En el país del miedo

Con mensajes de texto, alertas en las redes y cadenas en Facebook, millones de inmigrantes ilegales se alertan para evitar la deportación.

redacción internacional
05 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.
En el país del miedo
Foto: AFP - JASON REDMOND

El miedo fue la primera semilla que plantó el presidente estadounidense, Donald Trump. Y ya echó raíces. Millones de indocumentados, la mayoría mexicanos, intentan sobrevivir en un país que los mira con desconfianza, que los persigue y criminaliza. Hoy, todo aquel que no luzca legalmente blanco, corre el riesgo de ser capturado y embarcado en contra de su voluntad. Ya ha pasado. Cientos de inmigrantes indocumentados (680 sólo en el primer operativo) fueron arrestados en sus casas y en sus lugares de trabajo en Los Ángeles, Atlanta, Nueva Jersey y Nueva York.

Con alertas en el celular y cadenas de Facebook, los ilegales alertan sobre los lugares en donde policías y agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) están haciendo redadas. Millones de personas que llegaron huyendo de la guerra y la persecución y que malviven con trabajos mal pagados, a cambio de una vida más tranquila (un alto precio que muchos están dispuestos a pagar), hoy tiemblan y se esconden. El Espectador recibió varios correos de migrantes colombianos que cuentan cómo les cambió la vida desde que Trump convirtió a los indocumentados en su presa favorita.

El mandatario republicano está decidido a perseguir a los migrantes. Lo ratificó durante su primer discurso oficial ante el Congreso de EE.UU., esta semana,  en el que anunció la creación de una oficina para las víctimas estadounidenses de los migrantes: “Voice Victimas of Immigration Crime Engagement”. Con su mensaje, el mandatario republicano quebró las barreras de la convivencia. Su gobierno divide, intimida e irrespeta.

“¡No abran la puerta!”
Fernando. Colombiano. Union City (New Jersey)

Llegué a Estados Unidos en el 2012. Trabajo en un restaurante hispano como mesero, mi esposa también trabaja, tenemos dos hijos, uno que lo trajimos de tres años y el otro nació acá. Vivimos relativamente bien, pago todo con mi salario, los niños estudian. Sí somos indocumentados, pero trabajamos y cumplimos con todas las responsabilidades. El día que Trump llegó a la Presidencia todo cambió, aunque durante la era Obama también hayan deportado a mucha gente. Vivimos con miedo, con terror. Ahora, en los restaurantes no se llenan las vacantes que hacemos los inmigrantes porque ya no los quieren contratar. El miedo invade, muchos no salen de sus casas, no van a las lavanderías ni a las escuelas de inglés. En los trabajos nos dicen “del trabajo a la casa y de la casa al trabajo”, “no abran la puerta”, “ojo, cogieron a 17 y se los llevaron”, “hay redadas en tal calle”… Fuimos al Consulado para ver cómo legalizar la situación, pero sólo podría quedarse mi esposa con mi hijo menor, así que decidimos esperar. Mi hijo nos pregunta si nos van a sacar. Muchos se han regresado por voluntad propia o se van a Canadá, pero algunos no alcanzan a cruzar y son devueltos a sus países. Nosotros vamos a esperar.

“Rezar para que Trump gobierne solo cuatro años”
Cinthia. Colombiana. Chicago

Ingresé a Estados Unidos con visa de turista. Me sorprendí al ver tantos inmigrantes árabes, cubanos, mexicanos, africanos. Vi muchas razas coexistiendo tranquilamente. Hasta que se posesionó Donald Trump. En ese momento ya había conseguido un trabajo mal pago (para un americano), pero bien pago para mí, ya que convertir de dólar a peso siempre es lucrativo. Trabajo 8 horas al día como mesera en un restaurante mexicano, donde no es sólo servir comida, también lavamos platos, baños y demás actividades, que si fuera una ciudadana con papeles legales no tendría que realizar. Además trabajo 6 días a la semana, aun cuando esto no es legal en el país, pero qué diablos, vine a hacer dinero. Hoy los dueños del restaurante se ven asustados, tienen miedo de invertir porque no saben en qué momento un “güero” de la migra los vaya a agarrar y deportar a México, a pesar de llevar viviendo 15 años acá y tienen hijos americanos. Nadie sabe nada, todos evitan a la Policía y rezan para que Trump solo esté en el gobierno cuatro años. A diario veo cadenas en mi Facebook de retenes policiales en calles cercanas donde agarran a cualquiera que ande sin papeles. Yo ando con mi visa de turista y hago como si no fuera conmigo.

“Me da miedo la xenofobia”
Yeffry. Colombiano. Orlando (Florida)

Llegué aquí hace siete meses porque me amenazaron en Cartago (Valle del Cauca) por un video que subí a internet. Vine a pedir asilo antes de las elecciones presidenciales, cuando la idea de que Trump ganara era absurda. Hoy el miedo es colectivo. Trabajo en la cocina de un restaurante colombiano, con muchas personas que llevan años aquí. Todos los días llegan mensajes de texto diciendo que vieron a los agentes de inmigración en ciertas zonas de la ciudad, comentarios que se extienden como pólvora entre los trabajadores legales e ilegales y crean el imaginario de que en cualquier momento te van a detener y te van deportar. Yo tengo una solicitud vigente de asilo: puedo conducir y estoy relativamente tranquilo, pero miles de venezolanos, colombianos, ecuatorianos y mexicanos son presas de esta cacería de brujas que desató Trump. Es vivir con el miedo de que en cualquier momento serás perseguido. Mi mayor miedo es que crezca la xenofobia y que los estadounidenses sientan que tienen el poder de agredir a latinos o indocumentados.

“Trump despertó el odio”
Carlos. Colombiano. Nueva York

Llevo en Nueva York  casi cuatro años. La vida, aunque es dura, es tranquila, o más bien era tranquila. Desde que Donald Trump llegó a la Presidencia todo ha cambiado. Si bien es cierto que Barack Obama también hizo el trabajo de deportar inmigrantes, nunca se vio persecución. La gente tiene susto de tomar el tren, ya que los agentes de migración están haciendo batidas. Lo grave es que está cayendo gente que, aunque es inmigrante, no tiene ningún récord criminal. La gente tiene mucho miedo acá y eso que la policía no está haciendo tareas de migración, como sí pasa en otras ciudades. Da miedo salir a la calle. La situación es desesperante. El racismo se ha disparado. Este tipo despertó el odio entre sus ciudadanos.

“Hay más patrullas en las calles”
Geraldine. Colombiana. Los Ángeles (California)

Hay manifestaciones en varias ciudades desde que el presidente Trump contrató más personal para perseguir a los inmigrantes. En algunas compañías de alimentos o de pescados ya han hecho batidas y recogen a todas las personas que no tengan sus papeles y las deportan. Un mexicano incluso se suicidó después de eso. Muchos amigos prefieren no salir por temor a ser detenidos, y aún más porque tienen hijos que dependen de ellos. Este país que se hace llamar “libre” no lo es, y en cierta parte es un tanto racista. Yo estudio en las noches y camino de mi casa a la escuela. He notado que aumenta el número de patrullas en las calles. No he visto, hasta ahora, que uno vaya caminando y un policía lo pare y pida papeles. Tampoco he visto que entren a las casas y pidan papeles. A nuestros celulares constantemente nos están llamando del Distrito Escolar a decirnos que nos apoyan.

Por redacción internacional

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