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EE. UU.: una posesión en la capital del miedo

A tres días de que Joe Biden juramente como el presidente número 46 de la nación más poderosa del planeta, la encopetada Washington D. C. está sumida en el caos. Sus calles y monumentos, cercados y, como Bengasi, Peshawar o Karachi, bajo la amenaza latente de ataques terroristas.

César Sabogal Rojas
17 de enero de 2021 - 02:00 a. m.
Alrededor de 25.000 hombres vigilarán el miércoles, solo en la capital y sus estados aledaños, la posesión de Biden, una cifra que quintuplica la actual presencia militar estadounidense en Afganistán. / Efe
Alrededor de 25.000 hombres vigilarán el miércoles, solo en la capital y sus estados aledaños, la posesión de Biden, una cifra que quintuplica la actual presencia militar estadounidense en Afganistán. / Efe
Foto: EFE - MICHAEL REYNOLDS

“Welcome to Forbidden City” grita, al paso de un convoy militar, Bayani, habitante de calle de origen filipino que hace un tiempo habita una carpa hecha con banderas en la intersección de las calles 22 y M al noroeste de Washington, a escasas cuadras de la Casa Blanca. Su disgusto, dice, es porque desde que una horda de fanáticos de Donald Trump irrumpió el Capitolio, “la ciudad más tranquila y amable del mundo pasó a ser un infierno donde reina el caos y el miedo… y todo está prohibido”.

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“Ya no te dejan en paz, hermano. Te prohíben escuchar música, está prohibido pedir dinero, te prohíben estar alegre y cada cinco minutos tienes a los soldados, policías y agentes encubiertos apuntándote con sus armas mientras requisan tus cosas y te dictan una lista de cosas nuevas que están prohibidas para ti. Cada uno, intentando ser más rudo que el anterior... Vivir en el centro de D. C. está afectando mi sistema nervioso, hermano. En serio, me está enloqueciendo ver a tantos militares, tantas patrullas, tantas armas de guerra. Y veo su frustración porque los envían a perseguir enemigos invisibles”, dice a El Espectador este hombre, que debe estar en sus 35.

Bayani no exagera. Tras la asonada en el Capitolio, que derivó de la ‘Marcha salvaje’ de apoyo al saliente presidente Donald Trump, el pasado 6 de enero, que dejó cinco personas muertas y desencadenó una ola de capturas en varias ciudades, más de 10.000 soldados, policías y agentes encubiertos custodian al milímetro las desoladas calles de la metrópoli, ícono de la geopolítica mundial. Desde entonces, la ciudad permanece en toque de queda.

Otros 5.000 uniformados están listos para llegar desde los vecinos estados de Maryland y Virginia, en caso de ser necesario, si los grupos radicales de ultraderecha cumplen su promesa de atacar blancos civiles y militares en protesta por el que llaman “fraude electoral” que sacó a Trump del poder y por la decisión del Congreso de iniciar un segundo juicio al saliente mandatario por “incitar a la insurrección” a sus energúmenos seguidores, frustrados por los resultados de los comicios. Alrededor de 25.000 hombres vigilarán el miércoles, solo en la capital y sus estados aledaños, la posesión de Biden, una cifra que quintuplica la actual presencia militar estadounidense en Afganistán.

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“Nadie nos avisó que tendríamos nuestra propia guerra interna. No siento que mi Ejército haya venido a protegerme; por el contrario, es como si tropas extranjeras invadieron Washington. Llegaron con mucha hostilidad. Hoy no puedo sacar mis carros del parqueadero, no puedo usar el metro, no se me permite salir a pasear a mi perro en las noches. Y todos apuntan sus armas hacia los ciudadanos que están obligados a defender. Estoy prisionera en mi propio país, donde ni siquiera tengo el derecho a protestar ni quejarme por el fraude que hicieron en las elecciones. Si ejerzo mi derecho a la libertad de opinión, seguramente me llevan presa. Siento rabia de esta situación. Y no soy la única. La mitad de los ciudadanos de este país estamos ofendidos Y no seré yo quien haga algo para protestar, pero alguien más lo hará y alguien tendrá que pagar”, se queja por su parte Sue Seltzer Griffin, administradora de un pequeño hotel en la exclusiva zona de Georgetown, a quien el movimiento Black Lives Matter D. C. pidió abstenerse de recibir turistas durante los días previos a la posesión presidencial.

Ello se suma a la decisión de la plataforma Airbnb de cancelar todas las reservas en la ciudad, en un intento por disuadir a los que pretenden viajar a la capital para protestar el día de la investidura. Las principales líneas de metro de la zona restringida están cerradas hasta el próximo jueves y hay una considerable disminución en el número de vuelos nacionales con destino a Washington durante la semana previa a la posesión.

