Egipto, después de la revuelta de 2011

Se cumplen siete años de la revolución que puso fin a 30 años de dictadura de Hosni Mubarak.

Felipe Medina Gutiérrez*
25 de enero de 2018 - 03:00 a. m.
Las elecciones presidenciales se celebrarán en Egipto entre el 26 y el 28 de marzo de 2018.  / AFP
Las elecciones presidenciales se celebrarán en Egipto entre el 26 y el 28 de marzo de 2018. / AFP

Egipto celebra los 100 años del nacimiento de uno de los líderes más importantes en toda su historia, Gamal Abdel Nasser. Pero además, el 25 de enero conmemora el séptimo aniversario de la “revolución” de 2011, que puso fin a 30 años de dictadura de Hosni Mubarak, hecho que despertó en ese momento gran ilusión entre la población.

Sin embargo, la transición se vio truncada por intereses diversos y por fuerzas contrarrevolucionarias. Al caer Mubarak, el poder no fue cedido al pueblo, sino a la junta militar liderada por el general Mohammed Tantawi hasta 2012. Tras presiones sociales, los militares aceptaron realizar elecciones presidenciales, siendo la primera vez que los egipcios elegirían a un dignatario en las urnas.

Mohammed Morsi, del partido Libertad y Justicia, y miembro de los Hermanos Musulmanes en Egipto, fue elegido el 30 de junio de 2012 como nuevo presidente, el primero electo de forma democrática y además sin pertenecer a las fuerzas armadas . Su gobierno no pudo agrupar a las distintas fuerzas del país, y más bien, encontró fuerte oposición de diversos sectores, entre ellos, los militares quienes manejan el 40 % de la economía del país.

Vea más: Hosni Mubarak, el faraón que burló la cárcel

El golpe militar en junio de 2013, liderado por el entonces ministro de defensa Abdel Fattah al-Sisi (con ayuda importante de Arabia Saudita), puso fin al gobierno de Morsi, quien fue enviado a prisión y hoy enfrenta diferentes juicios. Tras un difícil periodo de transición, donde ocurrieron hechos trágicos como la Masacre de Rabaa al-Adawiya, en la cual, según un informe de Human Rights Watch, más de 1.000 personas murieron (entre ellos simpatizantes del expresidente), se eligió a al-Sisi, quien renunció a las fuerzas armadas, como nuevo presidente en 2014.

Su gobierno no ha sido diferente al de sus predecesores pues diversos temas se mantienen vigentes: crisis económica, corrupción, Estado de Emergencia recurrente, juicios militares, persecución a la oposición, terrorismo, entre otros. También afronta nuevos problemas: represión fortalecida ya no solo a los partidarios de los Hermanos Musulmanes, sino además a militantes de izquierda y otros partidos, detenciones arbitrarias, acoso a la prensa, un Sinaí descontrolado, aumento del déficit y préstamos del Fondo Monetario Internacional, y la venta de las dos islas del mar Rojo a Arabia Saudita, que causó gran descontento en la población. La situación de derechos humanos es alarmante, como lo demuestra el caso de Giulio Regeni, estudiante italiano de PhD de la Universidad de Cambridge, encontrado muerto con señales de tortura a las afueras de El Cairo, así como el tema de personas ejecutadas por condena.

Vea más: La masacre más grande del nuevo Egipto

No todo son malas noticias para la población. Egipto vuelve a una Copa Mundial de Fútbol en Rusia 2018. , de la mano de Héctor Cúper y la estrella Mohammed Salah. La inestabilidad a partir de la revuelta de 2011 afectó a la selección nacional, quien venía de ser campeona de África en 2010 y solo hasta el año 2016 se pudo recuperar. Estar en la copa del mundo servirá en algo para aliviar tanta desgracia que ha tenido que vivir el pueblo egipcio, quien como el colombiano, disfruta de manera apasionada este deporte.

A pesar de la probable reelección de al-Sisi en las próximas elecciones presidenciales en marzo de 2018, sin fuertes rivales, libres o sin veto, no hay duda de que el anhelo de cambio que dio inicio a la revuelta de 2011 continúa vigente.

El Colegio de México

Por Felipe Medina Gutiérrez*

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