Generación Identitaria: el movimiento de ultraderecha juvenil que asusta en Alemania

Un movimiento de jóvenes pertenecientes a la extrema derecha alemana busca distanciarse de la “vieja derecha”, que en Alemania significa neonazismo, y preocupa a las autoridades por el rostro amistoso que esconde su extremismo y xenofobia.

Katrin Bennhold / The New York Times
29 de diciembre de 2018 - 04:10 p. m.
Un puesto en un mercado navideño organizado por Generation Identity, un movimiento juvenil de extrema derecha, vende ropa con mensajes "patrióticos", en Halle, Alemania. / Lena Mucha/The New York Times
Un puesto en un mercado navideño organizado por Generation Identity, un movimiento juvenil de extrema derecha, vende ropa con mensajes "patrióticos", en Halle, Alemania. / Lena Mucha/The New York Times
Foto: NYT - LENA MUCHA

Se escuchaban los villancicos navideños y el olor del jengibre se apreciaba en el aire decembrino. Los estudiantes vendían compota de ciruela orgánica y servían vino caliente en vasos biodegradables hechos de caña de azúcar. Sin embargo, también estaban aquellas postales.

“¿Islamización? No con nosotros”, decía una. “¡Defiéndete! Este es tu país”, exhortaba otra. “Fortaleza Europa”, señalaba otra. “Cierren las fronteras”.

No era un mercado navideño común y corriente, sino uno organizado por Generación Identitaria, un movimiento de jóvenes pertenecientes a la extrema derecha que actualmente son vigilados por varios servicios de inteligencia europeos. En parte jipis y en parte hípsters, los activistas de Generación Identitaria son uno de los resultados de un importante cambio de imagen que la extrema derecha ha tratado de llevar cabo en años recientes.

Mejor vestidos, más educados y menos furiosos que los cabezas rapadas de antaño —por lo menos en público— se consideran a la vanguardia de una lucha contrarrevolucionaria librada por una red dispersa, pero cada vez más conectada, de actores en la política, la industria editorial, la sociedad civil y los negocios. Este grupo de personas se hace llamar la “nueva derecha”.

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Su objetivo: acabar con el liberalismo y liberar a Europa de los inmigrantes no europeos.

La “nueva derecha” busca distanciarse de la “vieja derecha”, que en Alemania significa neonazis. Muchos analistas y funcionarios consideran que esto es poco más que una manera inteligente de renombrarse. Sin embargo, les preocupa que esto pueda permitirles a los grupos como Generación Identitaria actuar como un puente del conservadurismo al extremismo, y atraer a jóvenes a su órbita.

El número de seguidores comprometidos de Generación Identitaria en Alemania es relativamente pequeño —los servicios de inteligencia nacionales de Alemania calculan que son de 400 a 500— y se cree que hay varios miles en toda Europa. Sin embargo, los funcionarios dicen que el número de simpatizantes es mucho mayor.

A pesar de la prohibición de Facebook, que le quitó al grupo una importante plataforma para llevar a cabo campañas y recaudaciones de fondos, sus miembros siguen estando activos en YouTube, Twitter y la plataforma rusa VK, donde una imagen sofisticada amplifica su mensaje.

“Le han dado un rostro amigable al extremismo”, comentó Stephan Kramer, director nacional de inteligencia del estado central del este de Turingia.

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Varios activistas de Generación Identitaria han sido parte de círculos neonazis declarados. Sin embargo, sus métodos provienen directamente de un libro de tácticas izquierdistas.

Estudian a Gandhi y a Gene Sharp, gurú de la resistencia no violenta. Experimentan con la vida comunitaria y la jardinería orgánica. Además, como los estudiantes izquierdistas rebeldes en los años setenta o los medioambientalistas militantes en los años noventa, organizan protestas exprés que buscan llamar la atención.

El año pasado, alquilaron un bote en el Mediterráneo para evitar que los refugiados entraran a Europa. Este año contrataron helicópteros y cerraron temporalmente un paso alpino en Francia. En Viena, una vez cubrieron una estatua de la emperatriz María Teresa con una burka. En Berlín, subieron a la Puerta de Brandenburgo para desplegar un letrero que decía: “Aseguren las fronteras. Aseguren el futuro”.