“No hay trabajo. Si hasta ahora era riesgoso mi trabajo por el contagio de COVID, ahora no están llegando personas y a los pocos que vienen no podemos transportarlos hacia una ciudad plagada de barricadas, retenes militares y calles clausuradas”, aseveró Odil Hansen, conductor de Uber apostado por horas en el aeropuerto Ronald Reagan, ubicado en Virginia, sobre el río Potomac.

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Aunque para una decena de habitantes de Washington consultados por este medio, el despliegue de seguridad de cara al juramento del miércoles es exagerado, el FBI advirtió de posibles protestas armadas tanto en Washington como en los cincuenta capitolios estatales durante los días previos a la investidura de Biden. Christopher Wray, director de la oficina de inteligencia, y Kenneth Cuccinelli, subsecretario interino del Departamento de Seguridad Nacional, advirtieron eventuales ataques a edificios federales, casas de miembros del Congreso y empresas. Señalaron el día de mañana, lunes 17, como el día crítico.

Por esa razón, tanto el Pentágono como el Servicio Secreto y la alcaldesa de Washington pidieron una partida de emergencia, de los fondos federales, para no escatimar en gastos a la hora de proteger la ciudad. Así, el perímetro de la Casa Blanca y el Capitolio fueron cercado por vallas de más de tres metros de altura, se ordenó el cierre de la zona del National Mall, la zona de los monumentos ubicada a los pies del Congreso donde suelen reunirse los ciudadanos durante el discurso inaugural, y se instalaron pesados bloques de cemento por las principales avenidas que impiden el paso. A diario, las autoridades piden a los habitantes de la ciudad no salir de sus casas, mientras instan a los foráneos a desistir de su visita.

Todas estas medidas se dan en medio de las críticas a los cuerpos de seguridad por su inoperancia durante la toma del Capitolio de hace dos semanas. El jefe de la Policía del Capitolio y otros dos altos funcionarios de seguridad fueron obligados a renunciar tras el asalto, otros tres oficiales han sido suspendidos y 17 están bajo investigación. El influyente diario The Washington Post viene cuestionando la incapacidad del FBI de reaccionar proactivamente a informaciones de inteligencia según las cuales grupos extremistas planeaban atacar al Congreso, romper ventanas, derribar puertas y ponerse violentos; además del hecho de que en el grupo que irrumpió en el Capitolio había decenas de personas con antecedentes de dichos grupos de ultraderecha.

“Esta es una situación compleja. Los Estados Unidos siempre estuvieron acostumbrados a pelear con un enemigo externo; pero hoy ese supuesto enemigo es parte fundamental de este país y por eso las autoridades están locas sin saber cómo actuar. Hoy ya sabemos que la extrema derecha, conformada y apoyada por respetados miembros de nuestra sociedad, presenta un riesgo de terrorismo mucho mayor que el de los yihadistas islámicos, pero un sector influyente aún no quiere admitirlo. Hoy ese presunto enemigo no viene de tierras lejanas, sino que brota de esta tierra. Son conspiracionistas QAnon, supremacistas blancos, seguidores de Donald Trump, millones de estadounidenses que sienten tener la razón y luchar por una sociedad ideal. ¿Quiénes son los buenos y quiénes los malos de esta película? Buena pregunta”, opinó Timothy Merkley, politólogo de Georgetown.

“Claramente, estamos en terreno desconocido y es muy importante que trabajemos con todos nuestros socios para asegurar hacer frente a cualquier amenaza en nuestra ciudad”, sostuvo Muriel Bowser, alcaldesa de Washington, el viernes por la noche.

Biden: llamado a la unidad

Este fin de semana, el Comité de empalme de Biden reveló que el tema central del discurso de posesión del nuevo presidente se centrará en la unidad. “En un momento de crisis sin precedentes y profundas divisiones, Estados Unidos unido refleja el comienzo de un nuevo viaje nacional que restaura el alma del país, lo une y crea un camino hacia un futuro más brillante”, señaló un comunicado que reconoce que “los estadounidenses están atravesando uno de los períodos más desafiantes en la historia de la nación. Más de 370.000 estadounidenses han perdido la vida a causa del COVID-19 y millones más están sufriendo la destrucción económica causada por la pandemia. Nuestras divisiones políticas buscan destrozarnos y continúan poniendo a prueba la fuerza de nuestra democracia. El momento exige una reflexión seria y la consolidación de nuestra determinación nacional. También es un momento de esperanza”, agregó.

