El Gabinete de Gobierno israelí puso hoy en marcha el plan de expulsión de miles de inmigrantes africanos que están en Israel en situación irregular y que deberán abandonar el país antes de abril o serán encarcelados.
El primer ministro israelí, Benjamín Netnayahu, dijo que "los infiltrados" tienen una opción: "Cooperar con nosotros y marcharse de forma voluntaria, respetable, humana y legal o tendremos que utilizar otras herramientas a nuestra disposición".
Netanyahu pidió en la reunión de examinar alternativas para incentivar la expulsión como el pago de subsidios, informó el diario "Haaretz".
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El mandatario explicó que el plan afectará a la mayoría de los 60.000 africanos que entraron en Israel antes de la construcción de la valla en el Sinaí en 2013 y aseguró que 20.000 ya fueron expulsados, 4.000 el año pasado.
"Proteger las fronteras contra la infiltración ilegal es un derecho y una obligación fundamental de un Estado soberano", resaltó el jefe de Gobierno y anunció la construcción de más barreras.
La ONG Hotline para Refugiados y Migrantes declaró a Efe que el Ejecutivo dará 90 días a los afectados para abandonar el país de manera voluntaria y, de lo contrario, irán a prisión.
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Esta agrupación aseguró que habrá deportaciones de eritreos y sudaneses a terceros países con los que las autoridades israelíes han establecido un acuerdo, como Ruanda.
"Israel enviará refugiados a un Estado inseguro y muchos de ellos a la muerte. Ruanda no es seguro", denunció una coalición de organizaciones de derechos humanos y añadió que solo en lo que va de año 7.000 eritreos y sudaneses han intentado presentar solicitudes de asilo en Israel.
A mediados de diciembre, el Parlamento israelí (Knéset) enmendó la llamada "Ley antiinfiltración", como parte de las medidas llevadas a cabo contra la inmigración irregular, que incluye sanciones para quienes contraten a personas indocumentadas.