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De aquella imagen de Mauricio Macri bailando en el balcón de la Casa Rosada a esta actualidad de incertidumbre política apenas pasaron 1.250 días. Entonces sonaba “No te arrepientas de este amor”. El tema de Gilda, una cantante popular fallecida trágicamente en un accidente automovilístico, es ahora una pregunta que se hacen muchos argentinos que confiaron en el presidente. ¿Es posible no replantearse el voto de confianza?
A tres años de la asunción del empresario, Argentina vive convulsionada y con el fantasma de Cristina Fernández de Kirchner amenazante. Tantas deficiencias tuvo el gobierno de Macri que la expresidenta no solo conserva posibilidades de competir en las elecciones de octubre; según las últimas encuestas, tiene oportunidad de llegar con fuerza a un hipotético balotaje.
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El discurso de la herencia recibida, más allá de que fue diabólica, a estas alturas parece vacío, después de las decisiones de las que debe hacerse cargo el actual mandatario. Desde el 10 de diciembre de 2015, el Producto Bruto Interno (PBI) tuvo una caída superior al 20 %, la inflación superó el 158 %, la pobreza creció un 33 % y el dólar tuvo una subida de más del 300 %. Los números son rojos y el ajuste tarifario de los servicios golpea muy duro. En simultáneo, el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya superó los US$100.000 millones.
Cristina se mantuvo expectante, más cercana a su hija Florencia, quien viajó a Cuba para someterse a un tratamiento médico producto de una linfedema. La cineasta está acusada de recibir de manos de Lázaro Báez dinero por el alquiler de habitaciones hoteleras desocupadas como retorno por las obras públicas direccionadas en favor del empresario patagónico. El proceso está en marcha y aunque se presentaron exámenes clínicos, hay sospechas de la gravedad de la enfermedad que padece la mujer de 28 años.
En definitiva, no podrá ser extraditada de Cuba, incluso a pesar de que así lo requiera la justicia argentina. Su madre estuvo pendiente de ella, en silencio, pero agitada por su entorno. Los Fernández, Alberto y Aníbal, exjefes de gabinete, fueron los más intensos. Incluso, Alberto, quien se desempeñó en la función durante el mandato de Néstor Kirchner (2003-2008), intentó mostrar a la viuda como una demócrata moderada. La describió como “comprensiva, capaz de escuchar y con autocrítica. Muy distinta”.
Las frases de Fernández quedaron disueltas con la aparición del libro Sinceramente, un best seller que arrasó en la semana de la Feria del Libro. Basta con repasar las seiscientas páginas de la publicación para desnudar la esencia de Cristina, que en caso de volver al poder llegará con ansias de revancha. “Macri” se menciona 165 veces y Clarín, el diario más importante del país, 129. Se pondera su gestión, aunque los números son imposibles de verificar, ya que hubo una gran manipulación de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
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Cristina no confirma si se presentará en las elecciones presidenciales. Tiene un 30 % de votos cautivos. Pero la aparición de la “Jefa”, como la llaman sus seguidores, en la presentación de su libro dejó claro que está en clave electoral. El jueves habló durante 35 minutos en La Rural, un predio de eventos erguido en Palermo, uno de los barrios importantes de la ciudad de Buenos Aires. Estuvieron las figuras de su arco político, actores y empresarios afines. Afuera, en la avenida Sarmiento, se instaló una pantalla gigante para que los fanáticos pudieran seguir su discurso. Se cortaron las calles y hubo miles de personas que se acercaron al lugar. Algunos, por iniciativa propia; otros, conducidos por los punteros, un esquema perverso que se estableció para las movilizaciones populares y que explotó durante el kirchnerismo.
Cristina no habló de “corrupción”, aunque hay once causas en su contra. Habló de “persecución política” y de redactar un “contrato social”. En sintonía con la expresidenta, Eugenio Zaffaroni, exjuez de la Corte Suprema de Justicia, habló de una “nueva Constitución”. ¿A qué punto puede llegar esta idea que anda dando vueltas en las cabezas de los principales operadores de la viuda de Kirchner? ¿Qué derechos podría lesionar en nombre de la patria?
Todo sucedió el mismo día que atacaron al diputado radical Héctor Olivares. Fue en la mañana, cuando el legislador de 61 años salió a caminar con Miguel Marcelo Yadón, coordinador de obras del Fondo Fiduciario de Transporte Eléctrico Federal de la provincia de La Rioja. Dos hombres dispararon contra los funcionarios. Yadón (58) murió camino al hospital; Olivares murió el domingo. La balacera ocurrió a metros del Congreso y lo que se vislumbraba como un crimen mafioso y un atentado a la democracia terminó en un ajuste de cuentas por una situación pasional.
El atacante es el padre de la amante de Yadón, Juan Jesús Fernández, un gitano que se dedica a la venta de perfumes adulterados. Yadón salía con Estefanía, la hija del presunto asesino. Hay seis detenidos por el caso. Y nada tuvo que ver la filiación política de Olivares; sin embargo, ese jueves hubo una conferencia de prensa de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y hasta un mensaje grabado de Macri. ¿Se apuraron? La sombra del caso de Santiago Maldonado sobrevoló el aire. La desaparición del artesano tuvo en vilo al país durante 72 días y, a fin de cuentas, se ahogó porque no sabía nadar cuando huía de la gendarmería. Maldonado participaba del corte de una ruta junto a un grupo de indios mapuches en Chubut.
La semana terminó con una reunión estratégica del PRO en la que confluyeron Marcos Peña, jefe de gabinete; Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno porteño; María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires, y Elisa Carrió, diputada y principal aliada. Participó brevemente Macri. La idea es cerrar filas. El presidente se muestra en las inauguraciones de las obras públicas; la última, el viaducto del tren Mitre, que elevó a cuatro metros las vías del ferrocarril y eliminó barreras en la ciudad.
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“¿Por qué no hicieron esta obra antes?”, se jactó el mandatario en un claro tiro por elevación a Cristina. El dólar terminó estable y Macri, tranquilo. Eso sí, cualquier movimiento puede derivar en un cimbronazo. La política del Banco Central de la República Argentina (BCRA) es clara: podrá intervenir sin tener en cuenta el piso y el techo de la banda de flotación establecida para controlar la divisa. Muy a pesar, claro, de la reticencia del FMI.
En tanto, el gobierno invitó formalmente a todos los actores de la oposición para que firmaran un compromiso de diez puntos con el fin de garantizar la gobernabilidad, independientemente de lo que suceda en el cuarto oscuro. El peronismo federal aceptó con algún condicionamiento. En ese sentido, el histórico Partido Justicialista (PJ) está atravesando una diáspora que, posiblemente, quede diluida en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que se desarrollarán el 11 de agosto. El kirchnerismo, en cambio, no quiere saber nada. Entre la continuidad de Macri o el regreso de Cristina Fernández parece definirse la cuestión. La polarización está a flor de piel. Jaime Durán Barba, principal estratega de campaña de Cambiemos, dijo que ellos “son los menos malos”. Los argentinos tendrán que optar por un presente sombrío y un futuro de incertidumbre o un pasado oscuro.