El negocio que se aprovecha de los migrantes que llegan a EE.UU.

Los indocumentados se internan en un círculo vicioso en el que les cobran por todo para sobrevivir

Yolanda Cáceres Gutiérrez
14 de diciembre de 2018 - 04:13 p. m.
Estacionamiento el "dollar", aquí se gesta el negocio de los indocumentados, se encuentra trabajo, alquiler de vivienda, los "raiteros", se pagan los cheques cada viernes y sábado. Además, esta la casa de cambio de cheques, la lavandería, una tienda mexicana y la tienda del dólar donde se pueden adquirir artículos básicos. / Yolanda Cáceres Gutiérrez
Estacionamiento el "dollar", aquí se gesta el negocio de los indocumentados, se encuentra trabajo, alquiler de vivienda, los "raiteros", se pagan los cheques cada viernes y sábado. Además, esta la casa de cambio de cheques, la lavandería, una tienda mexicana y la tienda del dólar donde se pueden adquirir artículos básicos. / Yolanda Cáceres Gutiérrez

Por: Yolanda Cáceres Gutiérrez | Bridgeton, Nueva Jersey

La corrupción asfixiante de los países y la falta de oportunidades obliga a muchos latinos a partir. Carolina*, originaria de Cali, una mujer joven, trabajadora social, ve a Estados Unidos como un país para que ella y su familia prosperen;  además tiene la aspiración de aprender inglés y contar con una mejor educación para su hijo de 10 años. Ahora, esta mujer lleva 10 meses viviendo en Norte América y va a dar a luz a su segundo hijo.

Estos y otros motivos han llevado a mucha gente a ir en busca del mal llamado 'sueño americano'. Es verdad que hay trabajo y se pueden mandar dólares a los familiares para que tengan una mejor vida, lo que desconocen es la situación tan cruda, el abuso de sus mismos compatriotas y del negocio en el que se van a convertir en el submundo de los indocumentados, en el que todos ganan de él.

La ciudad de Bridgeton, en el Estado de Nueva Jersey (sur), es una radiografía del modus vivendi de la vida ilegal, la mayor parte de la población son de origen mexicano y recientemente de Colombia. Desde el año pasado han llegado muchos colombianos para incorporarse a la vida laboral de Estados Unidos.

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Desde que la persona sale de su hogar hace parte de este negocio, si no se tienen los recursos económicos suficientes para sacar una visa, se busca un “coyote" o "pollero", que puede llegar a cobrar entre 80 mil y 100 mil pesos mexicanos (entre 12.3 y 15.5 millones de pesos colombianos) por pasar a la gente de manera ilegal; ya sea por el desierto, cruzando el río Bravo, escondidos en algún tráiler y, conforme la gente va avanzando, son asaltados, hasta por los mismos policías mexicanos. Por poner un ejemplo, los que pasan por el desierto se encuentran con los "bajadores", hombres (que a veces están drogados) montados a caballo que roban a los migrantes.

Carolina narra cómo fue su llegada al submundo de los indocumentados de Estados Unidos: "llegué con mi esposo inicialmente a una experiencia totalmente novedosa porque la infraestructura es diferente a lo que estamos acostumbrados. Colombia es un país tercermundista, no tiene tanta tecnología ni tantos avances como los tienen acá".

Agrega que, "primero que todo, uno llega súper anonadado, pero a la vez asustado. El idioma es un choque fuerte, desde que te subes al avión nos hablan en inglés, bajas y te encuentras con un mundo totalmente diferente, no hablan tú idioma. En el aeropuerto de Atlanta, curiosamente uno de los más más grandes de este país, la experiencia fue difícil pero amena, se cumple con las expectativas, y luego llegamos a Bridgeton por un familiar de un amigo cercano que nos recomendó".

Los pagos
La segunda etapa. Al instalarse, llegas a través de un familiar o conocido. La renta de una casa económica oscila entre $1.200 y $2.000 dólares. Ante el alto costo, los cuartos, el sótano, la sala y el ático se alquilan y, dependiendo la amplitud, es lo que se cobra. El monto puede ser entre $200 y $500 dólares mensuales. Los servicios de agua, luz, gas e internet se cobran aparte, es lo que gente denomina “los biles” (bills).

