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La renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, hizo sentir a Juan Guaidó “un fresquito de libertad”. Así lo dijo este lunes al ratificar el llamado a los venezolanos para retomar las calles a partir de este sábado 16 de noviembre, cuando se espera que miles de ciudadanos de ese país vuelvan a marchar.
“Hoy la solución que requiere Venezuela (...) pasa porque todos ejerzamos con fuerza nuestro derecho en la calle”, agregó en referencia a marchas que previamente había convocado para el sábado en todo el país. La oposición venezolana también pide comicios presidenciales al acusar a Maduro de reelegirse fraudulentamente en 2018.
Guaidó ironizó en torno a declaraciones del número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien había asegurado hace unos días que en Latinoamérica soplaban “brisas bolivarianas” con las protestas contra los presidentes Sebastián Piñera y Lenín Moreno, en Chile y Ecuador.
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Leoncio Barrios, psicólogo y analista social, doctor en educación a la familia y a la comunidad (Universidad de Columbia, 1990), profesor jubilado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y consultor, explicaba en El Espectador cómo la sociedad venezolana enfrenta los difíciles días que viven desde hace años, pero que desde el 23 de enero (cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela) se convirtieron en una montaña rusa de sensaciones.
“Lo que está pasando con Juan Guaidó tiene más efecto afuera. La gente de adentro, los venezolanos que trabajan, que tienen todas las calamidades de todo lo que pasa en el país, es decir, la mayoría, está fuera del dilema de quién es el presidente. Simplemente está resolviendo el día a día, la carestía de la vida, los apagones, tienen que conseguir hasta tres trabajos, ver cómo se movilizan porque el transporte es un problema. Esas cotidianidades tan fuertes consumen la energía del día a día del venezolano. Algo diferente de lo que cuentan los tuiteros, de la gente que consulta medios internacionales y, claro, de los que protagonizan la crisis del país”, comentó Barrios.
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Así ven los venezolanos lo que pasa en la región
¿Qué tanto pueden influir las marchas en Ecuador, Chile, Bolivia e incluso Colombia en el desarrollo de las venezolanas? Para Guaidó mucho. “No sé si hay una brisa por Suramérica o un huracán boliviano de democracia, pero siento un fresquito de libertad”, expresó Guaidó, jefe del Parlamento de Venezuela reconocido como presidente encargado de Venezuela por varios países, encabezados por Estados Unidos y Colombia.
Los venezolanos, sin embargo, están divididos. En declaraciones a este diario, Ánderson Pérez, de 30 años, señaló que “hay que salir a la calle porque necesitamos un cambio. Se puede ver con lo que sucedió en Bolivia, puede servir como empujón para que suceda acá”.
Los jóvenes, principales protagonistas de las marchas más recientes en Venezuela, siguen teniendo esperanza en el poder de la calle. “Teníamos la esperanza en Guaidó cuando salió en enero, pero muchos hemos perdido la fe en él, pero creo que si todos nos unimos y salimos a marchar lograremos el cambio para el país. Sin embargo, pese a Guaidó, creo más en el país”, indicó Jhon Falcón, de 22 años.
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Lo cierto es que las manifestaciones serán masivas. “Sí asistiré a la marcha, porque estoy cansado de este régimen. Son 20 años y no todo puede pasar tan rápido, la esperanza es lo último que se pierde”, indicó Luis Carlos José Pernía, de 50 años.
“No voy a ir. Llevo tiempo creyendo que siempre iba a pasar algo y nunca pasó nada. Y me di cuenta finalmente de que mientras sigamos saliendo los mismos de siempre, es decir, los civiles contra los que tienen armas, seguiremos siendo carne de cañón (...) Pienso que si queremos resultados diferentes, tenemos que hacer cosas diferentes”, aseguró Cristopher Hucul, ingeniero de 24 años.
“Aún no sé si ir, pero es por una realidad emocional (...) El país día a día nos desgasta, nos frustra, nos deprime. Buscamos todos los medios para tratar de sobrellevar eso, pero cada vez que he tenido un poco de esperanza, yendo a este tipo de convocatorias, y luego no vemos resultados tangibles, la situación es muy dura de sobrellevar”, expresó Paola Licón, de 52 años.
De acuerdo con el informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, presentado el 4 de julio, se señalaba que había alrededor de 850 detenidos, 77 menores de edad, 40 fallecidos y una veintena en manos de las fuerzas de seguridad en las protestas. Entonces se registraron 51 muertos.