Nueve días antes de dejar la Casa Blanca, Donald Trump, anunció que incluía a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, de la que había sido retirada en 2015 por el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), durante el “deshielo” de la relación bilateral.
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, lamentó esa decisión y llamó al nuevo gobierno de Estados Unidos, encabezado por Joe Biden, a revertir la decisión.
“Lamentamos mucho la decisión de Trump de incluir a Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo. Esta decisión fue tomada en las últimas horas de su mandato. Y esperamos que la nueva administración la revierta”, declaró durante una rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
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Por su parte, el jefe de la diplomacia rusa afirmó que Cuba es un ejemplo claro “de lo nocivos que resultan los enfoques unilaterales” y defendió “la necesidad de revisarlos”.
“La UE y nosotros tenemos al respecto un enfoque absolutamente idéntico. Es necesario resolver todos los problemas con cualquier socio internacional exclusivamente a través del diálogo”, dijo.
Lavrov sostuvo que “las presiones, ultimátumes, sanciones, castigos, restricciones extraterritoriales son métodos y herramientas provenientes del pasado colonialista”.
Trump reintegró el pasado 11 de enero, nueve días antes de abandonar la Casa Blanca, a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, de la que había sido retirada en 2015 por el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), durante el “deshielo” de la relación bilateral.
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El secretario de Estado, Mike Pompeo, dio a conocer la decisión que justificó con el hecho de que la isla ha brindado “apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar refugio seguro a terroristas”.
En específico, aludió a la negativa de La Habana a extraditar a diez líderes de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que viajaron a la isla para mantener negociaciones con el Gobierno colombiano y a varios fugitivos estadounidenses buscados por la justicia o condenados por cargos de violencia política.