Independientemente de lo ya mencionado, se debe hacer la limpieza de toda la casa una vez por semana. Si no desean realizarlo, deben pagar entre $15 a $20 dólares por semana y, de esta manera, el “casero se encargará de ello.

"Nosotros llegamos a Filadelfia y la persona que, supuestamente conocíamos, también colombiano, nos dijo: vamos a recogerlos. Uno dice bueno: si nos van a recoger, ¡chévere! Nos bajamos del carro y la primera sorpresa que nos encontramos es que el trayecto del aeropuerto de Filadelfia a Bridgeton tenía un costo de $150 dólares. Ese fue el primer choque y el primer disgusto, porque no hay que vivir en Estados Unidos para saber que es demasiado dinero por un recorrido de una hora", contó Carolina

Luego hay que comprar una identificación para poder trabajar. A esta colombiana le costó $100 dólares con el seguro. Llegó a un cuarto y le cobraban por ese espacio $370 dólares ($70 correspondían a los biles). Si se trabaja muchas horas, para cocinar se hace muy difícil y debes comer fuera y pagar $5 dólares por un almuerzo. En su caso, eran dos (el suyo y el de su esposo).

El ansiado trabajo
Después de establecerse, se van en busca del ansiado trabajo. Existen anuncios afuera de las tiendas mexicanas, páginas de Facebook o por recomendación de algún familiar o amigo. Las vacantes disponibles principalmente son en fábricas (algunas de ellas tienen temperaturas muy bajas por los congeladores donde se almacena fruta o verdura) o en el campo.

Para llenar la solicitud de empleo se necesita un permiso de trabajo, el cual debe ser estadounidense, por lo que se presenta uno “falso”. Por este cobran 160 dólares, junto con el seguro (social security). Esta credencial es plastificada y con los respectivos hologramas del original; el del seguro es una tarjeta de cartón azul, en algunos casos los números son inventados, en otros son reales. Ciertas personas trabajan con su nombre original, mientras que otras lo cambian; es decisión propia o de acuerdo al estado en el que se viva.

“Tuve la oportunidad de estar en Indianápolis, donde el gobierno exige a las empresas “papeles buenos”. En el condado de Seymour, la mayor parte de su población son oriundos de Jilotepec y Tepetlán (Veracruz, México). Allí conocí el caso de Adriana, quien uso nombres y números de seguro reales para poder trabajar. Así estuvo durante seis años de su vida, hasta que contrajo nupcias con un estadounidense y obtuvo la residencia.

Los datos reales son vendidos entre 400 y 1.000 dólares (todo esto se paga de contado) por ciudadanos e indocumentados, y salen a la luz por la misma gente del “social security” o porque están en acuerdo con los interesados.

Con la identificación y el trabajo se va en busca del “rayte”. Los lugares para laborar quedan a distancias lejanas de las ciudades en las que se vive; por lo que la mayoría se trasladan por medio de un “raitero” (persona que tiene un vehículo y se encarga de pasar por cada uno hasta su casa para llevarlos al lugar de trabajo y posteriormente regresarlos), el cual se divide en dos clases. El primero, es el que únicamente los lleva de la casa al trabajo; y, el segundo, es quien hace doble función: llevar, traer y dar trabajo. Este cobra de acuerdo con la distancia y la tarifa oscila entre 5 y 8 dólares por día.

 

Los raiteros
Los “raiteros o contratistas” son individuos que trabajan a su vez para alguna agencia de empleo, por lo cual tienen listas con los nombres, direcciones y número de horas que ha laborado cada persona. En el caso de la gente del campo, en ocasiones, hay autobuses especiales de la compañía que tienen un punto específico y, de manera gratuita, los trasladan a la finca.

