El “blindaje popular” de López Obrador en su primer año en México

Los primeros 12 meses del presidente mexicano en el gobierno han sido de claroscuros. En su primer año promovió numerosos programas sociales, pero enfrentó crisis de seguridad, problemas económicos y conflictos diplomáticos.

Jesús Mesa / @JesusMesa
02 de diciembre de 2019 - 02:00 a. m.
El presidente Andrés Manuel López Obrador organiza una conferencia de prensa diaria todas las mañanas.  / EFE
El presidente Andrés Manuel López Obrador organiza una conferencia de prensa diaria todas las mañanas. / EFE

De Andrés Manuel López Obrador (AMLO) podría decirse que carga con un chaleco antibalas. A pesar de haber soportado varios problemas e inconvenientes, como el recrudecimiento de la violencia y la contracción de la economía mexicana, la popularidad del presidente permanece intacta y en niveles inéditos para un mandatario tras cumplir su primer año.

Mientras que la mayoría de los presidentes suelen perder popularidad al primer año de llegar al poder, el caso de AMLO en México indica todo lo contrario. Tras 12 meses en el gobierno, el mandatario de izquierda alcanzó cifras de aceptación nunca vistas en su país. El 70 % de los mexicanos creen que está haciendo un buen gobierno, de acuerdo con una reciente encuesta de la firma De las Heras Demotecnia.

La explosión del gasoducto en Tlahuelilpan, la amenaza del gobierno de Estados Unidos de nuevos aranceles, la “guerra” en Sinaloa por la captura de Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo Guzmán, el asesinato de miembros de la familia mormona LeBaron y el asilo a Evo Morales han sido hasta el momento los momentos más difíciles de su gobierno, de acuerdo con el mismo López Obrador. Sin embargo, el mandatario asegura que ha corrido también con suerte.

“Hemos pasado en un año por momentos difíciles, pero no muchos”, dijo el presidente desde Palacio Nacional al presentar un balance sobre su primer año de gobierno.

Dentro de sus logros el mandatario destacó los grandes programas de bienestar para ayudar a los ancianos, los jóvenes y los pobres, y ha presupuestado US$13.000 millones en gasto social para el año próximo. También resaltó que subió el salario mínimo y que por primera vez hay un gabinete paritario, entre mujeres y hombres.

Pero quizás el más grande de todos es que en un país cansado de los escándalos de corrupción política, López Obrador puede presumir que los ha evitado.

Pero si su popularidad está en unos índices muy altos, los indicadores económicos y sociales muestran otra realidad. De acuerdo con el Banco Central de México, la economía del país se contrajo y no crecerá por primera vez en 10 años. AMLO había pronosticado un crecimiento de 2,0% de la economía para este 2019 y un promedio de 4% para su sexenio, pero esos objetivos ahora están seriamente comprometidos.

“El establecer como objetivo principal la redirección de recursos públicos para programas asistencialistas ha tenido un alto costo de oportunidad en el freno a la economía”, opina el analista mexicano Luis Estrada, director del centro de pensamiento SPIN. “La cancelación de programas que habían demostrado éxito en el pasado, así como proyectos como el del aeropuerto de México han tenido un impacto negativo en la confianza de los inversionistas”, agrega.

Otro tema que ha calado es el de la violencia del narcotráfico. El año 2019 ha sido particularmente violento para México, a pesar del cambio de estrategia para combatir el crimen por parte de AMLO. El plan contempla atacar las causas de la delincuencia con becas y empleo a jóvenes, así como un amplio programa contra las adicciones. También se creó la Guardia Nacional, integrada por policías militares y navales para sustituir a la Policía Federal.

No obstante, a pesar de sus intenciones, el presidente y su estrategia contra la inseguridad no han logrado contener la violencia en México. En lo que va de este año se han cometido más de 29.000 homicidios, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Una cifra que pinta para ser récord histórico, según este organismo. Le puede interesar: Las fallas de la estrategia de seguridad de López Obrador 

También se han presentado algunas crisis, como la fallida operación para arrestar en Culiacán a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán y el aumento de las masacres, siendo la más mediática la de la familia mormona estadounidense LeBaron, que dejó nueve muertos, entre ellos seis niños.

“La política que resume en “abrazos no balazos” podría dar resultado, pero en el largo plazo”, explica el mexicano Roy Campos, presidente de la firma encuestadora Consulta Mitofsky. Para el analista, si bien hay que darle tiempo a la estrategia del presidente, es claro que todavía hay delincuencia y que se necesita de la fuerza al Estado para enfrentarla. “Tarde o temprano veremos de nuevo esta fuerza en el combate”, dice a El Espectador.

