Elecciones regionales en Venezuela: En las fronteras, David le ganó a Goliat

Los estados de Zulia y Táchira les dieron la victoria a dos candidatos opositores, quienes ganaron a pesar de las jugadas del gobierno.

Mariangela Urbina Castilla
18 de octubre de 2017 - 04:30 a. m.
 Los pasos fronterizos del Zulia y el Táchira se enfrentan a diario al contrabando de víveres y gasolina. / AP
Los pasos fronterizos del Zulia y el Táchira se enfrentan a diario al contrabando de víveres y gasolina. / AP
Foto: ASSOCIATED PRESS - William Fernando Martinez

Era una pelea de David contra Goliat. Dos personajes jóvenes y aparentemente inofensivos, ganaron las gobernaciones en los estados de Zulia y Táchira contra dos gigantes del oficialismo. Triunfaron frente a chavistas versados en esa tarea tan particular de hacer política en Venezuela. ¿Cómo lo lograron? ¿Qué viene para ellos? ¿Van a poder gobernar en un país tan poralizado y confundido, quizás más que nunca, después de las elecciones del domingo?

1) La increíble pelea de Juan Pablo Guanipa versus Francisco Arias Cárdenas, en el Zulia.

Francisco Arias Cárdenas, de 62 años, es un militar de los de vieja data, formado en la Academia Militar de Venezuela. Sus capacidades militares y políticas, famosas por su sagacidad, lo llevaron a acompañar a Hugo Chávez, el comandante de la Revolución Bolivariana, en el golpe de Estado de 1992.

En el Zulia, empezó a conquistar electores desde 1995, incluso antes de que Chávez alcanzara la Presidencia. Fue el primer hombre que, sin venir de los partidos políticos tradicionales, ganó una gobernación. Una ola de protestas sociales hizo que las autoridades cuestionaran las votaciones que, en principio, dejaron como ganador al candidato de Acción Democrática. La gente votó por segunda vez y Arias Cárdenas saboreó su primera victoria.

Ya en 1998, Hugo Chávez fuepor las presidenciales. Arias Cárdenas aprovechó para participar por la reelección en el Zulia. Ambos arrasaron.

Sin embargo, el talento de Arias Cárdenas no es precisamente su lealtad al chavismo. De hecho, él es, tal vez, el primer chavista arrepentido. Saltó a la oposición en el 2000 y compitió contra Chávez en las “megaelecciones”. Cuando Chávez salió victorioso, algunos analistas interpretaron el asunto como un movimiento del mismo presidente para distraer a la oposición.

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Cinco años después, Arias Cárdenas dijo que “cometió errores”, le juró lealtad al chavismo y con el perdón bastó para que el gobierno lo nombrara como representante de Venezuela ante la ONU.

A su regreso a Venezuela pasó a la Asamblea Legislativa y en el 2012 ganó de nuevo en su territorio: la gobernación del Zulia.

Había ido, vuelto y sobrevivido unas cuantas veces Francisco Arias Cárdenas antes de enfrentarse a Juan Pablo Guanipa.

“El apoyo que tiene Juan Pablo es tan grande que lo único que pudo hacer el gobierno con todas sus artimañas fue bajarle el porcentaje del triunfo a 51 %. Todos nosotros sabemos que Juan Pablo ganó con más del 60%”, dice su amigo Carlos Vilma, quien milita también en Primero Justicia, el partido de Guanipa, y ahora vive en Bogotá.

Guanipa es un abogado y comunicador social, interesado en la política desde muy joven. Es el coordinador de Primero Justicia en el Zulia. Había sido elegido hace unos años como representante al legislativo y trabajaba como concejal de Maracaibo. Tiene siete hermanos, uno de ellos Tomás Guanipa, quien es diputado por el mismo partido.

“Tú me conoces, esto es solo el comienzo”, le dijo a su amigos Vilma al teléfono, después de enterarse de la victoria.

2) La sorprendente victoria de Laidy Gómez contra José Vielma Mora, en el Táchira

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Se trata de otro militar, de orígenes muy parecidos a los de Arias Cárdenas –también acompañó a Chávez en el golpe de 1992 y en las elecciones de 1998–, con la diferencia de no haber cambiado de bando en ningún momento de la historia.

