La contradictoria derecha alemana

La formación política nacionalista, euroescéptica y antiinmigración que hizo historia el domingo cuando llegó al Parlamento por primera vez en cincuenta años, está dirigida por dos políticos con visiones contrapuestas.

Redacción Mundo
27 de septiembre de 2017 - 10:08 p. m.
Alexander Gauland (izq.) y Alice Weidel comparten la cabeza de lista de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). / AFP
Alexander Gauland (izq.) y Alice Weidel comparten la cabeza de lista de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). / AFP
Foto: AFP - TOBIAS SCHWARZ

Alice Weidel, la “moderada” 

Hajo Funke, politólogo del Instituto Otto Suhr para la Ciencia Política de la Universidad Libre de Berlín, estima que en torno a “la mitad” de los nuevos parlamentarios de Alternativa para Alemania  (AfD) son “radicales de derecha”, aunque se presenten como meros políticos conservadores. Este partido obtuvo el 13% de los votos, lo que le otorga entre 86 y 89 miembros en el Parlamento.

Alice Weidel,  cabezas de lista de (AfD), ganó gracias aun discurso, según dice, “más moderado”, aunque el diario Die Welt reveló en campaña un correo electrónico suyo de 2013 en el que tachaba a los miembros del Gobierno de “cerdos” y “marionetas de las potencias vencedoras” de la II Guerra Mundial y alertaba de que Alemania estaba siendo “inundada por pueblos de culturas extrañas como árabes y gitanos”.  Es conocida especialmente por sus posturas contra la inmigración, la cual asegura querer llevar a cero en el país, y advierte constantemente sobre la “islamización” de Alemania.

Prometió que con su llegada al Bundestag pedirá que se declare inconstitucional el matrimonio homosexual. Una paradoja teniendo en cuenta que Weidel vive con su novia procedente de Sri Lanka con quien cría a dos niños.

El partido la muestra como la cara joven y progresista. Tiene 38 años, es economista  y trabajó como consutora en Goldman Sachs. Pide la eliminación de la enseñanza del islam en las escuelas y propone “detener la reducción de nuestra población ancestral con una política nacional de población”, según reza en el program a de la AfD, que Weidel promete defender. Señala el documento que apuesta por la prohibición del aborto para promover la natalidad y asegurar con ello la continuidad del pueblo alemán. Tras su victoria el domingo propuso llevar a los tribunales a la canciller Angela Merkel por su postura frente a la migración. 

Alexander Gauland, a la caza de Merkel

“Queremos cazar a Merkel y rescatar a nuestro pueblo y a nuestro país. ¡Cambiaremos a este país!”, fue lo primero que dijo Alexander Gauland tras los resultados del domingo. Este abogado y periodista de 76 años nació en Sajonia, región en donde la ultraderecha logró la mayoría de votos, básicamente por la política migratoria deMerkel de recibir más de un millón de refugiados.

Fue miembro de partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderado por Merkel, hasta 2013, cuando funda Alternativa Electoral 2013, el nombre de la primera versión de AfD, como reacción a la decisión del gobierno alemán de aprobar ayuda financiera para Grecia.

Su círculo más íntimo está compuesto por personas como Jens Maier, juez en Dresde, quien mostró su simpatía hacia el neonazi Anders Behring Breivik, que mató a 77 personas en 2011 en Noruega. Según él, el asesino actuó “por desesperación” frente al multiculturalismo.

Gauland aseguró hace apenas unas semanas que desearía “desechar” en Anatolia —entsorgen, término aplicado en Alemania a la eliminación de basura— a la comisionada del Gobierno alemán para la Integración, la socialdemócrata de origen turco Aydan Özoguz.

Trascendió además un discurso de primeros de septiembre en el que animó a los alemanes a sentirse “orgullosos” de los actos del ejército nazi en la II Guerra Mundial. Propone la eliminación del derecho de asilo y se opone a que los hijos de inmigrantes nacidos en Alemania tengan derecho a la nacionalidad alemana. Dijo que Jerome Boateng, jugador del Bayern de Múnich y de la selección alemana de origen ghanés, era admirado por su habilidad con el balón, pero que “nadie quiere ser su vecino por su color de su piel”.

 

Por Redacción Mundo

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