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El papa Francisco y su mensaje de paz en Irak

Beatriz Miranda
09 de marzo de 2021 - 06:00 a. m.

El 3 de marzo, la base aérea iraquí de Ain al Asad, conformada por tropas estadounidenses e iraquíes, fue atacada por misiles. Ese mismo día, en su audiencia semanal, el papa Francisco confirmó que su viaje iniciaría el 5 de marzo. “Si Dios quiere, iré a Irak para una peregrinación de tres días. Desde hace tiempo he querido conocer esa gente que tanto ha sufrido”. Después de 15 meses sin viajes, este fue el primer peregrinaje del papa Francisco. Un periplo considerado de alto riesgo no solo por los problemas de seguridad, sino también porque desde enero el número de contagiados por el COVID-19 se triplicó en Irak. Desde el inicio de su pontificado, Francisco ha realizado viajes en donde los cristianos no son mayoría como Corea del Sur, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Japón y Tailandia.

A partir de la invasión de Irak por Estados Unidos, en 2003, se estima que el número de cristianos en el país se redujo aproximadamente un 80 %, de 1,5 millones a 250 mil. Si bien esa minoría cristiana ha sufrido persecuciones en el transcurso de los siglos, en los últimos tiempos ha sido víctima de ataques constantes de ISIS o Daesh.

Según “Iraqcountybody”, una organización independiente que analiza los datos del Ministerio de Salud iraquí, más de 100.000 civiles fueron asesinados entre 2003 y 2011 dentro del conflicto. La misma organización dijo que el número de muertos civiles llegó a 200.000 en 2018.

La llegada del papa Francisco a Irak fue vista como una posibilidad de sanar los dolores, de reconciliar, de llevar un mensaje de esperanza y de unidad, de hermandad y perdón. Al tocar suelo iraquí, el pontífice fue recibido en el aeropuerto de Bagdad por el primer ministro iraquí, Mustafá al Kazemi, e inició una visita de tres días a Mosul, Erbil, Najaf y Qaraqosh.

En Mosul, el papa fue esperado con mucha alegría por los jóvenes. Tanto en Mosul como en otras partes de Irak la población es muy joven: el 40 % tiene menos de 14 años. “Oro por las víctimas de la guerra, no solo en estas tierras, sino también en todo Oriente Medio”. La celebración fue realizada en Hosh al-Bieaa, la plaza de las cuatro iglesias: siro-católica, armeno-ortodoxa, siro-ortodoxa y caldea, destruidas entre 2014 y 2017 por los ataques terroristas.

El papa afirmó que en Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son evidentes. Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan inhumana. “Hoy, a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”.

Erbil, donde se reunió con el presidente y el primer ministro de la región autónoma del Kurdistán iraquí, es considerada como una de las ciudades más antiguas del mundo. A lo largo de los siglos recibió a sumerios, asirios, babilonios, medos, romanos abasíes y otomanos. En los últimos años, Erbil se ha convertido en el hogar de miles de refugiados que huyeron para salvar sus vidas durante el dominio del llamado Estado Islámico. Se estima que la ciudad ha acogido a unos 540.000 refugiados entre iraquíes y sirios.

En Qaraqosh visitó la Catedral de la Inmaculada Concepción, restaurada el año pasado después de haber sido incendiada por milicias del Estado Islámico en agosto de 2014. El papa afirmó que este encuentro demostraba que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. Sin embargo, el punto álgido de la visita de Francisco fue su encuentro con el líder chiíta, el ayatola Alí al-Sistani y el encuentro interreligioso realizado en Ur, en donde se cree que nació Abraham, considerado el padre del cristianismo, del judaísmo y del islamismo. Judíos, cristianos, musulmanes y representantes de otras religiones se reunieron para orar. En su mensaje, él recordó cuando Dios pidió a Abraham que levantara los ojos al cielo y contara las estrellas.

El paso del papa por Irak da esperanza y abre paso a un diálogo interreligioso, algo tan necesario en Oriente Medio y en el mundo, en donde el extremismo ha justificado su actuación distorsionando los principios religiosos.

Quizá el día en que el hombre vuelva a contar las estrellas en el cielo podrá ser el inicio de un mundo más pacífico, humano y solidario, en donde quepan todos, independientemente de su origen étnico o religioso.

 

Gilberto(4359)09 de marzo de 2021 - 11:11 p. m.
Cuando el Papa visitó Colombia se dijo que empezaría un período de paz y reconciliación gracias a sus oraciones, parece que Dios no lo escuchó, pues todos hemos sido testigos del gran incremento de la violencia después de la visita de este personaje.
Periscopio(2346)09 de marzo de 2021 - 01:14 p. m.
Cuando el Papa Francisco vino a este campo de batalla uribista que es Locombia predicando la paz y la reconciliación los enemigos de la paz lo calificaron de "Cristochavista". Tuvo mucha suerte de no ser asesinado como cualquier líder social y lograr regresar al Vaticano sólo con un ojo colombiano, es decir colombino. Dios protege a sus ministros, como el mesías paisa protege a los suyos.
  • ELIZABETH(23598)09 de marzo de 2021 - 10:53 p. m.
    Estas en lo cierto
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