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El presidente ruso, Vladímir Putin, designó hoy al diplomático Serguéi Mélik-Bagdasárov como nuevo embajador de Rusia en Venezuela.
Mélik-Bagdasárov, que sustituirá a Vladímir Zaemski, quien fue embajador en Caracas durante más de 10 años, ocupó hasta ahora el cargo de subdirector del Departamento de América Latina del Ministerio de Exteriores de Rusia.
Zayemski fue embajador en Venezuela desde 2009. Con otro decreto Putin lo liberó también de sus responsabilidades como embajador de Haití y la República Dominicana.
El nuevo embajador ruso en Venezuela también fue ministro consejero en la embajada de Rusia en España.
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A principios de mes, Mélik-Bagdasárov acompañó al canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, en su visita a Venezuela, donde sostuvo reuniones con el presidente, Nicolás Maduro; la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y el canciller, Jorge Arreaza.
Rusia es uno de los mayores aliados políticos y comerciales del Gobierno de Nicolás Maduro, en el poder desde 2013, especialmente en el contexto de la creciente crisis política y económica que afecta a la nación caribeña.
El Kremlin, que mantiene una firme posición de rechazo a las intenciones de Estados Unidos y varios países de la región de buscar un cambio de gobierno en Venezuela, también ha profundizado sus lazos con Caracas en los últimos años en busca de un nuevo reposicionamiento geopolítico.
Desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, las relaciones entre ambas naciones se fortalecieron y se estableció una sólida alianza en aspectos energéticos, geopolíticos, diplomáticos y de cooperación militar. Venezuela fue uno de los primeros aliados internacionales de Vladimir Putin al asumir la presidencia por primera vez en el año 2000.
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En un momento en el que las relaciones internacionales parecen frágiles, la relación entre Caracas y Moscú se ha mantenido firme, sin vaivenes hasta la fecha. Tras la muerte de Chávez, Nicolás Maduro asumió el poder y el apoyo del Kremlin ha sido incluso mayor en estos años.
La autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, y su consiguiente reconocimiento por parte de Estados Unidos y otros cincuenta países, hizo que Putin reforzara sus lazos con Maduro. Si bien el gobierno chavista se ha visto asfixiado por las numerosas sanciones que Washington le ha impuesto, el impacto habría sido mayor de no ser por el apoyo incondicional de Rusia.
La presión internacional en contra de Maduro le ha hecho ser objeto de millonarias sanciones que, sin el apoyo de Rusia, habrían provocado un golpe casi letal al gobierno chavista.
Por ejemplo, en años recientes, Rosneft se ha convertido en el socio petrolero más grande de Venezuela y un prestamista de emergencia, pues ha adquirido acciones en cinco proyectos de producción de crudo y le ha prestado al gobierno de Maduro alrededor de 7.000 millones de dólares a cambio de petróleo.
Los vínculos cercanos con Rusia han permitido que Putin desafíe a Estados Unidos en su propio territorio. Estos vínculos económicos y personales probablemente han convertido a Rusia en el único aliado incondicional, además de Cuba, de Venezuela y el chavismo.