El sorpresivo papel de los evangélicos en las elecciones de Perú

Foto de referencia. / Pixabay

El movimiento evangélico ha estado más que presente en las últimas elecciones de diferentes países de la región. Los partidos políticos buscan su apoyo porque saben que su masa electoral es importante y capaz de influir con sus votos. En Perú no es la excepción, de hecho, un partido evangélico fundamentalista dio la sorpresa en las elecciones generales del pasado fin de semana al conseguir 9% de los votos, asegurando así 16 escaños de 130 en el Congreso. 

"Regresamos al Congreso después de 20 años", destacó en un tuit el Frepap (Frente Popular Agrícola del Perú), que reivindica como regla de vida los 10 mandamientos de la Biblia, mensaje que atrae particularmente a los peruanos más pobres y de zonas rurales. El movimiento, que tiene por símbolo un pez de color morado, debutó en 1989 como brazo político de la llamada Congregación Evangélica Israelita del Nuevo Pacto Universal.

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Su fundador, el zapatero Ezequiel Ataucusi (1918-2000), se postuló tres veces a la presidencia de Perú, sin superar el 1,5% de los votos. Sin embargo, consiguió elegir un legislador en 1995 y dos en 2000.

Ataucusi, que fundó su congregación en 1968, proclamaba ser la reencarnación de Cristo y afirmaba que su misión era reproducir "el paraíso terrenal" en los Andes peruanos. Hasta hoy sus 200.000 seguidores usan largas barbas y túnicas, mientras que las mujeres cubren su cabeza con un velo y usan faldas hasta la pantorrilla.

El Frepap propone convertir a Perú en un estado teocrático e invita "a los hombres a la observancia de la Ley Divina, con la finalidad de moralizar y enfrentar la corrupción política". Sus principales propuestas de campaña fueron eliminar el fuero parlamentario, crear un impuesto a la riqueza y reducir la jornada laboral de 48 a 44 horas semanales sin rebaja de salario.

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"El éxito del Frepap en parte es porque logró una transferencia de votos producto del desplome del fujimorismo", explicó a la AFP el analista Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi. Su alto respaldo en las urnas "representa parte del voto de protesta significativo que hay en Perú", destacó en un tuit el analista Carlos Meléndez.

Cuando el fundador murió en el año 2000, a los 83 años, unos 5.000 seguidores lo velaron en una urna de vidrio durante tres días en su templo de Cieneguilla (cerca de Lima), a la espera de su resurrección como les había prometido. El "gran profeta" o el "Mesías", como lo llamaban sus seguidores, fue sucedido por Ezequiel Jonás, uno de sus nueve hijos, quien proclamó que su padre solo moriría el día que se olvidaran de él.