Dos miradas a la cuestión palestina

El Espectador le pidió a Marcos Peckel, director de la Comunidad Judía en Colombia, y a Alexánder Montero, asesor político de la Embajada de Palestina en Colombia, que dieran su opinión sobre el reconocimiento de Palestina como Estado libre y soberano. Dos visiones opuestas de una misma decisión.

redacción internacional
10 de agosto de 2018 - 02:00 a. m.
Un hombre israelí y una mujer palestina se enfrentan durante una manifestación en Damasco. / AFP
Un hombre israelí y una mujer palestina se enfrentan durante una manifestación en Damasco. / AFP
Foto: AFP - MENAHEM KAHANA

El Espectador le pidió a Marcos Peckel, director de la Comunidad Judía en Colombia, y a Alexánder Montero, asesor político de la Embajada de Palestina en Colombia, que dieran su opinión sobre el reconocimiento de Palestina como Estado libre y soberano. Dos visiones opuestas de una misma decisión.

 

Del reconocimiento al Estado

Marcos Peckel
Director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia

 

Los palestinos han recolectado unos 140 reconocimientos desde 1988, cuando declararon su independencia en la reunión del Consejo Nacional Palestino en Argel. Los primeros vinieron del entonces bloque soviético, los países árabes y los no alineados. Los de Suramérica se dieron con la izquierda en el poder en la mayoría de países del continente, siendo el Brasil de Lula el primero, en 2010. En 2011 Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, solicitó el ingreso oficial a la ONU cuando Colombia hacía parte del Consejo de Seguridad. Contrario a versiones desinformadas (fake news), que indican que hubo veto por parte de Estados Unidos, la petición palestina nunca se sometió a votación porque no logró asegurar los nueve votos mínimos requeridos. Colombia había declarado que no la votaría favorablemente.

Ante la imposibilidad de ser reconocido como Estado pleno, Abbas presentó su solicitud a la Asamblea General, donde cuenta con cómoda mayoría automática, para que Palestina fuera admitido como Estado observador. En aquella ocasión Colombia se abstuvo.

A pesar de tantos reconocimientos, la verdad monda y lironda es que en el terreno no hay Estado de Palestina. Los palestinos han sido el peor enemigo de sí mismos, desperdiciando cuanta oportunidad de paz se les ha presentado, como en Camp David 2000, cuando Arafat rechazó el plan de paz de Clinton, irremediablemente divididos entre Fatah y Hamás,  y como actualmente Hamás y anteriormente Fatah, acudiendo al terrorismo como forma de lucha. Palestina no cumple con los requisitos de la Convención de Montevideo para ser considerado Estado por la comunidad internacional, pues el primero de estos es tener un gobierno y los palestinos tienen dos: uno en Gaza,  otro en Cisjordania. 

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El proceder de Santos deja mucho que desear. Un reconocimiento cuatro días antes de concluir sus ocho años de gobierno en abierta contravía con la posición histórica de Colombia y que él mismo había expuesto repetidamente, que no habría reconocimiento sino una vez las partes llegaran a un acuerdo. El hecho de que la opinión publica se enterara por un comunicado emitido por una misión extrajera, en este caso la misión diplomática de Palestina en Colombia es inédito.  

Israel ha sido un aliado fiel de Colombia en las buenas y en las malas desde hace décadas y el gobierno de Santos se benefició significativamente de colaboración israelí en diversos campos. Un reconocimiento “clandestino” al fin de su mandato es la forma menos diplomática de corresponderle a un país amigo y aliado. El nuevo gobierno de Iván Duque recibe el “paquete” del reconocimiento en su  primer día de  trabajo y, como lo manifestó el canciller Carlos Holmes Trujillo, analizarán el alcance de la decisión ante sus “posibles omisiones”. 

Lo único real es que el Estado de Palestina verá la luz únicamente al final de un proceso de paz con Israel, ni un minuto antes, independientemente de cuantos reconocimientos exhiba en sus anaqueles.

 

 

“Reconocer a Palestina fue una decisión concertada”

Alexánder Montero
Asesor político de la Embajada de Palestina en Colombia

 

¿Desde hace cuánto estaba el gobierno colombiano trabajando para tomar esta decisión?

Este es un trabajo que en buena medida lo tomó cada embajador en su momento, pero en este caso particular llevábamos ya varios meses trabajando el tema con la canciller María Ángela Holguín.

¿Por qué es tan importante este reconocimiento para Palestina?

En primer lugar, la decisión permite ver el esfuerzo y el fruto de 22 años de trabajo diplomático, porque es un buen gesto para la comunidad palestina, que tiene más de 100 años en el país y que ha hecho aportes a la política y a la cultura y a los medios. En el plano internacional, permite avanzar en medidas novedosas, pragmáticas, sobre todo para obligar a Israel a sentarse de Estado a Estado con una agenda clara y compromisos claros.

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¿Por qué cree que hay inconformidad por parte de Israel con esta decisión?

Es una situación común. Colombia es uno de los últimos países que han hecho este reconocimiento e Israel en estas situaciones manifiesta su inconformidad porque en buena medida, como Estado ocupante, no le interesa el desarrollo, el bienestar, para Palestina, ni mucho menos que sea interpretado desde el sistema internacional en su condición de ocupado. Evidentemente, para Israel esto es señalarlo, con toda justificación, de cometer crímenes de guerra y de ocupación. Por esto reacciona tan violenta y tan abusivamente a este tipo de pronunciamientos por parte de terceros países. Si uno revisa el comunicado de Israel, es una grosería contra el Gobierno colombiano, sobre todo cuando dice que debían haberle consultado previamente una decisión que a todas luces es soberana de Colombia.

¿Qué tan fácil o difícil es revertir un reconocimiento?

A la luz del derecho internacional, hay un procedimiento que se cumplió. Me refiero a que canciller y presidente son las personas en un Estado encargadas de hacer ese tipo de declaraciones, que son vinculantes y generan obligaciones estatales. En este caso se dio la primera condición. La segunda condición es que se haya dado en el período de vigencia de ese presidente o canciller, cosa que también ocurrió. Nunca en las relaciones diplomáticas, desde 1648hasta la fecha, ha ocurrido algo como reversar el tema. Fue una decisión concertada, no se tomó a la ligera o de manera secreta. Fue concertada entre los dos gobiernos y también varios miembros de la comisión asesora ya se han empezado a pronunciar por la misma línea que estoy planteando. Esta decisión se debió haber tomado mucho tiempo antes.

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¿Antes de la decisión hubo acercamientos entre las administraciones Santos y Duque?

Los dos presidentes hablaron en un par de ocasiones. El presidente Santos le informó a Iván Duque y éste celebró la noticia y le manifestó que continuará con su decisión. El canciller Trujillo se entrevistó con la canciller Holguín y ella le explicó el tema; estaba al tanto. Hay que recordar que, desde mayo, el presidente Duque, siendo candidato, había insistido en su voluntad y deseo de llegar a este término. Por eso no fue sorpresivo.

¿Por qué el canciller Trujillo aseguró que se iban a analizar las implicaciones si ya sabían?

Es normal y necesario que esto se haga. A partir del 3 de agosto hay relaciones de Estado a Estado, y eso implica un reajuste de procedimientos, protocolos y formalismos que deben ser organizados y preparados. Es un procedimiento que no tiene nada de extraño o de trascendental.

Por redacción internacional

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