Nació en San Cristóbal, la capital del Táchira, y le han encantado las fronteras toda la vida. Trabajó como intendente nacional de Aduanas, hasta que abandonó el cargo en medio del paro petrolero del 2002.

Siendo gobernador del Táchira, la oposición ha acusado a su despacho de participar en las redes de corrupción que favorecen el contrabando fronterizo.

Él les dio la razón. Se defendió diciendo que él no estaba relacionado, pero admitió que existía una red de corrupción que pasaba por su oficina. En el discurso arremetió contra los criminales: “ustedes se prestan a la corrupción y le hacen un daño a la revolución porque ustedes son empleados de Pdvsa. Deje la corrupción, deje el ladronismo, hasta cuándo”.

Laidy Gómez, de 37 años, conoce bien el problema del contrabando en el Táchira. Sabe lo que se rumora en la frontera: que los miembros de la Guardia venezolana se dejan sobornar por unos cuantos pesos, que al cambio son millones de bolívares que no les caben en las manos. Que ellos mismos organizan mercancías enormes, que detienen a los “bobos” que pasan mercados pequeños y que por las noches dejan pasar camiones enteros, cargados.

En una sesión parlamentaria, aseguró: “El incremento del delito de narcotráfico se está materializando por funcionarios que representan al Estado. En los aviones y en los aeropuertos venezolanos se está traficando drogas bajo la responsabilidad de los funcionarios del Estado. ¿Qué están haciendo los aviones militares y privados que están trasladándose en San Antonio del Táchira, cuando los tachirenses tenemos más de tres años sin aeropuerto porque este aeropuerto está a disposición de las fuerzas armadas? ¿Será que también están siendo usados para el narcotráfico?”.

Con preguntas como esa, y acusando al chavismo de la crisis económica y social de la frontera, Laidy Gómez ganó la gobernación del Táchira con el 53 % de los votos. “No la conocíamos. Habríamos votado por un mono si hubiéramos tenido que hacerlo para hacerle frente a la dictadura. Mucha gente estaba decepcionada de la oposición, pero mi familia y yo votamos por ella, todos juntos”, dice Angie Useche, quien trabaja como contadora en el Táchira.

Gómez había sido parlamentaria y trabajaba como secretaria general de su partido, Acción Democrática, uno de los clásicos a los que Chávez alguna vez dejó sin piso, y ahora es la primera mujer en llegar a la gobernación de su Estado.

Todos quieren con el Zulia y Táchira

Ambos son estados fronterizos, ricos en capital político, petróleo y gas, un sueño para cualquier aspirante a la política venezolana.

El primero tiene el mayor número de electores (2,4 millones). Su capital es la ciudad de Maracaibo, que con la Costa Oriental del Lago, se constituye como uno de los centros petroleros más importantes del país. De hecho, la explotación de los yacimientos del Lago de Maracaibo cubre el 80 % de la producción total de petróleo de Venezuela.

Táchira, por su parte, ubicado en el oeste del país, es un estado ligado directamente al comercio con Colombia, a través de Cúcuta, la capital de Norte de Santander. Comercio legal e ilegal, aunque, en los últimos años, mucho más lo segundo que lo primero. Según la DIAN, unas cinco mil personas son capturadas anualmente en la frontera, acusadas de contrabando, y la autoridad estima que el doble vive de esa actividad.

Táchira es el paso fronterizo más agitado entre ambos países. Alrededor de 25 mil venezolanos, según cifras de Migración Colombia, cruzan a diario la frontera. Algunos para mercar, otros para quedarse de este lado.

“Reitero que no nos arrodillaremos ante nadie. Sólo ante Dios, el pueblo zuliano y la Constitución”, escribió Guanipa en Twitter, ante la insistencia del presidente Nicolás Maduro de exigirles a los gobernadores jurarle lealtad a la Constituyente.

“Que nos aclaren primero de dónde salieron los 8 millones de votos de la Constituyente”, aseguró Gómez cuando le preguntaron qué decisión va a tomar al respecto.

La sentencia de Maduro es clara: si no le juran lealtad a su Asamblea, no podrán ejercer como gobernadores. De nada servirán los triunfos ni el esfuerzo. De nada servirá haberles ganado a las ya denunciadas inconsistencias del Consejo Nacional Electoral. Tendrán que recoger sus votos y salir a la calle.

Por Mariangela Urbina Castilla

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