Cómo perderle el miedo a la calle en Venezuela

La historia de Mesuca, un sector de Petare, el barrio más grande y peligroso de Caracas, que redujo el 45 % de los homicidios con un plan deportivo.

Adriana Abramovits
14 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.
 Brian Fincheltub, a la cabeza de Deportes Sucre, encontró en la actividad física  la solución a la violencia.  / IAMDER
Brian Fincheltub, a la cabeza de Deportes Sucre, encontró en la actividad física la solución a la violencia. / IAMDER

Mesuca era un basurero. Un terreno baldío lleno de escombros, un sector desfavorecido dentro de Petare, el barrio más grande y peligroso de Venezuela. El área se encontraba en total abandono estatal y ciudadano; allí, 120.000 personas aguantaban, con hostilidad, las condiciones vulnerables de la zona.

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Según las Naciones Unidas, Petare es el barrio con mayores homicidios de la capital venezolana; hablamos de 122 por cada 100.000 habitantes. La anarquía se apoderaba de las noches en todo el barrio y Mesuca era la olla.

El panorama no pintaba bien. Dentro de ese laberinto a merced del hampa, conformado por miles de casitas de ladrillo con techo de zinc, surgió la iniciativa de revertir el delito suministrando áreas para la recreación.

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Brian Fincheltub, a la cabeza de Deportes Sucre, el instituto encargado de gestionar actividades deportivas en el municipio Sucre, en Caracas, empezó a recuperar el área con más de 300 canchas de fútbol y baloncesto, e implementó torneos nocturnos para que los habitantes le perdieran el miedo a la calle. Construyó un complejo deportivo de lujo en pleno corazón de Petare, inauguró las únicas dos piscinas del barrio y recientemente propuso reformar la Ley del Deporte.

Su estrategia: utilizar el deporte para disminuir la violencia. En Mesuca, una de las zonas más peligrosas de Venezuela, en un barrio en donde viven más de un millón de personas, el cambio finalmente llegó.

¿Cuáles han sido sus principales logros como presidente de Deportes Sucre?

Mi principal labor es crear oportunidades para todos los niños y jóvenes del municipio, especialmente de los sectores más necesitados. Creo fielmente en que el deporte puede salvar vidas, puede hacer la diferencia para que un joven no tome el camino de la violencia. Cuando le entregamos una cancha deportiva a una comunidad, ese espacio se vuelve más sano, los niños dejan de estar en la calle y juegan.

El impacto es muy grande. Según cifras oficiales, los días que hay torneos nocturnos los índices de homicidios disminuyen drásticamente.

Un logro de esta gestión ha sido el Polideportivo Mesuca, que tiene cancha de grama artificial, cancha de baloncesto y dos piscinas. Ese complejo recibe semanalmente a miles de niños y jóvenes. El lugar en donde se construyó era un basurero y ahora es ejemplo en el resto de Petare.

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¿Por qué el deporte?

Porque entendemos el deporte como una vía para disminuir la inseguridad, como un escape contra la violencia. Lo vemos como una oportunidad de desarrollo que enseña valores, trabajo en equipo, disciplina y respeto. A cada joven de Mesuca se le ha hecho un seguimiento para medir su desempeño, para que no desista y se plantee metas.

Además del Polideportivo en Mesuca está el Gimnasio Vertical de Petare, en donde también se han reducido los homicidios casi en un 50 %; ahí se imparten entrenamientos en múltiples disciplinas a cualquier hora del día. Tanto el alcalde del municipio Sucre (Estado Miranda), Carlos Ocariz, como yo somos fanáticos de los deportes, y a pesar del poco presupuesto que tenemos, seguimos apostándole a esto.

En un barrio tan grande como Petare, ¿cree que estas actividades impactan al grueso de los habitantes?

Sí, esa ha sido nuestra meta desde el principio. No es fácil, porque Petare es el barrio donde habita más gente de toda Latinoamérica, pero desde el día uno hemos llevado actividades deportivas a todos los rincones.

El municipio Sucre tiene zonas profundamente rurales y alejadas, y en todos esos lugares hemos recuperado y construido complejos deportivos. Siempre buscamos llevar actividades que involucren directamente a toda la familia. Por ejemplo, tenemos los domingos familiares dentro de las instalaciones, esto en la Venezuela de hoy es muy importante, porque con lo costoso que está todo, a nuestros vecinos se les hace imposible ir al cine o a comer.