Cuando Biden asuma la presidencia, Estados Unidos habrá superado 23,1 millones de casos de COVID-19, con cerca de 420.000 fallecidos, en momentos en que la pandemia no da tregua, según la Universidad Johns Hopkins y el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME, por su sigla en inglés), de la Universidad de Washington.

¿De dónde vienen las amenazas?

Según las autoridades, citadas por medios locales, Estados Unidos está amenazado por al menos 180 milicias que planean una “marcha armada a todas las capitales” a partir de mañana, lunes. “Si no sabes disparar, aprende ya, porque invadiremos oficinas de gobierno, mataremos policías, guardias de seguridad, empleados federales y demandaremos un reconteo de votos”, dicen los reportes atribuidos a milicias, supremacistas, nacionalistas blancos y radicales republicanos.

La primera marcha se realizó hace ocho días en Louisville, Kentucky, en la que un centenar de personas armadas vestidas con trajes militares se congregaron en torno al “mayor rally patriota nunca visto” en ese estado. Pese a las arengas en contra del gobernador de ese estado, del Partido Demócrata, dicha manifestación transcurrió pacíficamente.

Vale decir que este enemigo ya había sido identificado, pues un informe del Departamento de Seguridad Interior, presentado el año pasado antes de las elecciones de noviembre, señalaba que casi el 70 % de los atentados y amenazas a EE. UU. en los primeros meses del año estaban “enmarcados en el supremacismo blanco”. Ataques que en agosto ya habían causado 39 víctimas mortales.

Ver más: Washington inició un bloqueo de seguridad en preparación a la inauguración de Biden

Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Nacional, quien recién renunció, también lo advirtió: “Como secretario, me preocupa cualquier forma de extremismo violento; sin embargo, estoy particularmente preocupado por los extremistas violentos de la supremacía blanca, que han sido letales en sus aborrecibles ataques de los últimos tiempos”, advirtió.

“Espérennos. Llegaremos en masa. Seremos tantos que ningún ejército o cuerpo policial podrá superarnos ni doblegarnos”, señaló una de las amenazas de estas milicias a través del sitio Parler, habitual foro de comunicación de estos grupos, que fue borrado desde el sábado por Apple, Google y Amazon.

“¡Muchos patriotas regresaremos el 19 de enero trayendo nuestras armas, para apoyar a nuestra nación a resolver este problema, de una forma que ni Washington ni el mundo podrán olvidar jamás!”, dice otra atribuida a Oath Keepers, considerada la milicia más fuerte del país, tras advertir que “no reconocerá al gobierno de Joe Biden, sus órdenes o decisiones”.

Por César Sabogal Rojas

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Maximo(79580)17 de enero de 2021 - 07:15 p. m.
la soledad de Trump es de 77 llones de americanos, lomas seguro es que el senado lo declare culpable y Biden lo perdonara y se echara al bolsillos buena cantidad de esos llones,y tiene la posibilidad de acabar con los republicanos, porque trump hará nuevo partido,dijo antes de elecciones que aceptaría los resultados "si yo gano", ninguna persona desconfió de sus palabras y miren lo que ha hecho.
James(98616)17 de enero de 2021 - 05:27 p. m.
EL BUFÓN CRIMINAL DONALD TRUMP SALE POR LA PUERTA DE ATRÁS COMO COBARDE QUE HA SIDO TODA SU MENTIROSA VIDA. TERMINA COMO DELINCUENTE DE CUELLO BLANCO, SERÁ ENJUICIADO, CONDENADO POR NUEVO SENADO DE MAYORÍA DEMÓCRATA Y PERSEGUIDO POR SUS CRÍMENES EN LOS ESTADOS DE NEW YORK, CALIFORNIA. TED CRUZ Y OTRO JOSH H. SERÁN EXPULSADOS DEL CONGRESO POR INSTIGAR A LOS VIOLENTOS CONTRA LA LEY Y ORDEN.
James(98616)17 de enero de 2021 - 05:09 p. m.
IDIOTA, CORRUPTO, INEPTO, INCOMPETENTE, ESTAFADOR DE ESTUDIANTES, EXPLOTADOR DE MIGRANTES, RACISTA, MISÓGINO, MITÓMANO, PSICÓPATA, SOCIÓPATA, ENFERMO MENTAL DONALD TRUMP DESGRACIADO, MISERABLE, PONE NIÑOS Y NIÑAS EN JAULAS SEPARÁNDOLOS DE SUS PADRES, SUGIERE INYECTARSE DESINFECTANTES, NIEGA EL VIRUS, NIEGA EL CAMBIO CLIMÁTICO, DIVIDIÓ LA SOCIEDAD PERO TODO LE SALIÓ MAL.
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