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La jefa del ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, recibió duras críticas durante una reunión pública este jueves en la que intentó reestablecer el contacto con la población local, tras meses de manifestaciones prodemocracia, a veces violentas, en Hong Kong. Esta "sesión de diálogo" representó el primer intento de la dirigente de reunirse con sus detractores después de casi cuatro meses de manifestaciones semanales.
La excolonia británica atraviesa su crisis más grave desde su retrocesión a Pekín en 1997, con acciones casi diarias para denunciar la pérdida de libertades y la creciente injerencia de Pekín. Durante el acto de este jueves, Lam negó las críticas sobre que la reunión se trataba de una operación de comunicación y dijo que ella estaba ahí para escuchar a la población tras la fuerte caída de confianza hacia su gobierno. "La mayor responsabilidad recae sobre uno mismo, no eludiré a esta responsabilidad", aseguró.
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Más de 20.000 habitantes de Hong Kong solicitaron participar en el encuentro, que duró dos horas en un gimnasio del barrio de Wanchai. Según las autoridades, los 150 participantes fueron escogidos por sorteo y se les pidió que dejaran en la entrada cualquier objeto asociado con las manifestaciones, ya se tratase de paraguas, cascos, máscaras antigas o pancartas.
Las preguntas de los asistentes fueron elegidas al azar y en comparación con las tensas manifestaciones el ambiente resultó más bien cordial. Miles de manifestantes se concentraron, sin embargo, en la parte exterior del gimnasio de Wanchai donde entonaron cánticos de protesta.
Tras la conclusión del acto, un grupo de policías intentó formar un pasillo entre los manifestantes concentrados afuera y Lam tuvo dificultades para abandonar el recinto.
"Todo el mundo perdió la confianza"
Algunos de los asistentes dieron ciertas muestras de simpatía a Lam, pero la mayoría de las intervenciones fueron críticas con la acción de su ejecutivo, y pidieron que se abriera una investigación sobre la violencia policial.
"La policía se convirtió en una herramienta del gobierno y ahora no existe ningún medio para controlar los abusos policiales", denunció una mujer, con el rostro cubierto por una máscara médica.
"Todo el mundo perdió la confianza a la policía", dijo otra asistente. Desde el público también se reprochó a Lam que hubiera dejado en manos de las fuerzas de seguridad una cuestión que sólo se puede resolver a través de la política.
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"Dices que quieres escuchar a la gente, pero la gente estuvo expresando sus reivindicaciones durante tres meses", le echó en cara un hombre.
De los 30 asistentes que intervinieron durante el acto, 24 se mostraron críticos con el gobierno, dos adoptaron una posición neutral y cuatro expresaron su simpatía por la acción del ejecutivo. No obstante, se desconoce si la dirigente hongkonesa puede aportar nuevas soluciones para satisfacer las reivindicaciones de los manifestantes.
La movilización se inició en junio en oposición a un proyecto de ley que preveía autorizar las extradiciones hacia China continental.
Aunque el gobierno local renunció a esta medida a principios de septiembre, los manifestantes prodemocracia continuaron con las protestas y denuncian principalmente el retroceso de las libertades y la creciente injerencia de Pekín en los asuntos de la región, al no convocar unas verdaderas elecciones libres.