El laberinto peruano

Perú vive una verdadera encrucijada. Después de la semana más dramática de su historia reciente, el país ya tiene nuevo presidente, las raíces del sistema que desató esta y otras crisis están lejos de ser extirpadas. ¿Hasta cuándo vivirá en la incertidumbre política?

17 de noviembre de 2020 - 02:01 a. m.
En ocho días, Perú tuvo tres presidentes: Martín Vizcarra, Manuel Merino y ahora Francisco Sagasti. / AFP
En ocho días, Perú tuvo tres presidentes: Martín Vizcarra, Manuel Merino y ahora Francisco Sagasti. / AFP
Foto: AFP - ERNESTO BENAVIDES

Francisco Sagasti es el tercer presidente de los peruanos en ocho días. Martín Vizcarra fue destituido el 9 de noviembre, acusado de corrupción, y Manuel Merino tuvo que renunciar el domingo, acosado por la presión popular y la muerte de dos manifestantes a manos de la policía, que reprimió las protestas.

Hoy Merino está bajo investigación por “abuso de autoridad y homicidio doloso”. También su jefe de gabinete, Ántero Flores Aráoz, y su ministro del Interior, Gastón Rodríguez, deberán responder por la muerte de Inti Sotelo (24 años) y Jack Pintado (22), aparentemente por perdigones disparados por la policía, en una protesta el sábado en la noche.

Sagasti deberá cerrar la crisis política que se profundizó en el fugaz gobierno de Merino, pero que deja daños incalculables. Gobernará, si el Congreso lo permite, hasta el 28 de julio de 2021, cuando asuma el presidente elegido en las urnas el 11 de abril del próximo año. Así Sagasti apenas superó los 60 votos para ser elegido, lo que evidencia de nuevo los mil y un intereses que existen en el Legislativo.

Porque los intereses particulares de las fuerzas que conforman el Congreso fueron los que generaron la crisis que desestabilizó el país por tercera vez desde 2016, año en el que comenzó el desfile de jefes de Estado. Van cuatro: primero, Pedro Pablo Kuczcynksi, obligado a renunciar, seguido por Martín Vizcarra, Manuel Merino y ahora Francisco Sagasti. El país ha tenido desde hace cuatro años dos Congresos.

“La decisión del 9 de noviembre interrumpió el régimen democrático luego de 20 años e implicó una agresión extrema a la figura de la presidencia. El simple hecho de que el país tenga varios presidentes en pocos días significa una desvaloración de una estabilidad lograda con el esfuerzo de todos”, señaló el diario La República en su editorial.

Ver más: ¿Quién es Francisco Sagasti, nuevo presidente de Perú?

“Que la vacancia fuese inconstitucional y que para decidirla se echara mano a la traición, el chantaje a los legisladores y a una alianza con grupos corruptos y antidemocráticos aumenta la convicción de que sus ejecutores actuaron con alevosía”, agregó.

Por su parte, Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, explicó que Perú es un caso distinto de los países de América Latina, “porque desde los 90 intentó convertirse en un semipresidencialismo y el Congreso tiene funciones que en otro país no”.

El caos político es responsabilidad de todos los sectores peruanos. El hoy expresidente Martín Vizcarra tuvo una confrontación tan fuerte con el Congreso, que ordenó su cierre en septiembre de 2019. Antes de eso, Vizcarra había sometido a referendo una propuesta para acabar con la reelección de los congresistas.

“La no reelección eliminó cualquier incentivo para que un congresista se haga responsable -al menos de cara a sus electores- de sus decisiones. Como en Macondo, la democracia peruana era tan reciente (18 años), que para mencionar algunos de sus elementos había que señalarlos con el dedo. Uno de ellos era la carrera política. Antes de esta decisión, y desde el retorno a la democracia, la tasa de reelección ha sido de un tercio de los congresistas. Con la medida de Vizcarra, la posibilidad de tener políticos profesionales desapareció”, explicó Jonathan Castro Cajahuanca, en The Washington Post.

Ver más: Manuel Merino, la presidencia más fugaz y trágica de Perú

En esta crisis, señalaron analistas, se vio el verdadero papel de los partidos políticos. Alianza Popular, el Frente Amplio de izquierdas, visto por muchos como “el tonto útil” en la vacancia, respaldó a Merino en busca de sus propios intereses; Somos Perú, los religiosos del Frepap e incluso el partido fujimorista Fuerza Popular de Keiko Fujimori también ayudaron a desatar la crisis y luego se desmarcaron como si nada hubiera pasado.

El ultranacionalista Unión por el Perú (UPP), el grupo que instigó la vacancia de Vizcarra, y Podemos Perú, liderado por José Luna, dueño de universidades privadas, investigado por corrupción, buscaba la revancha política luego de que Vizcarra impulsara la reforma universitaria.

El Congreso es una de las instituciones con más mala imagen de Perú. El último día como presidente, Vizcarra le recordaba al pueblo peruano que 68 congresistas tienen procesos abiertos, y les preguntaba si ellos no deberían dejar sus cargos.

“El Perú está indignado por lo que pasa en el Congreso. Su lucha contra la corrupción es una mentira: están negociando ministerios y nuestro derecho democrático a elegir en 2021. Lo que no se defienda en el Parlamento va a ser defendido en las calles”, aseguraba el líder del Partido Morado, el que ayer puso presidente.

Ver más: La corrupción, la raíz de las crisis políticas de Perú

¿Qué sigue para el país? Incertidumbre y un escenario complicado en una nación muy golpeada por la pandemia, la crisis económica y ahora la crisis moral.

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-(-)17 de noviembre de 2020 - 12:28 p. m.
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