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Hashim Thaci: el oscuro pasado del presidente de Kosovo

Los fiscales del Tribunal Especial de La Haya acusaron a Hashim Thaci de haber cometido supuestos asesinatos, desapariciones forzosas, persecuciones y torturas. Esta es la historia.

28 de junio de 2020 - 02:00 a. m.
El presidente de Kosovo, Hashim Thaci, durante una revista militar en Pristina, 2018. / AFP
El presidente de Kosovo, Hashim Thaci, durante una revista militar en Pristina, 2018. / AFP
Foto: AFP - ARMEND NIMANI

Cuando el presidente de Kosovo, Hashim Thaci, vestía uniforme, todos lo llamaban “serpiente”. Se ganó ese apodo, según registraba la prensa europea de los años 90, porque era un hombre temido que no dudó un minuto para organizar una guerrilla que les hiciera frente a las fuerzas de Slobodan Milosevic, el hombre que quiso crear la Gran Serbia a sangre y fuego: desató cuatro sangrientas guerras que dejaron miles de muertos y millones de refugiados.

La guerra de Kosovo (1998-1999), que enfrentó a las fuerzas serbias con la guerrilla independentista kosovar-albanesa, causó más de 13.000 muertos (más de 11.000 kosovares albaneses, 2.000 serbios y se habla también de decenas de gitanos). Fue el último y quizás uno de los más sangrientos conflictos en la antigua Yugoslavia.

Hashim Thaci, hoy presidente de Kosovo, fue sin duda el hombre clave de este conflicto. Comandaba el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK por sus siglas en albanés), un grupo armado independentista albano-kosovar que activó la rebelión contra Belgrado.

Bajo el mando de Serpiente, esta guerrilla y su polémica campaña armada sembraron entre la población el sueño (¿pesadilla?) independentista de Kosovo, entonces una provincia de Serbia. El UCK recibió armas y entrenamiento militar de varios países, pero luego (suele pasar) se convirtió en un dolor de cabeza para Estados Unidos, que encontró en Thaci al interlocutor que necesitaba desde hacía meses para frenar el conflicto.

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Hashim Thaci estudió filosofía e historia en Pristina y fue un líder estudiantil destacado que condenaba a los cuatro vientos la insurrección violenta. Vivió en Suiza y Austria, en donde completó sus estudios para luego irse a la clandestinidad y alzar las armas. Entonces tenía 29 años, pero ya demostraba no solo su destreza en el campo de batalla, sino que hacía gala de sus habilidades diplomáticas y políticas, pues se ganó el reconocimiento del gobierno de Bill Clinton y de varios países europeos. La guerra en Kosovo terminó en 1999 luego de que una batería de bombardeos de la OTAN obligara a las fuerzas serbias a retirarse.

Sin conflicto armado, el comandante Serpiente dejó el uniforme y las botas y se convirtió en el portavoz político del UCK, el hombre de “confianza” de Washington y una ficha clave para la independencia de Kosovo. En 1999 apareció en la escena política internacional en la conferencia de paz en Rambouillet (Francia), donde, con apoyo de Estados Unidos, se consolidó como el indiscutible líder albano-kosovar.

Thaci, sin uniforme

El 18 de febrero de 2008, vestido de civil y ante el Parlamento de Kosovo, Hashim Thaci declaró la independencia de la provincia. Una celebración amarga para él, pues justo en esa época las sombras de su pasado guerrillero comenzaron a perseguirlo. Thaci fue señalado de haber cometido terribles crímenes durante la guerra. “La lucha de Kosovo y UCK fue un combate justo y limpio. Nadie puede reescribir la historia”, aseguró en varias entrevistas ante los crecientes señalamientos.

Para demostrarlo (al menos en público) se declaró a favor de la creación del Tribunal Especial de La Haya para juzgar los crímenes de guerra cometidos por la guerrilla que una vez comandó. “No tengo nada qué esconder, es una oportunidad para abordar el pasado y mirar al futuro”, aseguró.

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Pero en 2010 su reputación sufrió un duro golpe, cuando un informe del Consejo de Europa lo mencionó junto a otros funcionarios kosovares en un caso de tráfico de órganos en campos de detención para serbios y sospechosos de colaborar con Belgrado.

A pesar de las trabas para su creación, finalmente el Tribunal Especial para la guerra de Kosovo vio la luz en 2015 y comenzó a hurgar en el pasado de Thaci. Y aunque en cada entrevista que concedía afirmara que apoyaba ese tribunal, los propios jueces denunciaron su campaña secreta para no ser llevado ante la justicia.

Las acusaciones

Con su popularidad al máximo, Hashim Thaci ganó la presidencia de Kosovo en 2016. Sus simpatizantes afirman que es el único estadista capaz de comunicar con la comunidad internacional y respaldan sus decisiones, incluso la de iniciar diálogos con Serbia, que hoy no reconoce la independencia del país.

Cuando iba rumbo a Washington para cumplir una cita con su homólogo serbio, una mala noticia frustró sus planes. La Fiscalía del Tribunal Especial para Kosovo lo acusó formalmente de crímenes de guerra y contra la humanidad. Según los jueces, el presidente kosovar habría cometido más de cien delitos durante la guerra, “incluidos asesinato, desaparición forzada de personas, persecución y tortura”.

Son cerca de diez cargos los que se le imputan a él y a Kadri Veseli, exjefe de inteligencia de la guerrilla kosovar y actual dirigente del Partido Democrático de Kosovo (PDK). “El acta de acusación argumenta que Hashim Thaci, Kadri Veseli y los otros sospechosos son penalmente responsables de cerca de cien asesinatos”, indicó el tribunal.

Interrogado por la prensa, en abril, sobre una eventual renuncia a su puesto de presidente si el Tribunal Especial para Kosovo lo acusaba de haber cometido crímenes durante la guerra, Thaci respondió: “¿Por qué tendría que renunciar?”.

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