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Así han sido los cuatro años de desamor entre Trump y los europeos

Para Alemania, como para otros gobiernos europeos, el mandato de Trump termina como empezó: con una serie de ataques del dirigente y juzgado como un mal pagador.

19 de octubre de 2020 - 03:57 p. m.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, durante un mitin.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, durante un mitin.
Foto: Agencia AFP

¿Puede salvarse aún la moribunda relación transatlántica? Las disputas con los europeos que han salpicado la presidencia de Donald Trump abrieron una brecha difícil de superar, sea cual sea el resultado de las elecciones estadounidenses, según los analistas.

Con esos términos, poco halagadores, justificó Donald Trump su decisión de retirar a cerca de 12.000 militares estadounidenses de Alemania. Y Berlín, que tradicionalmente había sido uno de los aliados más próximos a Washington en el Viejo Continente, se ha acabado acostumbrando a ser el blanco de las pullas del presidente norteamericano.

Desdén

Incluso antes de asumir el cargo, Donald Trump criticó a Alemania y a Angela Merkel por su política migratoria, su superávit y su gasto militar, que consideró insuficiente. Más allá de Alemania, es el diálogo con la Unión Europea el que no ha cesado de degradarse. “La relación transatlántica es casi moribunda”, dijo a la AFP Sudha David-Wilp, del círculo de reflexión German Marshall Fund of the United States.

“El presidente republicano muestra abiertamente su desdén por la UE, nunca antes un presidente estadounidense había calificado a la UE de adversario”, observó la analista.

La retahíla de tuits, discursos y decisiones que generaron malestar en Europa es larga: críticas contra la OTAN, retirada del acuerdo de París sobre el clima, denuncia del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, guerras comerciales con amenazas de aranceles a diestro y siniestro y apoyo al Brexit.

Con Berlín, los puntos de discordia no son únicamente políticos, sino que la sintonía entre Donald Trump y Angela Merkel nunca llegó a ser buena, siendo Merkel una “mujer fuerte” que desconcierta al presidente, según Bruce Stokes, investigador asociado en el grupo de reflexión Chatham House.

La canciller tampoco ha intentado buscar ningún tipo de complicidad con Trump, a diferencia de otros dirigentes como el francés Emmanuel Macron, señaló la investigadora Sudha David-Wilp. La desconfianza que se ha asentado entre Europa y Estados Unidos dejará secuelas, advirtieron varios observadores.

Nunca la imagen de Estados Unidos había sido tan mala, según un sondeo del instituto Pew Research Center: en el Reino Unido, pese a su relación especial con Estados Unidos, solo el 41% de los encuestados -el peor valor jamás registrado- tenía una opinión positiva de Estados Unidos; mientras que en Francia la proporción era diez puntos menor y en Alemania, solo el 26% evaluó positivamente a ese país.

¿Vaso medio lleno?

“Las elecciones presidenciales mostrarán si el efecto Trump en términos de política antiliberal y proteccionista es un fenómeno pasajero o una tendencia más profunda en la política estadounidense”, apuntó en una nota la Fundación Robert Schumann, radicada en Bruselas.

Una victoria de Joe Biden no cambiaría las tornas necesariamente, pues aunque el demócrata sea consciente de “la necesidad de revitalizar la relación con los aliados”, en primer lugar tendrá que hacer frente a los numerosos desafíos que sacuden a su país, empezando por la lucha contra la pandemia de coronavirus, recordó David-Wilp.

No habrá ningún “retorno” a la situación anterior, predijo Bruce Stoks, quien entrevé no obstante la posibilidad de “definir una nueva relación” entre Washington y Bruselas. Pero “para numerosos alemanes, Estados Unidos seguirá siendo un aliado considerado con mucho escepticismo”, consideró el diario alemán Süddeutsche Zeitung, sin arriesgarse a pronosticar “si y cuándo” renacerá el sentimiento de una “comunidad de valores”.

Si Donald Trump -que de momento no tiene ventaja en los sondeos- gana las elecciones, Europa sabrá al menos a qué atenerse. Al contrario que en 2016, ya no habrá efecto sorpresa. “Si queremos ver el vaso medio lleno, la presidencia Trump podría haber acelerado la unidad de los europeos”, obligados a cerrar filas, observó Bruce Stokes.

En cualquier caso, incluso bajo un segundo mandato de Trump, Estados Unidos y la UE podrán seguir formando un frente unido cuando les interese, consideró el investigador.

Sería el caso, por ejemplo, ante los retos que plantea Pekín. “Europa y Estados Unidos deben permanecer juntos para enfrentar el enorme desafío que constituye China”, defendió Peter Beyer, responsable alemán de las relaciones transtlánticas, en una reciente entrevista con la AFP.

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