¿Es inteligente filtrar datos?

De acuerdo con la Presidencia de Estados Unidos, hay una cultura de fugas en la Casa Blanca y en los servicios de seguridad estadounidenses.

redacción internacional
27 de mayo de 2017 - 04:04 a. m.
La primera ministra británica, Theresa May, le reclamó a Donald Trump por las filtraciones.  / AFP
La primera ministra británica, Theresa May, le reclamó a Donald Trump por las filtraciones. / AFP
Foto: AFP - DANIEL LEAL-OLIVAS

El presidente estadounidense, Donald Trump, calificó de “muy preocupantes” las supuestas filtraciones desde agencias de inteligencia estadounidenses de datos claves de la investigación sobre el atentado en Mánchester, que dejó 22 muertos y 59 heridos, y exigió una investigación.

“Estas filtraciones han sucedido durante largo tiempo y mi gobierno llegará al fondo del asunto”, advirtió Trump en la cumbre de la OTAN en Bruselas.

La BBC reveló, sin identificar a sus fuentes, que la policía de Mánchester está “furiosa” por las fugas y que ha dejado de compartir información con Washington sobre el atentado.

La prensa estadounidense difundió el nombre del autor del atentado, Salman Abedi, antes de que lo hicieran las autoridades británicas, y el New York Times publicó el miércoles fotos detalladas de los restos de la bomba.

La primera ministra británica, Theresa May, explicó su preocupación a Trump. Le dijo que la idea de la “relación especial” que tienen Washington y Londres era compartir información “enormemente valiosa e importante, pero de manera segura”.

Y aunque en declaraciones públicas May y Trump dijeron que la situación se podía superar, la ministra británica dijo que los lazos fuertes entre los dos países se construían con base en “la confianza”.

Confianza que, si bien no está rota, sí sufrió un fuerte golpe. “Las presuntas filtraciones de información confidencial son algo muy preocupante y representan una grave amenaza para la seguridad nacional (...). Estoy pidiendo al Departamento de Justicia y a otras agencias pertinentes que lancen una investigación completa y, llegado el caso, los culpables deberían ser procesados con todo el peso de la ley”.

Según el periódico The Guardian, una fuente del gobierno de Londres indicó que “esas imágenes procedentes del sistema norteamericano son claramente perturbadoras para las víctimas, sus familias y los ciudadanos”.

Al preguntarle por las filtraciones, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, destacó en una rueda de prensa previa a la cumbre de la OTAN que compartir información entre aliados “salva vidas”.

Sin embargo, Trump también ha filtrado. El mandatario estadounidense le entregó a Rusia información confidencial obtenida por Israel sobre el Estado Islámico y el conflicto en Oriente Medio. Cuando se conoció el hecho, Washington hizo como si nada hubiera pasado y Trump respondió que lo había hecho “porque podía”.

Cabe recordar que en Israel están muy preocupados con la posibilidad de que esa información caiga en manos de su mayor enemigo, Irán. Un pésimo antecedente de cara a su postura frente a las filtraciones.

Desde hace un tiempo, Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda crearon los Cinco Ojos, una alianza de inteligencia para compartir información. Hoy, dicha alianza podría estar en suspenso, no sólo por lo sucedido con las investigaciones sobre Mánchester sino por la fiabilidad de Trump.

¿Cómo hará el presidente de EE. UU. para detener las filtraciones? La lucha comenzó antes de la actual presidencia y ha chocado con las protecciones a la prensa consagradas desde los años setenta. “En EE. UU., las publicaciones sólo acceden a no revelar cierta información cuando ésta puede suponer una amenaza para la seguridad nacional y acostumbran a negociar con las autoridades lo que revelarán y lo que no”, cuenta Cristina Pereda en el diario El País.

De hecho, varias filtraciones han molestado bastante a Trump. Hace poco afirmó que las investigaciones sobre Rusia “son una desgracia, algo que sólo haría e hizo la Alemania nazi”. Y meses después, tras el despido del consejero de Seguridad Nacional, el general Michael Flynn, por mentir acerca de sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, la Casa Blanca investiga quién filtró el nombre de Flynn a la prensa.

Jeffrey Ringel, un exagente contraterrorista del FBI y hoy empleado de la firma Soufan Group, le dijo a The Guardian que el gobierno del Reino Unido y otros aliados podrían imponer restricciones al intercambio de inteligencia delicada, lo que ralentizaría su circulación. De esa manera, explicó, era posible que las fugas de inteligencia causaran daños permanentes.

“Este es el tipo de cosa que va a arruinar la cooperación y la confianza que se construye a lo largo de años y años. Eso es difícil de reconstruir”, dijo.

La relación de intercambio de inteligencia entre el Reino Unido y los EE. UU. ha sido una de las más cercanas en el mundo en los últimos 60 años, sin embargo, los vínculos se hicieron más fuertes después de los ataques del 11-S en los EE. UU. Ahora están en la cuerda floja.

Por redacción internacional

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