¿Cómo ha sido la evolución de Mesuca?

La evolución ha sido enorme y lo mejor es que cada día es mayor. Imaginemos por un momento el cambio tan drástico que fue para todos los vecinos de Petare que pasaban por Mesuca. El sector era un punto de encuentro para los malandros, era un lugar oscuro que estaba en total abandono por parte de las autoridades, proliferaban negocios como la prostitución y era un basurero de carros robados. Ahora el Polideportivo es un ejemplo para aquellos que estudian la recuperación del espacio público.

Los índices de violencia disminuyeron y los intereses de los jóvenes cambiaron. Los vínculos entre las personas de la comunidad se hicieron más fuertes a partir de la identificación con su espacio. Lo cuidan, les damos las herramientas para que lo administren. La población crea una sinergia que les permite crecer y, lo más importante: les permite velar porque en su barrio no vuelva la inseguridad.

Mientras en el resto del país el porcentaje de homicidios aumenta, en este sector han disminuido 45 %. Se ha mejorado la policía municipal, pero también se ha invertido en cultura, arte, educación y, por supuesto, en deportes.

¿Cuál es la reforma que propone a la Ley del Deporte?

Bajo la premisa de que el deporte salva vidas, decidimos presentar una propuesta ante la Asamblea Nacional. Consiste en reformar la Ley del Deporte de 2010, que dice que todas las empresas que ganen más de 100 unidades tributarias tienen que donar el 1 % de sus ganancias brutas a un fondo para el deporte; pero ese dinero nunca llegaba a las alcaldías y gobernaciones.

Nosotros planteamos que los entrenadores, asociaciones de vecinos, instituciones, directivos y gerentes deportivos puedan recibir directamente el dinero o las donaciones de las empresas a partir de un aval de la alcaldía. De esta manera buscamos despolitizar el deporte y que todos los recursos lleguen directamente a los ciudadanos.

¿Qué historia de todas las que ha conocido en Mesuca lo ha impactado?

Un niño de la zona, de unos 14 años, me dijo que el polideportivo cambió su vida, ya que antes se dedicaba al crimen organizado. Me lo comentó en una práctica de fútbol y pude percibir su disciplina. Muchos creen que no se cambia directamente a una persona, pero la verdad es que sí. Ese mismo niño ya está fichado por un equipo de primera división en Venezuela y va encaminado a cumplir su sueño de ser futbolista en la Vinotinto y próximamente para jugar en Europa.

¿Cuál es el futuro de estos jóvenes que se involucran en el deporte?

Las carencias en estos sectores siguen siendo muchas. Hay niños que se nos desmayan en pleno entrenamiento porque no han comido, otros que dejan de ir porque no tienen comida o zapatos para jugar. De nuestras instalaciones han salido futbolistas, boxeadores, atletas y profesores que antes iban de forma recreativa y ahora hicieron de esto su profesión.

Recientemente creamos la liga municipal de fútbol, que beneficia a más de 3.000 personas. Rafael Dudamel, técnico de la selección de Venezuela, quien jugó por muchos años en Millonarios y Santa Fe, es promotor de los torneos locales, porque es una forma de entrenar a los jóvenes para que siempre quieran ganar. La próxima generación Sub-20, que son los jóvenes nacidos en el año 1999, 2000 y 2001, tienen altas posibilidad de salir de Petare.

¿El deporte es una política preventiva?

El deporte no es solo una política preventiva. También es una fuente de empleo y de entretenimiento, un espacio para la familia. El deporte es capaz de mover las fibras de una persona: es pasión y entrega. Crea vínculos entre el ciudadano y su zona, entre el ciudadano y su país.

En Mesuca convocamos unos torneos llamados “Métele un gol a la violencia”, para que toda la comunidad se vuelque a esta lucha.

Con el deporte los resultados son inmediatos. Apenas recuperas el espacio, ya se está generando el cambio. Formamos ciudadanos que son agentes de cambio. El cambio que finalmente llegó.

Por Adriana Abramovits

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