La noticia de una sangrienta matanza de 22 civiles, entre ellos 14 niños y mujeres, en un pueblo de una provincia del noroeste de Camerún poblada por una minoría de habla inglesa, puso de nuevo el nombre de este pequeño país africano en los titulares de prensa del mundo.
La oposición y algunas ONG locales acusaron de la matanza al gobierno y a los militares, que luchan desde hace tres años contra grupos armados secesionistas de habla inglesa. Las autoridades descartaron cualquier implicación en estos hechos.
Según la ONU, la muerte de las 22 personas fue resultado de un "desafortunado accidente" por la explosión de combustible tras tiroteos entre fuerzas del estado y rebeldes.
Pero lo cierto es que esta masacre es apenas un síntoma de la violencia que arrastra a Camerún desde 2017, cuando los enfrentamientos entre el gobierno y grupos insurgentes se intensificaron.
El Espectador le explica algunas claves sobre este país y su actual conflicto:
'África en miniatura'
Conocida como una “África en miniatura”, Camerún es el hogar de más de 230 grupos lingüísticos diferentes. Sin embargo, los grupos más grandes son los francófonos y los angloparlantes, que desde hace años libran un conflicto interno que ha marcado la política interna del país.El orígen de este conflicto data de la época colonial, pues los dos territorios que componen a Camerún fueron parte en su momento de Francia y Alemania. Por varios años, antes de la conformación del estado de Camerún, ambos territorios convivieron como entes independientes. Las disputas comenzaron solo después que la ONU, en 1964, tomara la decisión de fundar el país con estas dos colonias, que no tenían nada que ver entre sí.
Así, con cerca de 22 millones de personas, los habitantes de habla inglesa de Camerún representan el 25% de la población, mientras el resto del país está compuesto por una mayoría que habla francés y que, en momento de la unión, contaba con un desarrollo económico muy superior al que tenía la región británica, que por años se llamó Ambazonia.
Orígen del conflicto
A pesar de la independencia, la tensión entre angloparlantes y francófonos se mantuvo durante los primeros años de la nueva república. En 1984, se realizó una primera declaración de independencia. ¿La razón? El primer ministro Paul Biya había empezado una campaña para abolir el inglés y rebautizar al país con el nombre de La Republic du Cameroun. A eso se añadió el antecedente de un referéndum realizado en 1971 y en el que, como era de esperarse, la minoría de habla inglesa no tuvo mucho qué decir y gracias al cual Camerún dejó de ser un estado federal.Hoy, el primer ministro Biya sigue estando al frente del país, con más de 80 años, nadie le hizo mucho caso a la declaración de independencia de 1984 y desde octubre del 2016, las manifestaciones de los independentistas no han dejado de ser violentamente reprimidas.
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Independentistas
Desde finales de 2017 han aparecido diversas milicias, como las Fuerzas de Defensa de la Ambazonia (ADF) en el Sudoeste, que ante la negativa de diálogo por parte de Biya decidieron levantarse en armas. A su vez, la detención de Tabe en 2018 desencadenó la creación de un nuevo grupo armado, el Ejército de Resistencia de Banso, que actualmente opera en el Noroeste del país, zona en donde se habla inglés.Los separatistas han llegado incluso a llamar a las provincias de habla inglesa a desconocer el poder central de Camerún. Una semana después de las elecciones legislativas y municipales, en las que se ha registrado una baja participación según la Unión Africana (UA), sobre todo en las dos provincias de habla inglesa, se supo que los grupos armados habían prohibido acudir a las urnas y amenazado con represalias a quienes osaran hacerlo.
También se conoció que los rebeldes secuestraron a más de 100 personas en estas regiones durante las dos semanas anteriores a las elecciones, según Human Rights Watch (HRW), que acusó a las fuerzas de seguridad de haber cometido "nuevos abusos" en el mismo período.
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Violencia
El Noroeste y el Sudoeste de Camerún son escenario, desde hace tres años, de combates entre militares y separatistas. Estos enfrentamientos, y las atrocidades y crímenes cometidos por los dos bandos según las oenegés internacionales, han causado más de 3.000 muertos y han obligado a más de 700.000 personas a huir de sus hogares.El conflicto ya ha desplazado a más de 180.000 personas de las zonas anglófonas, donde tanto militares como separatistas están acusados por organismos internacionales de violar derechos humanos al arrasar aldeas o atacar escuelas, entre otros actos.