Desde la economía a las libertades, pasando por el acuerdo sobre el programa nuclear con las grandes potencias, los retos de las elecciones presidenciales que se celebran este viernes en Irán son numerosos y determinantes para el futuro del país.
Aunque el poder en Teherán lo compartan varios órganos y las grandes decisiones estén a cargo del guía religioso supremo, Alí Jamenei, el presidente electo por sufragio universal dispone de márgenes de maniobra, en particular frente a la economía.
Cuatro candidatos se disputarán los votos de 56,4 millones de personas, entre los que destacan el presidente saliente, Hasan Rohaní (moderado), aliado de los reformadores, y el conservador religioso Ebrahim Raisi.
Rohani, a quien las encuestas favorecen, no tiene el triunfo asegurado. Durante la campaña aseguró que intentó cumplir todas sus promesas electorales de hace cuatro años, pero algunos órganos del sistema no se lo permitieron. Su logro más grande fue la firma del acuerdo nuclear, que alivió la economía del país.
Su rival, sin embargo, el clérigo conservador Raisi, tiene una oscura historia y promete regresar al país al pasado, con nuevas y más restricciones.
Economía
Con una tasa de paro del 12,5 % (27 % entre los jóvenes) y un crecimiento del 6,5 % en 2016, esencialmente debido a las exportaciones de petróleo, la economía es el principal desafío en estos comicios.
El presidente Rohaní consiguió, durante su primer mandato, reducir la tasa de inflación de casi 40 % a alrededor del 9,5 %, según cifras oficiales, y cerrar un acuerdo con las grandes potencias sobre el programa nuclear del país, lo que permitió el levantamiento de una parte de las sanciones internacionales que se le habían impuesto. Aun así, el acuerdo no dio los dividendos esperados.
“Rohaní ha frenado el declive, pero ha impuesto demasiada austeridad”, considera Djavad Salehi-Isfahani, profesor de economía de origen iraní que ejerce en Estados Unidos. El presidente anunció un aumento de las ayudas directas para los más pobres, que han sido insuficientes, según sus adversarios.
Acuerdo nuclear
Aprobado por Alí Jamenei en persona, el acuerdo condujo a un levantamiento de las sanciones internacionales contra Irán a cambio de su compromiso de llevar a cabo un programa nuclear estrictamente civil.
Ninguno de los candidatos lo ha cuestionado.
No obstante, Raisi acusó a Rohaní de haber sido “débil” durante las negociaciones y de no haber sabido beneficiarse del acuerdo.
El presidente saliente dedicó la mayor parte de su primer mandato de cuatro años a las negociaciones nucleares con las grandes potencias, que le permitieron a Irán salir un poco de su aislamiento.
Más que de Irán, que aplica el acuerdo al pie de la letra, según la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), su futuro depende de Estados Unidos. Desde que Donald Trump llegó al poder, las relaciones entre Teherán y Washington han empeorado.
Libertades
Rohaní hizo de la mejora de las libertades públicas el centro de su campaña electoral de 2013, pero fracasó ante la intransigencia del poder judicial y de los servicios de seguridad.
Los arrestos y las intimidaciones de periodistas, estudiantes, artistas o empresarios acusados de actuar contra la República Islámica, con la ayuda de sus “enemigos” extranjeros, han continuado durante los últimos cuatro años.
Aun así, Rohaní ha atacado a sus contrincantes conservadores afirmando que es “candidato para decir a los partidarios de la violencia y a los extremistas que su época ha terminado”.
Rohaní dijo que intentó cumplir con sus promesas. “Muchas veces ha habido problemas para cumplir las promesas. Lo que yo prometí en 2013 lo hice o no me lo permitieron”, respondió a los jóvenes que pedían a gritos la liberación de los dirigentes reformistas en arresto domiciliario.
Inversiones extranjeras
El gobierno de Rohaní estimó que se necesitarían US$50.000 millones anuales en inversiones extranjeras para relanzar la economía.
Pero los inversores y los grandes bancos internacionales siguen mostrándose reacios, a causa de la actitud de Estados Unidos, que reforzó las sanciones no vinculadas con el programa nuclear, y del opaco sistema económico y financiero de Irán. El Departamento de Estado de EE. UU. impuso sanciones contra dos altos cargos de defensa iraníes y una empresa radicada en China por su vinculación en el programa de misiles balísticos de Teherán.
Antes había anunciado la decisión de mantener el levantamiento de las sanciones contra Irán, una noticia que ayuda a Rohaní para su política de apertura.
Según el primer vicepresidente iraní, Es-Hagh Jahanguiri, desde que el acuerdo nuclear entrara en vigor, en enero de 2016, ha habido “entre 1.000 y 2.000 millones” de inversiones extranjeras directas.
Alí Jamenei y los candidatos conservadores insisten en que se debe dar prioridad a la “economía de resistencia”, basada en el impulso y la protección de la industria nacional.
Inversiones extranjeras
El gobierno de Rohaní estimó que se necesitarían US$50.000 millones anuales en inversiones extranjeras para relanzar la economía.
Pero los inversores y los grandes bancos internacionales siguen mostrándose reacios, a causa de la actitud de Estados Unidos, que reforzó las sanciones no vinculadas con el programa nuclear, y del opaco sistema económico y financiero de Irán. El Departamento de Estado de EE. UU. impuso sanciones contra dos altos cargos de defensa iraníes y una empresa radicada en China por su vinculación en el programa de misiles balísticos de Teherán.
Antes había anunciado la decisión de mantener el levantamiento de las sanciones contra Irán, una noticia que ayuda a Rohaní para su política de apertura.
Según el primer vicepresidente iraní, Es-Hagh Jahanguiri, desde que el acuerdo nuclear entrara en vigor, en enero de 2016, ha habido “entre 1.000 y 2.000 millones” de inversiones extranjeras directas.
Alí Jamenei y los candidatos conservadores insisten en que se debe dar prioridad a la “economía de resistencia”, basada en el impulso y la protección de la industria nacional.