Estados Unidos lanza una moneda al aire

Las de este 3 de noviembre son, sin duda, las elecciones más importantes de la historia reciente del país. Los cuatro años de Donald Trump en la Casa Blanca impactaron a la nación más poderosa del planeta, sumida hoy en su peor crisis interna desde la Segunda Guerra Mundial. Estos son los enormes desafíos que las urnas le plantean a la nación más poderosa del mundo.

César A. Sabogal R. / Washington D.C. (@CesarASabogalR)
01 de noviembre de 2020 - 02:00 a. m.
El martes 3 de noviembre Estados Unidos elegirá presidente en medio de una grave crisis interna marcada por el nuevo coronavirus.
El martes 3 de noviembre Estados Unidos elegirá presidente en medio de una grave crisis interna marcada por el nuevo coronavirus.
Foto: AFP - Agencia AFP

Cuadrillas de obreros trabajan a marchas forzadas en avenidas como la Connecticut o la Pensilvania, cerca de la Casa Blanca. Monumentos, tiendas de lujo y afamados restaurantes, otrora frecuentados por turistas, recibían este fin de semana a hordas de carpinteros afanosos por levantar barricadas de madera en fachadas y vitrinas. La razón: el temor generalizado a que la elección presidencial del próximo martes en la nación más poderosa del planeta desencadene en violencia y caos, tal como ocurría en dictaduras del tercer mundo o en películas de ficción.

A pocas horas de los comicios, la tensión está en su máximo nivel. Los estadounidenses han sido testigos, este año 2020, de uno de los procesos electorales más extraños y virulentos del que tengan memoria. ¿Donald Trump o Joe Biden? Cuatro años más para un presidente impredecible, controversial, radical, frentero y buscapleitos, o la oportunidad para Joe Biden, el exvicepresidente de Barack Obama, un político tradicional, acostumbrado a deambular tras bambalinas dentro de los círculos de poder, pero cuya capacidad de liderazgo a nivel mundial aún despierta un manto de duda en algunos sectores.Donald Trump llegó hace cuatro años a la Casa Blanca incluso en contra de su propio escepticismo. Lo hizo bajo la esperanzadora promesa de “Volver a hacer grande a Estados Unidos de América” (Make America Great Again).

Cuatro años después, en el ocaso de su período presidencial, los hechos demuestran una realidad muy lejana a esa promesa: Estados Unidos es hoy, con más de 229 mil víctimas mortales, el país con más fallecidos en el mundo a causa del COVID-19 (Trump, víctima del virus, siempre desestimó sus efectos negativos), el país atraviesa una recesión económica histórica (aunque el producto interior bruto -PIB- del país creció a un ritmo récord del 33,1 % en el tercer trimestre de 2020) y las comunidades padecen los estragos de una violencia racial que los tiene divididos y enfrentados.

Por si eso fuera poco, organizaciones no gubernamentales y líderes sociales ajenos a los partidos políticos advierten que brillantes jóvenes profesionales estadounidenses prefieren emigrar hacia Canadá, Australia o Asia en búsqueda de mejores oportunidades laborales antes que quedarse en su país.

Qué decir de la polarización, el miedo y la violencia. Los estadounidenses están cada vez más preocupados por lo que sucederá el día de las elecciones, incluido un posible estallido de violencia tras la votación. Así lo reveló un sondeo del diario USA Today y el Centro de Investigación Política de la Universidad de Suffolk, según el cual tres de cada cuatro votantes creen que habrá violencia. “En estos comicios hay un miedo mucho más profundo a la violencia no solo el día de las elecciones, sino durante muchos días después”, dijo David Paleologos, director del Centro de Investigación Política de Suffolk, a USA Today.

En un mensaje a los electores, esta semana The Washington Post recomendó a los electores “que si bien pueden tener algunas reservas frente al candidato demócrata Joe Biden, tengan en cuenta a la hora de votar si esas discrepancias pesan más que el peligro que representan cuatro años más con el actual presidente”. “Votar por Donald Trump es votar por un EE. UU. en declive y poner en peligro su democracia”, sentenció.

¿Qué ha hecho Trump?

Y aunque la mayoría de medios de comunicación resaltan cada equivocación, desatino e imprudencia de Trump, hay muchos que consideran que también hay que contar lo que le salió bien. ¿Salió algo bien?

Luego de vencer a la poderosa exprimera dama y exsecretaria de Estado Hillary Clinton, el magnate inmobiliario Donald Trump prometió el 20 de enero de 2017, día en que asumió como presidente número 45 de Estados Unidos, que a partir de ese momento “una nueva visión” gobernaría la Tierra: “Desde hoy solo será ‘América primero’, ‘América primero’", dijo. No tardó mucho tiempo en destapar sus cartas: durante su primer año echó para atrás tres logros de Barack Obama, su predecesor: un acuerdo nuclear con Irán, la participación de su país en el Acuerdo de París contra el cambio climático y los acercamientos con el gobierno de Cuba.

Muy temprano de su segundo año, Trump lanzó el primer golpe de una guerra comercial con China al imponer aranceles al acero y al aluminio proveniente del gigante asiático, a lo que Beiging replicó, en un conflicto que no solo se mantiene, sino que convirtió al régimen de Xi Jinping como el principal problema de seguridad nacional que deberá enfrentar quien dirija la Casa Blanca por el próximo cuatrienio.

También, en un hecho desafiante, Trump reconoció a Jerusalén como la capital del Estado de Israel al trasladar su embajada, desde Tel Aviv, y el 12 de junio de 2018 se reunió en Singapur con el líder norcoreano Kim Jong-un, tan solo meses después de haber declarado la posibilidad de que su país “destruya totalmente a Corea del Norte”.

