El plan de Vladimir Putin para perpetuarse en el poder en Rusia

El presidente ruso sorprendió al mundo al proponer una serie de reformas que buscan cambiar la constitución rusa y darle mayor poder al Parlamento. A solo cuatro años de que termine su tercer mandato, expertos consideran que el mandatario movió las fichas para seguir al frente del país una vez abandone el Kremlin.

redacción internacional
16 de enero de 2020 - 03:55 p. m.
Vladimir Putin, presidente de Rusia. / AFP
Vladimir Putin, presidente de Rusia. / AFP

Cuando Vladimir Putin asumió por primera vez como presidente de Rusia a comienzos del nuevo mileno, eran pocos en el mundo quienes pensaban que el exagente soviético, desconocido en la política rusa, seguiría veinte años después al frente de la potencia euroasiática.

El tiempo no ha sido un enemigo para Putin, que en dos décadas levantó la moral de una potencia en crisis. En su mandato Rusia volvió a ser relevante internacionalmente y es, junto con China, el principal contrapeso que tiene Estados Unidos en la geopolítica internacional.

Si bien durante primeros años las relaciones con las demás potencias fueron por así decirlo “cordiales”, la segunda década del siglo XXI terminó con una Rusia muy diferente a la que heredó de Boris Yeltsin y más parecida a la Unión Soviética, recordada con nostalgia en múltiples ocasiones por Putin.

En veinte años, Putin consiguió levantar la economía de Rusia, le devolvió el orgullo a su pueblo y la catapultó de nuevo como una potencia internacional. Y si bien en su primer periodo (2000-2008) tanteó la posibilidad de ingresar en la OTAN, la invasión de Irak (2003) y el ingreso de los países bálticos en la Alianza Atlántica (2004) le convencieron de que Rusia nunca sería aceptada como un igual en la liga de naciones democráticas,

Putin optó entonces por el antagonismo en cada uno de los rincones del planeta, desde Europa a Oriente Medio o Latinoamérica. En los últimos 12 años Putin ha dado un vuelco a la política internacional de su país. Logros que teme se pierdan una vez tenga que abandonar el poder en 2024, como lo dicta la actual constitución rusa.

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Pero para ello el presidente tiene un plan. Una estrategia que fue develada ayer durante su discurso anual ante el Parlamento de Rusia. El líder ruso sorprendió a propios y extraños al proponer una serie de reformas radicales a la Constitución del país, vigente desde 1993.

En su declaración, Putin dijo que decidió revisar el superpresidencialismo ruso, prometiendo reducir las prerrogativas del jefe de Estado y fortalecer los poderes del Parlamento, que designará al primer ministro. Eso sí, aclaró, manteniendo al mismo tiempo el carácter presidencial del sistema.

"Por supuesto, el presidente mantendrá el derecho a fijar las misiones y prioridades del gobierno", advirtió, pero destacó que Rusia está lo suficientemente "madura" como para introducir una dosis de parlamentarismo.

El mandatario quiere que a partir de ahora la Cámara Baja del Parlamento vote la candidatura del primer ministro, cuando hasta ahora se limitaba a dar el visto bueno. Lo mismo ocurrirá con los viceministros y el resto de miembros del Ejecutivo. En caso de ser aprobada, el presidente no podría vetar la decisión del Parlamento.

Asimismo, Putin se muestra de acuerdo con limitar a dos los mandatos presidenciales. La Constitución vigente únicamente obliga al presidente a dejar el cargo tras ejercer dos mandatos consecutivos, pero no le impide regresar al Kremlin posteriormente. También sugirió que solo las personas que hayan residido en Rusia de forma continua durante más de 25 años y que nunca hayan tenido un pasaporte extranjero o un permiso de residencia permanente pueden postularse para presidente.

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Estos anuncios de Putin, para analistas como el ruso Leonid Bershidsky de la agencia Bloomberg, no quieren decir que Putin estaría abierto a ampliar la democracia en su país, sino todo lo contrario. Dicen que, con esta propuesta, el objetivo real del mandatario ruso es mantenerse en el poder y blindar el sistema político que construyó por dos décadas.

“Las propuestas de Putin descartarían una gran cantidad de rusos ricos y educados. Según estadísticas oficiales defectuosas, 543,000 rusos tienen una segunda ciudadanía o un permiso de residencia en el extranjero”, explica Bershidsky en Bloomberg.