Su relación con la prensa mexicana tampoco es la mejor. Organizaciones como Amnistía Internacional han llamado la atención por la retórica utilizada por el mandatario contra periodistas que son críticos con su gobierno. Esto, según la ONG, es grave porque promueve “un ambiente hostil” contra los reporteros en un país en el que ya de por sí es difícil ejercer el periodismo. A lo largo de este año, dice Amnistía Internacional han muerto al menos 15 periodistas. Vea también: Las alarmantes cifras de violencia en México

Pero a pesar de lo que muestran los indicadores, lo cierto es que AMLO no ha recibido esas balas. Por el contrario, aunque la percepción de la ciudadanía frente a temas como la inseguridad y la economía sí ha decaído, no es el caso de la opinión hacia el presidente mexicano. Analistas consultados por este diario concuerdan en que su principal acierto ha sido el mantener su imagen de hombre honesto y humilde. De hecho, según la encuesta de la firma De las Heras Demotecnia, el 72 % creen que es una persona sincera, 79 % que es un líder y el 80 % lo consideran una persona cercana a la gente.

“La popularidad de AMLO se basa en su personal estilo de gobernar. Gusta, y mucho, que madrugue. Es una señal de que sí está trabajando desde temprano por cambiar al país. También gustan sus conferencias matutinas de prensa y giras semanales. Dan la impresión de un presidente omnipresente”, explica Leo Zuckermann, analista político y académico mexicano.

“Después de un año su imagen de honestidad está intacta y ha logrado comunicar que este es un cambio verdadero y no solo un cambio de personas, que son las dos variables que lo hicieron ganar”, dice Roy Campos, de Consulta Mitofsky. “Además, políticamente logró sacar todas las leyes que propuso y tumbar todas las que prometió en campaña”, agrega el analista.

Un “malabarista” internacional

La llegada de AMLO al poder en México significó también el regreso de la denominada doctrina Estrada, una vieja norma que orientó la política exterior del país durante la mayor parte del siglo XX. Promulgada en 1930, la doctrina Estrada sentó los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia en los asuntos internos de otros países como elementos rectores de la diplomacia mexicana.

A solo un mes de su posesión, el regreso de esta norma se hizo evidente con la decisión del Estado mexicano de desmarcarse del Grupo de Lima, del cual su país hacía parte, y reconocer a Nicolás Maduro como legítimo presidente de Venezuela. Si bien no lo ha apoyado públicamente, tampoco lo ha criticado. Ha decidido mantenerse neutral.

“La política exterior de AMLO es política interior. El presidente ha mencionado varias veces que “no quiere ser candil de la calle y oscuridad de su casa”, como dice un dicho mexicano”, dice Luis Estrada, presidente del centro de pensamiento mexicano SPIN.

Sobre la aplicación de esta norma, hay voces a favor y en contra. “Con ello México recupera el protagonismo de la diplomacia que tuvo hasta el inicio de los años noventa, dijo a BBC Mundo el exdiplomático mexicano Eduardo Navarrete. “Demasiado cerca está de Maduro y lejos del pueblo venezolano”, manifestó por su parte Vicente Fox, expresidente mexicano y acérrimo enemigo político de AMLO.

Pero la doctrina Estrada tuvo el mes pasado una nueva prueba. La forma en que México asumió la crisis política de Bolivia, al ofrecerles asilo a Evo Morales y a varios de sus funcionarios, le han significado al mandatario críticas por su “espectacularidad”.

“En el caso de Bolivia, el problema no fue haber dado asilo a Morales, sino la forma y el espectáculo que se montó”, opina Roy Campos, de Consulta Mitofsky. “Se le mandó un avión y parecía algo como un rescate. No sabemos cómo se hacía antes, pero hacerlo hoy es estar sujeto a la exposición y a la crítica”, explica.

Sin embargo, la crisis boliviana no es la última que ha tenido que sortear AMLO. La creciente violencia por parte del narcotráfico tiene intranquilo a Estados Unidos, su poderoso vecino del norte, que amenazó incluso con nombrar como “terroristas” a los carteles mexicanos. Pero, a diferencia de su antecesor Enrique Peña Nieto, López Obrador ha lidiado de manera “magistral” su relación con Donald Trump, de acuerdo con expertos consultados por este diario.

“AMLO no se enfrenta a Trump por pragmatismo, sabe del daño que podría hacernos con cualquier decisión incluso sin apoyo del Congreso, así que prefiere no enfrentarlo como política de Estado. Tenemos enfrente amenazas de aranceles, de la firma del T-MEC y ahora de la declaración de terroristas a los delincuentes mexicanos”, explica Roy Campos.

“Mientras Trump sea presidente, desde la aprobación del T-MEC hasta cualquier amenaza comercial, pasando por críticas severas a las políticas del gobierno mexicano, serán aceptadas por AMLO con tal de no generar un pleito que seguro perdería”, concuerda Luis Estrada, del SPIN.

Por Jesús Mesa / @JesusMesa

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar