Exguardia de campo nazi irá a juicio en Hamburgo a los 93 años

Bruno Dey está acusado de ser cómplice del asesinato de 5.230 personas entre agosto de 1994 y abril de 1945. A pesar de su avanzada edad, asistirá a juicio este jueves en el norte de Alemania.

- Redacción Internacional
16 de octubre de 2019 - 09:44 p. m.
El campo de concentración nazi de Stutthof ha sido preservado como museo. / AFP
El campo de concentración nazi de Stutthof ha sido preservado como museo. / AFP

Bruno Dey tenía 17 años cuando se unió al SS- Totenkopfsturmbann, apodado como el “Batallón de la Cabeza de la Muerte”. Allí, según la fiscalía alemana, habría sido cómplice del asesinato de 5.230 personas durante la guerra, por lo que este jueves deberá presentarse a un juicio en la ciudad de Hamburgo, en el norte de Alemania. Este es uno de los últimos casos criminales contra un individuo acusado de ayudar a los nazis en el Holocausto. Y aunque, según la prensa local, es poco probable que los testigos recuerden a este hombre, hoy de 93 años, para las víctimas el juicio adquiere un valor simbólico.

Dentro de las tareas de Dey estaba el cuidado en las torres de vigilancia en Stutthof, un pequeño campo de concentración en lo que ahora se conoce como Gdansk, Polonia. El guardia ha cooperado con las investigaciones y ha permitido que lo entrevisten en ocho ocasiones. En una de ellas, el acusado confesó haber escuchado gritos en el campo de concentración y estar al tanto de la naturaleza de los asesinatos selectivos en su momento. Sin embargo, ha señalado que no cree que sea culpable de los asesinatos. Le recomendamos: La Haya blinda a Alemania de reparar crímenes nazis 

“¿Qué utilidad habría tenido si me hubiera ido? Habrían encontrado a alguien más”, dijo el acusado según el periódico alemán Die Welt.

El caso de Dey llegó a la Oficina Central de Investigación de Delitos Nacionalsocialistas en 2011, cuando se encontró su nombre em los archivos del museo del campo de concentración Stutthof. La fiscalía alemana argumenta que, a finales de 1944, cuando se cometieron la mayoría de los asesinatos de los que se le acusa ser cómplice, Bruno Dey pudo escapar y luchar en el frente oriental en lugar de servir para los nazis como guardia. Dey a respondido a esto que no pudo ir a la batalla, pues sufría una afección cardiaca que se lo impedía. Como Dey era menor de edad durante el tiempo en el que los delitos de los que se le acusa tuvieron lugar, deberá comparecer ante un tribunal de menores, por lo que el juez tendrá que equilibrar la gravedad de las acusaciones con el derecho penal alemán para delincuentes juveniles, con lo que al acusado le esperaría una pena máxima de 10 años.

El juicio contra Bruno Dey tiene alrededor de 20 demandantes que pasaron por Stutthof y que viajaron desde Estados Unidos, Israel y Polonia para dar testimonio en la corte alemana. “Esto no es una venganza”, dice Markus Horstmann, uno de los abogados que representa a los demandantes, pues asegura que un juicio de este tipo se trata más sobre ver qué fue lo que sucedió y contar la historia para que no se olvide.

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Desde 2011, el sistema de justicia penal de Alemania ha permitidos casos contra el personal de campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. En ese año se presentó una sentencia histórica contra John Demjanjuk, un prisionero ucraniano que terminó convirtiéndose en un “ayudante extranjero” tras su captura. Como este, y como el de Dey, hay otros 23 casos similares de crímenes nazis. Sin embargo, las posibilidades de que estos acaben en las cortes son cada vez más remotas, pues los sospechosos restantes son cada vez más viejos y algunos de ellos ya murieron.

En Alemania se presenta un debate ético por juzgar a nonagenarios enfermos que obstaculiza la labor de fiscales y jueces. Sin embargo, el caso de Dey atiene el resurgir del interés de la justicia alemana por investigar las acusaciones de crímenes nazis para impartir penas antes de que sea muy tarde. Desde 2011 se han impartido tres condenas contra cómplices de crímenes durante la guerra. Sin embargo, ninguno de los condenados entró a prisión, pues murieron antes.

Por - Redacción Internacional

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