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El bolsonarismo a prueba este domingo con las elecciones municipales en Brasil

Brasil tendrá unas elecciones claves este fin de semana con las que se afianzarán las fuerzas políticas y las alianzas de cara a los comicios presidenciales de 2022. Ni la izquierda de Lula da Silva ni la ultraderecha de Jair Bolsonaro marchan como favoritas. Las opciones de centro podrían ser las favorecidas.

13 de noviembre de 2020 - 03:01 p. m.
El presidente Jair Bolsonaro anunció el 7 de julio que había dado positivo en un test de Covid-19.
El presidente Jair Bolsonaro anunció el 7 de julio que había dado positivo en un test de Covid-19.
Foto: AFP - Agencia AFP

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrentará su primera prueba de fuego en las urnas este domingo cuando se realicen las elecciones municipales en el país, los primeros comicios desde su victoria en las presidenciales de 2018 y los que son considerados como el “trampolín” para figuras políticas y partidos. No son elecciones de medio término como en Estados Unidos, pues no se juegan escaños en el Legislativo, pero las alcaldías sí juegan un papel importante para medir la popularidad de los aliados del mandatario, ver las alianzas y el crecimiento de las alternativas al actual gobierno.

“Las elecciones municipales son importantes porque dentro de dos años los alcaldes y concejales tendrán en sus manos la maquinaria política para elegir a los legisladores federales. Estas elecciones redefinirán los alcances del poder. Cuantos más ayuntamientos y concejales obtenga, más población controlará”, le dijo Carlos Melo, profesor de política de Insper en Sao Paulo al Financial Times.

Bolsonaro, sin partido político desde su salida del Partido Social Liberal en 2019, espera que su fuerza política se establezca en todo Brasil para consolidar sus alianzas y una base electoral que le permita abrirse paso a la carrera presidencial de 2022, en la que se jugará su reelección. Pero la popularidad de sus aliados se ha desinflado y el presidente tiene que ver mucho en ello, lo que no es un buen augurio para su movimiento.

Cada vez que Bolsonaro mostró apoyo a un candidato este comenzó a caer en las encuestas. Así sucedió con Marcelo Crivella y Celso Russomano, candidatos a las alcaldías de Río y de Sao Paulo respectivamente. No sucede lo mismo con los concejos, donde la extrema derecha del presidente ha visto un aumento en apoyos. Las victorias en los concejos le permitirían al mandatario ultraderechista formar un ejército de concejales que le permita incrementar su fuerza en zonas remotas de Brasil. Aún así, la pérdida de alcaldías para Bolsonaro podría causar daño a sus intenciones reeleccionistas.

Esta pérdida de popularidad de los aliados del presidente no significa que el país se haya reconciliado con la izquierda, pues las fuerzas progresistas también lucen fragmentadas y el Partido de los Trabajadores (PT) no ha recibido un gran respaldo: sus candidaturas no reciben ni el 10 % del apoyo. Ambos polos parecen estar recibiendo un castigo por una década convulsa en el país de la cual son responsables. Además, una de las fallas de Bolsonaro ha sido consolidar el bolsonarismo.

“Bolsonaro a nivel nacional, siempre fue un político del denominado bajo clero, que no construyó carrera en ninguna estructura partidaria (ha pasado por 9 partidos) y nunca tuvo a su cargo ninguna responsabilidad ejecutiva. Conforme lo relatado en estos primeros meses de gobierno, el bolsonarismo se presenta, paradójicamente, como el punto más débil del Gobierno de Bolsonaro. Esta debilidad se expresa tanto en las rupturas y vaivenes internos al gobierno como en la exposición deslegitimadora en la esfera pública”, destacan Valentina Carranza Weihmüller y Leandro César Juárez, de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Argentina.

Las que han salido bien libradas y favorecidas de este castigo son las opciones de centro, las cuales marchan a la cabeza en las encuestas. El laborista y exministro Ciro Gomes, quien fue tercero en las elecciones de 2018, será el encargado de liderar a la centro izquierda compitiendo contra un inhabilitado Lula da Silva. Ha trazado una alianza entre su partido, el Partido Democrático Laborista, y el Partido Socialista Brasileño, que gobierna en Pernambuco y Paraíba, con el fin de vencer con “los valores que los demócratas usaron para enfrentar a Donald Trump en Estados Unidos”.

“Se espera un crecimiento de la centroderecha tradicional y de una nueva coalición de centroizquierda”, le dijo a Télam el cientista político Vinicius Rodrigues Vieira al portal Telam en Argentina.