“Somos como el Greenpeace de Alemania”, dijo Philip Thaler, de 25 años, estudiante de Ciencias Políticas y cofundador de Generación Identitaria en Halle.

Cuando se trata de la migración, le han quitado todos los rastros de racismo directo a sus palabras. En vez de decir: “Alemania para los alemanes” o “fuera los extranjeros”, hacen un llamado a favor de la “remigración”, es decir, enviar a los inmigrantes que no se asimilen de regreso a sus lugares de origen.

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Se hacen llamar “etnopluralistas”, pues arguyen que todas las culturas prosperarían al seguir siendo muy homogéneas, y acusan a los políticos liberales de maquinar un “gran remplazo” para suplantar a los europeos blancos con musulmanes.

Según esta cosmovisión, los liberales son los que están socavando la democracia occidental al sobresaturar el estado de bienestar y permitir que el islam fundamentalista entre al país.

“La utopía del multiculturalismo era un experimento, pero fracasó”, dice Martin Sellner, líder austriaco carismático de 29 años del movimiento cuya prometida es una YouTuber estadounidense que tiene vínculos con la extrema derecha. “Como el comunismo, el cosmopolitanismo ha fallado”.

La fachada intelectual de lo que en realidad es un argumento contra el pluralismo ahora es típica de la nueva derecha, comentó Kramer. “Cuando la analizas, no es más que las teorías raciales que existían con los nazis”, señaló.

Las distintas capas de la extrema derecha están perfectamente cristalizadas en el edificio de apartamentos de cuatro pisos frente al campus universitario en Halle que albergó el mercado navideño reciente.

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En el piso de arriba se encuentra una organización de financiamiento colectivo llamada “One Percent” y una marca de ropa de extrema derecha. También hay una oficina del Instituto para las Políticas de Estado, un grupo de expertos de extrema derecha cofundado por Götz Kubitschek, un editor prominente, el padrino intelectual de la nueva derecha en Alemania.

Hasta hace dos meses, Hans-Thomas Tillschneider, legislador del partido Alternativa para Alemania (AfD, por su sigla en alemán), de extrema derecha, también tenía aquí su oficina. Se mudó de manera preventiva, mientras los servicios de inteligencia nacionales comienzan a considerar si vigilarán al partido también.

De manera oficial, la AfD no tiene vínculo alguno con Generación Identitaria. Sin embargo, en Halle, los vínculos se pregonaron de manera abierta una tarde reciente.

“Tenemos activistas en las calles, tenemos un grupo de expertos, tenemos una editorial y tenemos un partido político en el Parlamento”, comentó Simon Kaupert de One Percent.

Kaupert solía trabajar para la AfD. En total, “decenas” de simpatizantes de Generación Identitaria trabajan para el partido, señaló.

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Franziska Schreiber, que abandonó la AfD el año pasado y ha escrito un libro sobre el partido, calcula que “por lo menos la mitad de los miembros del ala juvenil de la AfD son seguidores de Generación Identitaria”.

La conexión con la AfD, ahora el principal partido de oposición en el Parlamento alemán, ha planteado preocupación en los círculos de inteligencia, sobre todo después de que, en las manifestaciones callejeras organizadas en la ciudad oriental de Chemnitz a lo largo del verano, se observó que había ciudadanos ordinarios y miembros de la AfD que marchaban junto con extremistas. Los activistas de Generación Identitaria también estaban ahí.

Thomas Haldenwang, el nuevo director de inteligencia nacional, habla de una “nueva dinámica de la derecha” y anunció hace poco que aumentaría el número de agentes que lidian con la extrema derecha en un 50 por ciento. En enero, se espera que su oficina decida si la AfD será sometida a una vigilancia general.

(Christopher F. Schuetze colaboró con el reportaje desde Berlín).

Por Katrin Bennhold / The New York Times

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