Para Alexei Navalny, la mayor amenaza opositora para Putin, esto marca un regreso a la política de la era soviética y cualquier votación para cambiar la Constitución va a ser un fraude.

Al proponer un freno a los poderes presidenciales, Putin abre tres caminos para él mismo después de 2024, año en el que debe dejar la presidencia. Caminos que son menos directos que una prolongación directa de sus poderes, como ha ocurrido en Bielorrusia y varias naciones exsoviéticas de Asia Central.

La primera de ellas es la de convertirse en primer ministro con poderes fortalecidos y permanecer indefinidamente. Otra sería tratar de dirigir el país desde la silla del presidente del parlamento. La tercera podría ser gobernar tras bambalinas, como el líder del partido dominante del parlamento, la forma en que Jaroslaw Kaczynski, líder del Partido de la Ley y la Justicia, dirige actualmente Polonia.

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Todas estas opciones requieren un control continuo sobre el sistema político de Rusia, suficiente para que el parlamento siga siendo, en efecto, un organismo de un solo partido. Algo que no parece por ahora difícil, pues en la actualidad cuenta con un poder casi absoluto del Parlamento (128 escaños de 170 en el senado y 341 de 450 escaños en la Cámara baja).

“En un sistema no competitivo sin acceso libre a elecciones para partidos y candidatos y con elecciones injustas y falsificadas, la transferencia de poderes al parlamento significaría, muy probablemente, la transferencia de estos poderes al liderazgo del partido que domina en el parlamento” manifestó el analista político Kirill Rogov en una publicación de Facebook.

Tal configuración política, que se asemeja a la que Xi Jinping aplicó en China, permitiría a Putin mantener el control de facto indefinidamente, según Kaczynski. Dice el experto que esto también le daría la facultad al actual presidente de designar y moldear a sus futuros sucesores.

Precisamente ese análisis es el que podría explicar la renuncia del gobierno del primer ministro Dmitri Medvedev, mano derecha de Putin durante varios años. Su salida demostraría que Putin está pensando más allá del corto plazo y desea renovar los liderazgos para garantizar la supervivencia de su plan político.

"Creo que Putin seguirá siendo la figura principal en Rusia, como lo ha sido durante 20 años", señala la experta rusa Maria Lipman a la agencia AFP.
Esta posibilidad es lo que hace que otra de las propuestas que Putin sea especialmente intrigante. Al presidente ruso le gustaría hacer del Consejo de Estado una agencia gubernamental formalmente contemplada por la Constitución.

"El mero hecho de que iniciara la discusión sobre el Consejo de Estado es porque tal vez está tratando de trasladar el poder real para situarse por encima de la presidencia", sugiera Baunov.

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Hoy en día con poco poder real, el Consejo de Estado fue creado por Putin después de asumir el poder en el año 2000. De momento, es un cuerpo de asesores con 85 gobernadores regionales y otros funcionarios, incluidos líderes políticos.

Hoy, el presidente es presidente del consejo. Pero ese no será necesariamente el caso después de la reforma propuesta, que le daría más poderes a este organismo. De esa forma, Putin podría optar por encabezar el consejo después de renunciar a la presidencia y su papel posterior a 2024 se pareciera al del presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, quien renunció a la jefatura de estado para servir como cabeza del nuevo poder del país: el Consejo de Seguridad.

De hecho, algunos lo imaginan como el árbitro supremo, por encima de la refriega política con una posición a medida, como lo hizo Nazarbayev al convertirse en una especie de padre de la Nación, dejando la presidencia a un allegado obediente.

Putin podría, por ejemplo, mantenerse como jefe del Consejo de Estado -un cuerpo político reforzado por su reforma constitucional- y además del poderoso Consejo de Seguridad. O también podría encarar algo completamente diferente. "Vemos ciertas piezas del rompecabezas, hay algunas que no vemos y otras que nunca veremos. Pero hay un plan, y está en la mente de Putin", señala Lipman.

Putin quiere permanecer en el poder, la pregunta es cómo, dice Sergei Goryashko, enviado especial de la BBC en Moscú. Ahora estamos casi seguros de que no será como presidente después de 2024.

Por redacción internacional

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