El perverso código de silencio de las iglesias que ocultó años de abusos

La institución católica convocó a las conferencias episcopales y a víctimas de abuso para discutir soluciones al problema. Las denuncias en otras confesiones comienzan a salir a la luz. ¿Nadie está libre de pecado?

redacción internacional
20 de febrero de 2019 - 02:00 a. m.
El perverso código de silencio de las iglesias que ocultó años de abusos

Mañana empieza uno de los eventos más importantes en la historia de la Iglesia católica. Los 113 presidentes de las conferencias episcopales y un grupo de 200 víctimas de abuso sexual por parte de curas se reunirán con el papa Francisco para discutir sobre el escándalo de pederastia que tiene en jaque a la institución, sobre todo desde el año pasado, cuando salieron a la luz cientos de denuncias en todo el mundo.

Este tipo de delito, sin embargo, no se limita a la Iglesia Católica. De hecho, supera cualquier límite ideológico, tanto así que en la gran mayoría de las religiones, entre ellas el judaísmo, el islamismo, el protestantismo y el budismo, se han revelado escándalos de abuso sexual a menores.

La semana pasada estalló un escándalo de proporciones mayores en la principal iglesia protestante de Estados Unidos: la Sourthern Baptist Convention: cerca de 400 pastores, voluntarios y educadores abusaron durante dos décadas de, por lo menos 700 personas, la mayoría menores de edad. La reunión del Vaticano llega en un momento en que nadie parece estar libre de ese terrible pecado.

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Uno de nosotros 

“Un cierto prejuicio anticatólico a menudo impide ver la dimensión global del drama de la pederastia”, asegura el sociólogo Massimo Introvigne. Las denuncias sobre abuso sexual son una realidad que incluye a líderes de diversas religiones, incluidos los rabinos de varias comunidades judías. El documental “Uno de nosotros” revela, a través de tres jóvenes que intentan escapar de su comunidad judía en Nueva York, cómo las organizaciones religiosas institucionalizan la obediencia y el abuso.

El rabino Nuchem Rosenberg declaró en 2013 que fue testigo de la violación de un niño en una casa de baños ceremonial judía ortodoxa en Israel. Desde 2005 comenzó a documentar las denuncias de abuso sexual en su comunidad y ha llamado a las víctimas a publicar sus quejas. Su activismo le ha traído rechazo y odio de judíos ortodoxos. La presión para denunciar es alta y la comunidad está regulada por hombres poderosos que hacen lo posible por mantener a sus seguidores ciegos de fe. Tras años de silencio, las denuncias de los abusos sexuales dejaron de ser un tabú y comenzaron a salir a la luz. 

Sin embargo, las víctimas todavía temen hacerlo o enfrentarse a sus agresores en tribunales, pues los jueces no saben cómo tratar el tema. “No se trata de desviar el linchamiento moral de los sacerdotes católicos a los judíos ortodoxos. Es suficiente poner en evidencia que este problema no es exclusivo de los cristianos y que el celibato sacerdotal no tiene nada que ver”, concluye Introvigne.

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Abuso en las madrazas 

Sobre los imanes, los líderes espirituales del islam, también recaen numerosas denuncias de abuso sexual. Una de las más grandes llegó en 2011, cuando una investigación de la BBC reveló que las madrazas, las escuelas islámicas británicas, enfrentaban más de 400 acusaciones de abusos sexuales y solo pocas de ellas tuvieron una indagación judicial exitosa. 

El imán Mohammed Hanif Khan es el caso más conocido: fue condenado a 16 años de prisión por intento de abuso y la violación de un menor en 2009 en una mezquita. “Fuiste llevado a los corazones de la comunidad y te trataron como a un dios. Uno de los muchachos dijo que eras tan grande como la reina”, aseguró la jueza del caso. Los abusos suelen presentarse en espacios educativos, donde los niños pasan aproximadamente 10 horas por semana aprendiendo a recitar el Corán. Según la investigación de la BBC, en muchos casos las víctimas y sus familias fueron sometidas por parte de las comunidades islámicas para que se abstuvieran de denunciar.

Un pecado mortal

La Iglesia católica tiene un tenebroso historial de abuso sexual alrededor del mundo. Expertos sostienen que en Estados Unidos la cifra de víctimas está por encima de 100.000 y han recalcado que el Vaticano ha hecho lo posible por ocultar las violaciones sistemáticas trasladando a los sacerdotes a otros países.

La justicia chilena lleva más de un año investigando más de 150 casos de abusos de sacerdotes en el país, mientras en Alemania un estudio reveló que al menos 1.670 clérigos habrían abusado de 3.600 menores entre 1946 y 2014. En Irlanda, uno de los países más católicos del mundo, varios obispos tuvieron que dimitir tras revelarse que sacerdotes y monjas maltrataron y abusaron de niños y mujeres durante décadas.

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Australia ha sido otro de los países más afectados, pues se estima que la cifra de víctimas asciende a 60.000 y la información de los procesos abiertos contra los curas es cerrada por el bloqueo mediático que prevalece sobre el territorio. En Francia, la prescripción de los crímenes es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las víctimas, dejando los abusos sexuales en la impunidad. Ayer la iglesia de México reveló ayer que ha sancionado a 152 sacerdotes por pederastia.

Alumnos budistas 

Oane Bijlsma fue víctima de abuso sexual por parte de un monje budista. En septiembre del año pasado, en una reunión inédita organizada en Holanda, denunció su caso ante el Dalái Lama, líder de la institución. Como ella, decenas de mujeres hicieron lo mismo.

Es la primera vez que el líder tibetano accede a hablar con víctimas, aunque las acusaciones por abusos sexuales se están produciendo desde hace décadas. Uno de los casos más recordados es el del monje budista Sogyal Lakar, que cuenta con el título honorífico de rimpoche (“precioso”) y es acusado desde el 1992 de todo tipo de abusos a sus alumnos.

Pero no hay que ir tan lejos para encontrar este tipo de denuncias. A mediados del año pasado el maestro Xuecheng, uno de los monjes budistas más conocidos y populares de China y presidente de la Asociación Budista de ese país, fue denunciado por dos monjas del templo de Longquan, uno de los más conocidos de Pekín.

Testigos de Jehová

Este grupo religioso cristiano es uno de los que más han tardado en responder a las denuncias en su contra por abuso sexual a menores, probablemente debido a una polémica regla interna en la que se necesitan dos testigos para tomar en cuenta el caso.

En 2016, una comisión de investigación en Australia analizó los expedientes de la institución y encontró evidencia de 1.800 presuntas víctimas de pederastia desde 1950. Aunque en los documentos se mencionaban casi 1.000 agresores, ninguno de los expedientes había sido reportado a la policía.

En los últimos años, sin embargo, la justicia ha comenzado a condenar los hechos. En 2014, un juez en California obligó a la institución a pagar US$13 millones a un hombre que fue abusado sexualmente por un líder del grupo, y el año pasado, un jurado de Montana decidió que debían pagarle US$35 millones a una mujer de 21 años víctima del mismo delito.

Por redacción internacional

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