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Finanzas del Estado Islámico, en saldo rojo

Al Estado Islámico le llegó la crisis económica.

Redacción Internacional
23 de enero de 2016 - 02:00 a. m.

Uno de los métodos usados por el Estado Islámico para reclutar militantes era ofrecerles casa para su familia, comida, un generoso salario y otros beneficios financieros. Tal discurso hizo eco en miles de jóvenes pobres de Turquía, Irak, Afganistán, Siria y Yemen, entre otros países. De acuerdo con exmiembros del grupo terrorista, la organización hacía pagos extras para quienes volaran carros u objetivos específicos o lograran golpes más contundentes. En promedio recibían entre US$200 y US$300 adicionales.

Un informe de la revista Forbes del año pasado aseguraba que el EI tenía US$2.000 millones en efectivo, lo cual lo convertía en el grupo insurgente más rico del mundo. Fuentes militares de Estados Unidos indicaban que el principal apoyo económico para los terroristas llega de personas naturales de los países del golfo Pérsico, como Catar y Arabia Saudita. Sin embargo, la suya es “una organización sostenible financieramente, con autonomía, que gana millones de dólares por la venta de petróleo y gas de los campos que controla, de los impuestos que recauda en su territorio y algunas actividades ilícitas como extorsión, contrabando y secuestro”, reportaban los informes de inteligencia de 2015.

Eso hasta ahora, pues según un comunicado del ministerio de hacienda del EI, ubicado en Raqqa, su bastión en Siria, “dadas las circunstancias extraordinarias que enfrenta el Estado Islámico, se ha decidido reducir a la mitad los sueldos pagados a sus militantes. Ninguno puede estar exento de esta decisión independientemente de su puesto”. ¿Cuáles son las condiciones extraordinarias? Que al EI también lo afectó la caída del precio del petróleo —una de sus fuentes de financiación—, los secuestros extorsivos ya no están siendo tan rentables, ya saquearon todos los bancos iraquíes de las ciudades que tomaron bajo su control y su expansión se está viendo limitada por la coalición internacional que los bombardea desde 2014.

Según explica el periódico The Telegraph, desde hace unos meses la coalición liderada por Estados Unidos decidió atacar su músculo financiero. ¿Cómo? Enfocando sus bombardeos en instalaciones petroleras. “Hoy los bombardeos sobre sus campos de petróleo se repiten cada día, lo cual les impide reconstituir la capacidad de producción. Los oleoductos son de difícil reparación y las refinerías hay que reconstruirlas de nuevo. También han golpeado el transporte de crudo en camiones”, dice el diario.

De acuerdo con informes de inteligencia alemanes, “los campos petroleros en el norte de Siria e Irak bajo control del Estado Islámico tenían la capacidad de sacar 172.000 barriles diarios, pero su producción se ha desplomado a menos de 28.000. Los ingresos se habrían colapsado”.

“Teniendo en cuenta todos los bombardeos que hemos llevado a cabo contra la infraestructura económica y las fuentes de ingreso de los terroristas, pueden estar seguros de que EI está sintiendo la fuerza de los ataques en su chequera”, declaró el general Lloyd Austin, jefe del Mando Central de Estados Unidos.

Según los últimos datos publicados por la alianza militar, la aviación internacional efectuó en 15 meses más de 60.000 vuelos, durante los cuales lanzó 9.041 ataques aéreos que les dejaron grandes pérdidas materiales.

Los terroristas lo reconocen y en su comunicado señalan que, a pesar de las condiciones, “ la práctica del reparto de provisiones dos veces al mes se mantendrá”. El escrito justifica la medida distinguiendo entre “el yihad de la riqueza y el yihad del alma”, según la traducción realizada por Aymenn Jawad al-Tamimim, del Foro para Oriente Próximo.

Mientras tanto, el EI amplía sus fuentes de financiación. Una investigación del centro de análisis del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) dice que el grupo terrorista está imponiendo un sistema de recaudación de ingresos más agresivo. Sostiene que el EI está implantando un sistema de impuestos en las zonas que conquistan, al tiempo que promueven actividades ilícitas como el robo de reservas monetarias en bancos provinciales, contrabando de carros y armas, secuestros y controles en carreteras. Es decir, una economía de guerra.

Por Redacción Internacional

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