El pago regular de estas agencias es el mínimo. En el estado de New Jersey es de 8,75 dólares por hora. Las agencias acuerdan un precio más alto, por lo que se quedan con 1 o 2 dólares por cada hora que se trabaje.

Nadie debe excederse de las 40 horas estipuladas por semana, pero, si es así, el “raitero” debe cambiar los datos generales porque en la mayoría de los casos ellos no pagan tiempo extra. Cada hora extra de trabajo se paga entre 12 y 14 dólares.

 

Los descuentos
El pago en cheque es cada 15 días, en el cual viene especificado la cantidad de horas y lo que cuesta cada una de ellas. Los descuentos son de acuerdo con los “dependens” (personas que dependen del empleado), el pago del social security, medicare (seguro médico); así como impuestos federales y estatales.

Dichos cheques se pueden cambiar en ciertas tiendas mexicanas o dominicanas. Si es menor a 1.000 dólares, tiene un cargo del 2% por cada 100 dólares y, en las casas de cambio cobran 2.21%; si es más de 1.000 dólares, cobran 3% por cada 100. Hay otras que tienen libre albedrío para cobrar el respectivo porcentaje y también existe la opción con el mismo “raitero”, quien exige lo mismo que en las casas de cambio.

Los descuentos por cada cheque eran más o menos de 150 dólares por un pago de 850 o 900 dólares. Eso desinfla a los trabajadores, cuando hacen cuentas jamás imaginan que les van a descontar todo eso, ni siquiera contemplan que les van a quitar todo ese dinero.

En los días de pago los lugares para envíos generalmente están saturados y las tarifas de cobro varían según la casa de cambio. Un requisito indispensable para altos giros monetarios es presentar una identificación válida y las colillas de cheques para corroborar la procedencia del dinero.

 

Los abusos
Carolina, enojada, recuerda: "Siempre que me entregaban los cheques faltaban horas, mi esposo tenía apuntadas todo lo que trabajaba. Un día llegué con él a hacer el reclamo y el contratista me dijo que seguramente yo no fui a trabajar ese día, que me había salido más temprano".

La situación era más frustrante en ocasiones en las que los recogían a las 5 a.m., se levantaban temprano, se arreglaban, llegaban a trabajar luego de un recorrido de dos horas, y resultaba que no había pescado y se tenían que devolver para la casa. En total perdían cuatro horas, se debía pagar el transporte y eso generaba mucho malestar y choques con el contratista. Carolina recuerda que hubo varias propuestas indecentes por parte de su jefe, y le parecía aún más atrevido que lo hiciera sabiendo que su esposo trabajaba en el mismo lugar.

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Envíos de dinero y mercancía
Por último, tenemos los envíos de mercancía, que tiene dos modalidades, la primera es por cajas a través de los establecimientos especializados, y la otra es por peso; con una tarifa de $2.50 dolares por libra.  

El pago del seguro es del 15% de acuerdo con el valor de la mercancía, más los impuestos, y la entrega de la encomienda tarda 20 días. Contando que hay ocasiones en que la gente de los sitios de envíos saquea las cajas o se pierden.

Carolina cierra con lo siguiente: "En EE. UU. se puede hacer un sueño, de acuerdo con el fin con el que tú llegas, hay muchas oportunidades, pero no es nada fácil enfrentarse a lo desconocido. Uno en su país es alguien, pero llegas acá y no eres nadie. Se pierden los valores, el respeto, absolutamente todo cambia cuando llegas de ilegal a un país. El mensaje es que en Colombia todavía se pueden hacer empresas, escoger mejor gobernantes diría yo, para que así se dé un mayor crecimiento y no tengamos que inmigrar a otros países".

A base de mucho sacrificio, privaciones y cansancio se logra mandar dinero a los familiares, y son quienes realmente y de manera inmediata logran ver ese 'sueño americano', pero también desconocen el viacrucis que sus parientes tienen que lidiar día a día para salir adelante; pues sólo se vive para trabajar, comer y dormir.

*Se utilizaron seudónimos para la historia.

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Por Yolanda Cáceres Gutiérrez

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