El presidente de Nicaragua se niega a renunciar para acabar con la crisis

Daniel Ortega concedió su primera entrevista, después de dos años, a medios extranjeros. En esta, descartó renunciar a su cargo como presidente de Nicaragua para superar la crisis que afronta el país desde el pasado 18 de abril, negó la vinculación de su gobierno con grupos paramilitares y la persecución a los sacerdotes de la iglesia católica.

/AFP
24 de julio de 2018 - 04:16 p. m.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua durante el aniversario número 39 de la revolución sandinista. / AFP
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua durante el aniversario número 39 de la revolución sandinista. / AFP
Foto: AFP - MARVIN RECINOS

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, descartó el lunes renunciar antes de terminar su mandato en 2021, como reclaman sus opositores en multitudinarias protestas que dejan casi 300 muertos desde hace más de tres meses.

"Nuestro período electoral finaliza con las elecciones de 2021, cuando tendremos nuestras próximas elecciones", dijo el mandatario en una entrevista con la cadena estadounidense Fox News, en la que rechazó la celebración de comicios anticipados. 

"Adelantar las elecciones crearía inestabilidad, inseguridad y empeoraría las cosas", afirmó Ortega en sus declaraciones al programa "Special Report with Bret Baier".

El mandatario de 72 años, que ha gobernado Nicaragua durante 22 años, y que fue el quien lideró el país tras la revolución sandinista que provocó la caída del dictador Anastasio Somoza en 1979, mencionó que los violentos disturbios iniciados en abril ya terminaron. "Ha pasado una semana desde el fin de los disturbios. Las cosas se están volviendo más normales en el país", dijo el mandatario, aunque reconoció que las manifestaciones pacíficas a favor y en contra de su gobierno continúan.

(Contexto: Daniel Ortega, el liberador que se volvió un dictador)

La afirmación de Ortega del fin de la turbulencia en Nicaragua alude a las manifestaciones antigubernamentales de principios de mes, violentamente reprimidas por la policía y grupos paramilitares afines al presidente. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) dijo este lunes que al menos 292 personas han muerto en las protestas que estallaron el 18 de abril contra una reforma de la seguridad social propuesta por el gobierno, pero que derivaron en un amplio movimiento que exige la salida del poder de Ortega y de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.

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- "Ni un muerto en una iglesia" -

Ortega rechazó las acusaciones de que controla a los paramilitares progubernamentales que han sido vistos actuando en acuerdo con la policía.  En cambio, acusó a grupos políticos nicaragüenses de encabezar milicias antigubernamentales, financiadas por narcotraficantes y agencias de Estados Unidos. Según Ortega, esas milicias mataron a "decenas" de policías durante los disturbios. 

"Ninguna de las manifestaciones pacíficas" ha sido atacada, aseguró el jefe de estado.

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Ortega negó, además, las denuncias de manifestantes y sacerdotes católicos en las que señalaron a fuerzas oficiales de matar a tiros a dos jóvenes encerrados en una iglesia de Managua, que sufrió un asedio sostenido los días 13 y 14 de julio.  "Ningún nicaragüense ha muerto en ninguna iglesia. Ni un solo nicaragüense ha muerto en ninguna iglesia. Eso es falso", insistió Ortega.

Asimismo, dijo que es erróneo afirmar que los sacerdotes están siendo atacados."No hay un solo sacerdote al que persigamos", y agregó que agradecía los esfuerzos de la Iglesia Católica para mediar en las conversaciones entre su gobierno y los grupos opositores.

- "Mentiras terribles" -

Ortega también desestimó las afirmaciones de sus detractores que coinciden en que busca establecer una "dinastía" familiar, al incluir a su esposa en la fórmula presidencial. "Nunca se me ocurrió instaurar una dinastía", dijo. "Mi esposa es la primera vez que ha sido vicepresidente", asegurando que no estaban apegados al poder. 

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Su decisión de hablar con Fox News después de años de rechazar entrevistas con medios extranjeros, se dio porque quiere que Estados Unidos le muestre "respeto" a Nicaragua. "La historia de nuestras relaciones con Estados Unidos ha sido dolorosa. No quiero repetirla", dijo, fustigando una resolución crítica de la situación en Nicaragua que preparan legisladores estadounidenses.

También criticó lo que consideró "una campaña de mentiras, mentiras terribles para tratar de dañar la imagen de Nicaragua y de su gobierno".

Por /AFP

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