Pese a las críticas, especialmente por sus salidas en falso y el manejo poco diplomático de la agenda internacional, analistas consultados por El Espectador le reconocen algunos logros.

“Hoy, al cierre de su período presidencial, la relación con Corea del Norte se encuentra en su punto de tensión más bajo en toda su historia, y eso es un logro único de Trump. Además le dio un buen manejo al asunto con la organización terrorista ISIS y pudo renegociar con Canadá y México un acuerdo comercial más favorable para trabajadores estadounidenses”, señaló Christina Healy, politóloga de Georgetown.

“A Trump hay que reconocerle que en sus cuatro años de gobierno dio un manejo cauteloso y limitado de la fuerza en materia de política exterior. Si bien es cierto que ha sido locuaz y torpe a la hora de abordar algunos conflictos, no ha iniciado ninguno y tampoco ha llevado al país a terrenos bélicos. Eso, viéndolo en perspectiva, es algo positivo”, agregó.

A su turno, Alexandre Destefano, de la Universidad de Harvard, destacó cómo Trump deja una Corte Suprema de mayoría conservadora y que de resultar Biden vencedor, “lo pondrá en aprietos a la hora de abordar temas medioambientales o comerciales y asuntos sensibles como la despenalización del aborto -tema en el que el actual presidente cuenta con el respaldo de millones de feligreses católicos-. También, el desmonte del sistema de salud conocido como Obamacare, del cual Trump es el enemigo número uno”.

“En el campo comercial, la administración Trump se caracterizó por negociar a través de amenazas y sanciones. Usó el dólar como arma de transacción poco diplomática. Aunque es un hecho reprochable, también ese estilo deja a Estados Unidos más en posición de fuerza frente a futuras negociaciones. Y definitivamente su política laboral proteccionista produjo réditos. Tanto, que Biden no tuvo más remedio que reconocer los avances y en campaña se comprometió frente a trabajadores y sindicatos a seguir por el mismo rumbo si llega a la Casa Blanca”, aseveró.

Críticas en todos los frentes

“¿Cuál legado? He visto de todo en política. Lo bueno, lo malo y lo feo, y te aseguro que Trump es incapaz de dejarle un legado positivo a este país. De resultar reelecto, la vida de los estadounidenses va a ser peor cada día”, señaló la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.

“Si vamos a hablar de un legado, en el caso de Trump este sería la polarización, el nacionalismo exacerbado, la falta de garantías, la improvisación y la renuncia a los principios que crearon a esta gran nación”, concluyó la exfuncionaria demócrata.

¿Aprendieron los demócratas la lección de 2016, cuando un protagonista de realities derrocó solo a la élite política? Muchos temen que no. “Esta debió ser una oportunidad para aprender, crecer y considerar otra visión del mundo”, escribía el joven Trent Lapinski en el portal Medium.

Y aunque la fórmula demócrata Joe Biden-Kamala Harris lidera las encuestas, no es claro qué podrá pasar el próximo martes, pues Trump sigue dando la batalla. Peter Nicholas advertía en la revista The Atlantic que “la reelección de Trump es posible”, entre otras cosas porque “tiene un aparato en el terreno que está tratando de cambiar los estados claves”. La pelea será por un puñado de votos y por eso los medios esbozan maneras de informar a los votantes para aclarar que quizá la del 3 de noviembre sea la noche electoral más larga en mucho tiempo.

El temor ronda a los estadounidenses, que se preguntan si Donald Trump aceptaría un eventual triunfo demócrata o si será un proceso transparente y cuyo resultado acepten las partes. O, por el contrario, la decisión final será igual de polémica y compleja que toda la gesta electoral y se definirá a instancias de la Corte. La suerte está echada. Y las consecuencias son de alcance mundial.

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Por César A. Sabogal R. / Washington D.C. (@CesarASabogalR)

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UJUD(9371)01 de noviembre de 2020 - 10:34 p. m.
Son tan estúpidos los gringos como nosotros, que reeligen al cara de iguana, como acá hicieron con la lechona Duque ayudado por la plata del ñeñe.
William(46718)01 de noviembre de 2020 - 04:07 p. m.
A EE.UU., a A. L. y al mundo en general le conviene que Trump siga en la presidencia, pues un Biden, disminuido por su salud y por el hecho que en una eventual ausencia sea reemplazado por una izquierdosa declarada, sería la oxigenación de las dictaduras comunistas como la cubana, la nicaraguense y la venezolana. Esto no le conviene a Colombia ni a la región suramericana.
Mariana(53191)01 de noviembre de 2020 - 02:24 p. m.
Hay más razones para proteger los establecimientos, es por las manifestaciones que han ocurrido en el país desde la muerte del afroamericano, hay indicios de destruir y robo en estos lugares. El periodismo debe cubrir lo general no deben ser parciales
Carlos(67125)01 de noviembre de 2020 - 06:29 p. m.
la política americana es para la grandeza americana y ya están cazados de dar y poco reciben los países piden y piden y mucho de los que piden son anti americanos esto lo entendió muy bien trump por eso corto muchos presupuestos ,el presupuesto es el impuesto pagado por le pueblo para el pueblo no para regalarlo a quienes no los aprecia, las ayudas son conveniencia a su solución Americana
Fernando(57223)01 de noviembre de 2020 - 05:28 p. m.
A la hora de la verdad, gana Biden. El Trump es una porquería. Le falta tacto y diplomacia para manejar los temas comerciales y de trato particular con las empresas que le hacen la competencia. Ej. Huawei. No lo puede combatir por las buenas, entonces a las malas con incrementos de fletes, tasas, expulsión de ejecutivos, acusaciones chimbas, en fin. Cosa mala es ese señor.
  • Mariana(53191)01 de noviembre de 2020 - 10:04 p. m.
    Estados Unidos no es de izquierda y ganará Trump
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