Henri Falcón rival a la medida de Nicolás Maduro

Henri Falcón ha estado en los dos polos del espectro político venezolano y en ambos ha triunfado. Ahora compite en solitario, rebelde de una oposición que lo califica como una marioneta y del oficialismo, que lo ve con capacidad de robarle los votos de los chavistas inconformes.

El Espectador
13 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.
Henri Falcón, candidato del partido Avanzada Progresista. / AFP
Henri Falcón, candidato del partido Avanzada Progresista. / AFP
Foto: AFP - FEDERICO PARRA

Ni muy chavista, ni muy opositor, Falcón ha sabido aprovechar esa dualidad en beneficio propio. En 1999 alcanzó, de la mano del movimiento de Hugo Chávez, la Alcaldía de Barquisimeto, donde estuvo por ocho años para luego aspirar a la Gobernación del estado de Lara. Luego de desobedecer a Chávez al crear su propio movimiento político, en 2013, consiguió desde la oposición la reelección gubernamental.

Pero en un ambiente tan polarizado como el que vive hoy Venezuela, en el que la inflación aumenta año tras año y la emigración ha alcanzado niveles críticos, ese centro parece ser su principal obstáculo la victoria.

“En un ambiente tan polarizado, eres azul o rojo. Si estás en medio, te desdibujas”, explica el analista Edgard Gutiérrez, coordinador de la encuesta Venebarómetro, a la BBC. Para el analista, hay electores que podrían simpatizar con estar en el centro, pero “los polos pesan más”.

Quienes desconfían de Falcón no perdonan su pasado chavista. “Le miran como un ala separada del bloque contrincante que regresa al nido de sus orígenes”, explicó el columnista Rafael García Marvez de El Nacional, quien concuerda con miembros de la oposición venezolana, como Tomás Guanipa, en que la candidatura de Falcón es sólo un montaje para legitimar las elecciones del 20 de mayo.

Pero Falcón insiste en que no es ninguna marioneta. Fiel a su estilo, el candidato ha afirmado que su figura es una alternativa política a la de la MUD. Confía en convencer a aquellos chavistas desencantados con el gobierno de Nicolás Maduro y a los ciudadanos que no comulgan con las ideas de la oposición radical.

“El fracaso de este gobierno y de este modelo (chavista) lo habíamos adelantado hace ocho años, cuando salimos porque no seguimos comulgando con una visión sectaria, clientelar, populista”, afirmó hace poco Falcón, buscando desligarse de su pasado, pero esto ha sido difícil de olvidar por figuras como Julio Borges y María Corina Machado.

Incluso la OEA ha visto con desconfianza la candidatura de Falcón. Hace poco el secretario general de la organización, Luis Almagro afirmó que el candidato era “un instrumento del gobierno bolivariano para dividir la oposición, y su candidatura terminó probándolo”.

Pero quienes lo defienden lo ven como un candidato de unidad, que amenaza no sólo los intereses del oficialismo de Maduro, sino también los de la MUD. Sus seguidores insisten en que Falcón es capaz de unir el voto opositor y el chavista desencantado. De allí que ambos frentes le hayan declarado la guerra.

“Llama la atención la infausta coincidencia entre los laboratorios de guerra sucia oficialista y sus similares de la oposición abstencionista”, afirmó Mario Villegas en el portal Contrapunto. Para el columnista, la decisión de la MUD de no acompañar a Falcón termina por beneficiar a Maduro, que se asegurará una victoria sin resistencia.

Precisamente, Falcón ha buscado promover el voto, algo que la MUD ha optado por desestimular. “La abstención no tiene destino, no tiene ningún fin, no tiene utilidad”, ha dicho reiteradamente en sus eventos de campaña. De acuerdo con Falcón, invitar a no votar es un error cuando la gente tiene la posibilidad de manifestar su descontento.

Esa desilusión es precisamente la que busca seducir Falcón, que ha dicho que restablecerá las relaciones económicas, de comercio, pero también políticas, con la comunidad internacional. Además, ha planteado la dolarización para frenar la inflación.

Pero para muchos es difícil desprenderse del Henri Falcón que le hablaba al oído a Chávez, que lo acompañó en 1998 y que obtuvo sus cargos de elección popular izando sus banderas. Porque como dijo Óscar Hernández de El Nacional, “Hasta la mayoría de los chavistas prefieren a Falcón si es el precio que tienen que pagar para que de alguna manera sobreviva el legado de su líder fallecido”.

Por El Espectador

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