Candidatos salpicados por corrupción, los favoritos a vencer

Los candidatos favoritos a la alcaldía de Río de Janeiro están salpicados por escándalos de corrupción, pero eso parece no molestar a la mayoría del electorado de una ciudad brasileña acostumbrada a escándalos por desvíos y a gobernadores encarcelados.

El exalcalde Eduardo Paes, que lidera los sondeos de intención de voto para alcalde de Río con el 33 % del favoritismo; el actual alcalde y obispo evangélico Marcelo Crivella, que lo escolta con el 15 %, y la excomisaria de Policía Marta Rocha, tercera favorita con 14 % y que busca pasar a una segunda vuelta, enfrentan juicios o sindicaciones por corrupción (los dos primeros) o han sido implicados en escándalos (la tercera).

Paes, candidato por el partido derechista Demócratas y que fue alcalde de Río entre 2009 y 2016, está imputado en un proceso por corrupción pasiva y lavado de dinero, acusado de haber recibido de Odebrecht donaciones ilegales para sus campañas electorales por 10,8 millones de reales (unos 2 millones de dólares) a cambio de favorecer a la constructora en contratos públicos.

El líder de las encuestas también es investigado por su responsabilidad en fraudes en licitaciones públicas para la construcción de instalaciones que Río usó en los Juegos Olímpicos de 2016 y en una red de pago de sobornos para la concesión de la construcción de la Linha Amarela, una importante vía de la ciudad.

Crivella, del partido derechista Republicanos, fue imputado en un proceso por abuso de poder político por el uso de medios de la alcaldía para favorecer campañas de sus aliados políticos, principalmente otros líderes religiosos, y también fue acusado de haber montado un “cuartel general de sobornos” en la alcaldía, un caso por el que llegó a ser sometido a un juicio político con fines de destitución que sorteó gracias al apoyo que tiene en el Concejo.

Rocha, una diputada regional por el izquierdista Partido Democrático Laborista (PDT), comenzó a ser blanco de pesadas acusaciones desde que su desempeño en las encuestas mostró que puede ir a una segunda vuelta y derrotar a Paes.

Sus rivales no se cansan de recordar sus supuestos vínculos con “bicheiros” (banqueros del juego ilegal) cuando era comisaria de Policía y una denuncia aún en investigación de que recibió donaciones ilegales para una de sus campañas electorales.

Pese a que Brasil cuenta con una ley de “ficha limpia” para frenar la candidatura de corruptos, la legislación tan sólo se aplica para los que ya han sido condenados y en segunda instancia.

Pero no es la única particularidad en estas elecciones. La candidata Regina Bento Sequeira adoptó nombres de heroína para obtener “superpoderes en las urnas”. Fracasó ocho veces. Ahora, en su novena participación electoral en Brasil, se hace llamar Capitana Cloroquina, en una estrategia para atraer votantes tan controvertida como ese medicamento contra el COVID-19.

A pocos días para las elecciones municipales del 15 de noviembre, Regina, una abogada de 59 años, ya se sabe perdedora. “¿Usted es bromista?”, pregunta entre risas. “¿Quiénes van a ganar? ¡Los mismos!”, dice a la AFP desde su casa en Barra da Tijuca, un barrio en el oeste de Rio de Janeiro, donde se presenta al cargo de concejala.

Con pocos recursos para su campaña y sin apoyo de maquinarias partidistas, Regina es una de las tantas candidatas en Brasil que opta por un apodo o un personaje estrambótico para pescar votos en los comicios de este país continental y desigual.

“Desde que soy candidata, en 2004, siempre busco llamar la atención, porque es la única forma de tener visibilidad debido a que no tengo trabajo político, no tengo apoyo, no tengo dinero. Por eso escogí este camino”, afirma la aspirante.

Punk Libertario, Aspirina, Corinthians, Gremio, Superman, Batman, la Mujer Maravilla, Flamengo, Bin Laden, Trump u Obama también competirán el domingo contra otros 576.000 candidatos por las 58.208 vacantes de concejal y las 5.568 alcaldías del mayor país de Sudamérica.

Antes, Rayo Paralizador, Boca abierta, Bola de harina, Perro, Estrella que brilla, El hombre araña o Llegó papá ya hicieron lo mismo.

La politóloga de la Universidad Federal de Minas Gerais, Natália Aguiar, explica que “debido al elevado número de candidaturas, los candidatos buscan usar nombres que se destaquen”.

“El fenómeno de los nombres irreverentes podría verse como un síntoma de la sobrevaloración de los candidatos a expensas de las políticas de partido, favoreciendo así la personalización de la política”, agrega.

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