en el escenario en Cleveland, Ohio, Biden insista en su defensa de la clase media, señalando el contraste entre su humilde infancia y la del “heredero” Trump criado en cuna de oro.

Frente a los republicanos que lo presentan como un candidato debilitado, Biden puede exhibir su triunfante victoria en las primarias demócratas después de un giro espectacular.

Lecciones de otros debates

Otro obstáculo para el magnate neoyorquino: el primer debate siempre es una trampa para el presidente saliente, metido desde hace cuatro años en la burbuja de la Casa Blanca.

En Washington, todo el mundo recuerda el mal desempeño de Obama el 3 de octubre de 2012 frente al republicano Mitt Romney. Tenso, cansado, con los ojos clavados en sus notas, a menudo se enredaba en respuestas largas y tortuosas.

No faltan ejemplos similares. Jimmy Carter contra Ronald Reagan en 1980, George H.W. Bush contra Bill Clinton en 1992: a muchos presidentes que buscan un segundo mandato les ha ido mal en los debates.

En un libro publicado tras su derrota en noviembre de 2017, Hillary Clinton recordó su segundo debate contra Trump, en San Luis, Misuri, en octubre de 2016.

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“No importa por dónde caminara, él me seguía de cerca, mirándome, haciendo muecas”, escribió Clinton en su libro “What Happened”.

“Fue increíblemente incómodo. Literalmente me respiraba en la nuca. Se me puso la piel de gallina”.

¿Qué hacer en estas circunstancias? Conservar la sangre fría, estar “tranquila, sonriente”, o darte la vuelta, mirarlo a los ojos y decirle: “Retrocede, chico malo, lárgate”.

La excandidata demócrata dice que eligió la primera opción. Pero enfatiza que a menudo se pregunta si no debería haber optado por la segunda.

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